Confinamiento con un familiar con Alzheimer: explicar la situación
Las consecuencias del estado actual de alarma sanitaria generada por el coronavirus nos afectan a todos. Pero cuando en la familia hay personas particularmente vulnerables, la gestión es aún más complicada. Es el caso de las personas con Alzheimer o con cualquier tipo de demencia.
Las medidas drásticas que se han debido adoptar, como el distanciamiento social, el teletrabajo o la suspensión de la actividad académica, entre otras, suponen un cambio radical en las rutinas habituales de las familias. Además de unas recomendaciones generales para sobrellevar el día a día, es importante reflexionar sobre cómo comunicar la situación a las personas que padecen deterioro cognitivo.
La importancia de comprender la situación
Las personas que padecen deterioro cognitivo o demencia, tienen una menor capacidad para gestionar esta necesidad de reajuste. Por eso, los cuidadores, los familiares y otras personas de su entorno buscan formas de acompañar en este proceso para proporcionarles el mayor confort y bienestar posible.
Es muy importante dar explicaciones que permitan a la persona con Alzheimer comprender el porqué del cambio de rutinas en la familia, por qué no pueden salir de casa, no hay paseos, no van a visitar a familiares o no está asistiendo al centro de día. Si la persona enferma no recibe explicaciones se sentirá confundida, no tenida en cuenta y, fácilmente, se incrementará su nerviosismo e inquietud, pudiendo conllevar alteraciones conductuales que dificulten aún más la gestión de la situación.
La fase de la enfermedad y el grado de afectación del lenguaje condiciona la comunicación con la persona con Alzheimer y cómo deberemos adaptar el mensaje para procurar que, de forma básica y esencial, reciba una respuesta a su desconcierto.
En función, pues, de cada caso, adaptaremos la explicación a la capacidad de asimilación, siguiendo algunos consejos para facilitar la comunicación con la persona con Alzheimer, entre los que Glòria Mas, neuropsicóloga y terapeuta del Área Social y de Divulgación, destaca los siguientes:
- Asegurarnos de que la persona con Alzheimer nos presta atención. Espacios muy ruidosos, con muchos estímulos o actividad van a dificultar tal fin.
- Dar mensajes claros y breves. Ser concisos en nuestro mensaje es un buen facilitador de la comunicación.
- Compartimentar la información, es decir, dar la información por partes y a un ritmo que la persona con Alzheimer pueda seguir.
- Dejar tiempo para que pueda procesar lo que se le está explicando.
- Repetir la información cuantas veces sea necesaria. Entender la información dada le puede resultar complejo, así que repetiremos cuantas veces sea necesario, de la forma más simplificada posible. Hay que comprender que las dificultades de memoria y adquisición de nueva información propias de la enfermedad jugarán su papel en la reiteración de las mismas preguntas, como en otras circunstancias.
- Dar tiempo para que se pueda expresar, plantear dudas o ver qué es lo que más le preocupa.
- No interrumpir cuando la persona con Alzheimer se está expresando: si lo hacemos, es más fácil que no podamos comprender sus inquietudes y podemos provocar mayor estado de nerviosismo
- Potenciar el uso de la comunicación no verbal como sistema de apoyo a lo que estamos diciendo, ya sea por el tono, el volumen, la gestualidad o la expresión facial.
Qué información dar a una persona con Alzheimer sobre la crisis del coronavirus
Hay mucha información acerca del coronavirus en los medios de comunicación, por ello es conveniente atender a fuentes de información oficiales y fiables, tal y como recomendamos en este otro artículo.
Lógicamente, no hay una fórmula única que valga para todos los casos y situaciones, pero algunas explicaciones clave pueden ayudar a la persona con Alzheimer a comprender la excepcionalidad de la situación y por qué las cosas ahora mismo son diferentes a lo habitual. Como hemos dicho, adaptaremos los mensajes y daremos mayor o menor detalle según su capacidad cognitiva, pero también según su desasosiego y requerimiento de saber. Proponemos aquí algunos mensajes a trasladar:
- Hay un virus nuevo que se contagia muy fácilmente y está causando que mucha, mucha gente tenga que ir al médico o ingresar en el hospital. Se llama coronavirus.
