Reflexiones en torno a la brecha digital y las personas mayores

Reflexiones en torno a la brecha digital y las personas mayores

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5 junio, 2025
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    Es importante reflexionar sobre la creciente digitalización de los servicios y las transacciones comerciales en el día a día de la sociedad y cómo, para algunos colectivos, tiene un impacto en su integración en la vida cotidiana. La Asociación de Internet de las Personas, EMANCIPATIC, nos adentra con este artículo en la cuestión de la brecha digital y las personas mayores. Sin duda, es una necesaria invitación a la reflexión. 


    El cambio tecnológico en la base de la brecha digital y las personas mayores

    Las tecnologías disruptivas están cambiando rápidamente las reglas del juego en muchos ámbitos. Las organizaciones más maduras son cada vez más propensas a ser muy complejas y potencialmente lentas para innovar, y quedan rezagadas en la entrega de nuevas soluciones a sus clientes. Estas organizaciones se encuentran compitiendo con organizaciones más pequeñas y de reciente creación (las llamadas startups) que son capaces de producir de manera rápida productos que se ajustan a las necesidades de sus clientes. Esta velocidad de cambio seguirá impulsando a las grandes organizaciones a adoptar una mentalidad ágil a fin de mantenerse competitivas y ganar clientes digitales satisfechos, pero esto contrasta con el cambio sociodemográfico de la población.

    Las proyecciones demográficas de la población española indican que cada vez habrá más personas mayores, es decir, nos encaminamos a una sociedad en progresivo envejecimiento. Si analizamos la previsión por grupos de edad, la pérdida de población en 2052 afectará especialmente a las personas de entre 16 y 64 años (caerá un 32 %, casi 9,9 millones de personas menos), y a los menores de 15 años (previéndose una disminución del 26 %, casi dos millones de personas).

    Por el contrario, las personas de mayor edad serán más: 7,2 millones de personas de más de 65 años, lo que representa un incremento del 89 %. Al principio de la segunda mitad del siglo XXI, más de un tercio de la población española superará los 65 años.

    A la vista de lo anterior, está claro que habrá muchas más personas mayores. Tanto en números globales como, especialmente, en el porcentaje sobre el total de la población. En la sociedad hacia la que nos dirigimos:

    • Se vivirá más tiempo. Aumentará significativamente la esperanza de vida. 
    • Se vivirá con mejores condiciones de salud. Se dispondrá de más tiempo para, por ejemplo, formarse, asistir a clases, conferencias, etc. 

    ¿El envejecimiento de la población es un problema o una oportunidad?

    Los datos anteriores son cifras, números objetivos. A partir de ellos se pueden extraer muchos análisis. Sin embargo, con más frecuencia de la que sería deseable, hablar de envejecimiento supone adoptar una visión negativa, algo que se refleja de manera frecuente en conductas edadistas

    Las personas de edad avanzada constituyen un grupo más de la sociedad y tienen sus particularidades, tal y como las posee cualquier otro grupo poblacional. Se ha creado un estereotipo al relacionar a los mayores con problemas. 

    En cierta medida, proviene de la concepción o de la típica estructuración de la gestión de las edades en tres periodos claramente establecidos: formación, empleo y jubilación. En los tiempos actuales, y mucho más en los venideros, veremos un cambio sustancial en la caracterización del ciclo de vida de las personas.

    Es necesaria, pues, la adaptación de nuestra sociedad al aumento de la esperanza de vida, a la presencia de cada vez más personas mayores y en mejor estado. Es fundamental poner en valor su capacidad de aprendizaje y de adaptación.

    Asistencia presencial y accesibilidad universal: claves para afrontar la brecha digital en las personas mayores

    La brecha digital representa una de las principales amenazas para la inclusión y la igualdad social en la era digital. Sus causas son múltiples: desigualdad socioeconómica, falta de competencias digitales, barreras geográficas, complejidad de los trámites online y ausencia de acompañamiento adecuado. Esta situación genera frustración y dependencia, especialmente entre personas mayores y colectivos vulnerables, que ven dificultado su acceso a derechos y servicios básicos.

    Sin embargo, es fundamental recordar que la asistencia presencial en los servicios públicos está reconocida como un derecho tanto en el marco regulatorio español como europeo, y constituye una garantía clave de accesibilidad universal. Así lo establecen la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, el Real Decreto 193/2023 y la reciente Ley 8/2024 de accesibilidad universal, que obligan a las administraciones y entidades públicas y privadas a asegurar que todas las personas puedan acceder a los servicios, tanto por canales digitales como de forma presencial, sin discriminación y en igualdad de condiciones.

    La accesibilidad universal implica eliminar barreras físicas, tecnológicas, cognitivas y de comunicación, y exige que los servicios públicos ofrezcan alternativas presenciales para quienes lo requieran, garantizando así el derecho a la información, la atención y la participación social. Este principio se refuerza en la normativa europea y en la estrategia de la Unión Europea sobre los derechos de las personas con discapacidad, que subrayan que la accesibilidad es condición indispensable para la vida independiente y la igualdad de oportunidades.

    Diferencias clave: brecha digital, pobreza digital y abismo digital

    Concepto

    Definición

    Ejemplo/principal impacto

    Brecha digital

    Desigualdad en acceso, uso y formación en TIC.

    Personas mayores que no pueden pedir cita médica online.

    Pobreza digital

    Uso precario de TIC por falta de recursos o contexto social/cultural.

    Hogares sin recursos para dispositivos y datos.

    Abismo digital

    Disparidad estructural y extrema en acceso y uso de TIC, que perpetúa la exclusión.

    Zonas rurales sin internet. 

     

    La digitalización de los servicios públicos, si no se acompaña de alternativas presenciales y medidas inclusivas, puede aumentar la frustración y la exclusión social. La brecha digital en personas mayores conlleva dificultades para realizar trámites sencillos en línea, lo que puede derivar en la renuncia a derechos, dependencia de terceros y mayor riesgo de aislamiento.

    Garantizar la asistencia presencial no es solo una cuestión de calidad de servicio: es un derecho respaldado por la legislación y esencial para la accesibilidad universal. Obliga a las administraciones a ofrecer atención personalizada y a adaptar los procedimientos para que ninguna persona quede atrás por motivos tecnológicos, económicos o de capacidad.

    Recomendaciones para paliar la brecha digital en personas mayores

    La accesibilidad universal y la asistencia presencial son derechos reconocidos en la normativa española y europea, y constituyen la base para que todas las personas puedan ejercer plenamente su ciudadanía en igualdad de condiciones. Por ello, y para minimizar el impacto de la brecha digital en personas mayores, se recomienda:

    • Mantener y reforzar los canales presenciales en la administración y los servicios públicos, junto a la digitalización.
    • Simplificar los trámites digitales y adaptar el lenguaje y el diseño a todos los perfiles de usuarios.
    • Ofrecer formación y acompañamiento continuos, presenciales y personalizados.
    • Promover políticas inclusivas que garanticen el acceso universal y equitativo a la tecnología y los servicios.

    En resumen, la lucha contra la brecha digital en personas mayores exige no solo impulsar la formación y el acceso a la tecnología, sino también garantizar la asistencia presencial como derecho fundamental, tal y como reconoce la normativa española y europea. Solo así se asegura la accesibilidad universal y la igualdad de oportunidades, lo que evita que la digitalización se convierta en una nueva forma de exclusión. 

    Infografía sobre Envejecimiento Cognitivo

    Artículo elaborado en colaboración con Asociación de Internet de las personas. Emancipatic

     

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