- Este virus causa unos síntomas parecidos a una gripe, como son tos, fiebre y dificultad de respiración.
- En la mayoría de casos los síntomas son leves pero, si se infecta mucha, mucha gente, como ya ha pasado en otros países, los servicios médicos no dan abasto y no se puede atender adecuadamente a todo el mundo que lo necesita.
- Las personas mayores o que tienen otras enfermedades pueden sufrir más complicaciones, que pueden llegar a ser graves o muy graves.
- Por todo ello, las autoridades sanitarias y del gobierno han pedido que, durante unos días, todo el mundo se quede en su casa o en el lugar donde vive normalmente.
- Como se contagia muy fácilmente y las personas mayores son especialmente sensibles, tenemos que evitar salir de casa y no podemos recibir visitas de otras personas, aunque estén sanas, porque cualquiera puede ser portador del virus y no saberlo (particularmente niños y jóvenes, por eso también minimizamos el contacto con ellos).
La prioridad debe ser exponer la situación actual y las limitaciones con que nos encontramos a la persona con Alzheimer de forma sencilla y comprensible escuchándola atentamente y observando su reacción para procurar dar respuesta a sus dudas e inquietudes.
Cuestiones técnicas como tratar de definir científicamente qué es el coronavirus, de dónde proviene o cuáles son las cifras de personas afectadas seguramente generará mayor intranquilidad y angustia. No obstante, vale la pena procurar incluir en nuestra explicación aspectos prácticos tratar de frenar entre todos la cadena de contagios, como la importancia del lavado de manos frecuente o tirar el pañuelo una vez utilizado. Esto puede ayudar a obtener su colaboración.
Se deben dar mensajes claros de que la situación está siendo abordada por las autoridades competentes y que estamos siguiendo aquellas directrices recomendadas para preservar nuestro bienestar, entre ellas no salir de casa y no mantener contacto físico con otras personas.
También es importante decir que todo el mundo está igual, es decir, que estas indicaciones las ha de seguir toda la población. Todo ello haciendo hincapié en que seguiremos cuidando de ellos con cariño y afecto, como lo hacemos habitualmente, e involucrando a todos los seres queridos para trasladar este mensaje. Y, que si no podemos ser nosotros presencialmente, por estas limitaciones, siempre habrá alguien cerca de él o ella que le cuidará y le ayudará y que mantendremos el contacto por otras vías (teléfono o videollamadas, por ejemplo).
Aún teniendo en cuenta todas estas recomendaciones, es posible que se den momentos de incertidumbre, desconcierto, desasosiego o ansiedad. Si detectamos que se debe a dudas, preocupación o malestar por la situación generada por el coronavirus, recuperaremos los mensajes claros y concisos para aportar serenidad, repitiendo las consignas si es necesario, con mucha paciencia. A su vez, no obstante, seremos muy cautos con ello, a fin de evitar mantener conversaciones monotemáticas o repetitivas sobre el tema. Por eso, es muy importante establecer unas rutinas que incluyan diferentes actividades que ayuden a mantener el bienestar físico y mental.
La importancia de nuestra actitud en la transmisión de información
Tanto o más importante que el contenido de la información que le traslademos lo es nuestra actitud al hacerlo. A menudo sucede que una persona con deterioro cognitivo o demencia no comprende muy bien el contenido de una conversación, pero sí la emocionalidad que la acompaña. Si nosotros nos mostramos tranquilos, seguros y confiados, es más probable que la persona con Alzheimer lo reciba con mayor tranquilidad, seguridad y confianza. Si, por el contrario, nos mostramos nerviosos, asustados o confusos, esas serán las sensaciones que más fácilmente trasladaremos. Es lo que se conoce como el “contagio emocional”.
En resumen, ante circunstancias excepcionales como la actual, compartiremos la información de forma ajustada a la capacidad de comprensión de la persona con Alzheimer, resolviendo sus dudas, reconfortándola y procurando dinámicas cotidianas que favorezcan la actividad y la estimulación. Nos puede ayudar mucho también planificar el día a día, mantener la calma, procurar actuar con optimismo, tratar de comprender con empatía y, sobre todo, tener mucha paciencia.
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