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Edadismo hacia las personas mayores: qué es y cómo combatirlo

5 min lectura
16 julio, 2024
Índice de contenidos

    El edadismo (o discriminación por motivos relacionados con la edad) es el conjunto de estereotipos y prejuicios que presuponen que todas las personas de una determinada edad piensan y se comportan de igual manera o tienen las mismas necesidades o intereses. Son comportamientos edadistas, por ejemplo, excluir o invisibilizar a las personas mayores, infantilizarlas en el trato o presuponerlas frágiles o menos capaces simplemente por tener una determinada edad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su campaña mundial contra el edadismo profundiza sobre este concepto, sus efectos y el tipo de estrategias a poner en marcha para paliarlo. En este artículo presentamos un resumen.


    ¿Qué es el edadismo?

    En el contexto de la campaña de la OMS para combatir el edadismo, se publica el Informe mundial sobre el edadismo y se justifica así su razón de ser: 

     

    La edad es una de las primeras características que observamos en otras personas. El edadismo surge cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas por atributos que ocasionan daño, desventaja o injusticia y menoscaban la solidaridad intergeneracional. El edadismo perjudica nuestra salud y bienestar y constituye un obstáculo importante para la formulación de políticas eficaces y la adopción de medidas relativas al envejecimiento saludable, tal como reconocieron los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Estrategia y plan de acción mundiales sobre el envejecimiento y la salud, y en el Decenio del Envejecimiento Saludable (2021-2030).

     

    El edadismo hace referencia a los estereotipos, los prejuicios y la discriminación hacia las personas asociados a la edad. Es decir, la forma de pensar, sentir y actuar con respecto a los demás en función de la edad que tienen. Es un fenómeno que está presente, de forma aceptada y naturalizada, en casi todos los ámbitos de la sociedad y del que conviene estar alerta a sus diferentes formas para tomar conciencia de ellas y poder combatirlas: 

    Edadismo institucional

    Se habla de este tipo de edadismo ante leyes, normativas o servicios que discriminan y limitan las oportunidades o la participación de las personas según su edad. Por ejemplo, cuando en el entorno sanitario la decisión de llevar a cabo algún tratamiento se basa en una parte importante en la edad de la persona. O, en el contexto financiero, las limitaciones que la brecha digital puede suponer para las personas mayores, si sus necesidades particulares no son atendidas adecuadamente. 

    Edadismo interpersonal

    Se produce cuando la discriminación por edad se manifiesta en la interacción entre personas. Se puede manifestar cuando se margina, menosprecia o, incluso, invisibiliza a una persona, o a un colectivo, con base en su edad. El lenguaje que utilizamos, por ejemplo, está plagado de términos que perpetúan estereotipos negativos asociados al envejecimiento, como veremos más adelante.

    Edadismo autoinfligido

    A veces son las propias personas mayores que acaban interiorizando discursos negativos relacionados con la edad y actúan según lo que han asumido de ellos, perjudicándose a sí mismas. Por ejemplo, haciendo que las personas se perciban a sí mismas menos capaces de lo que realmente son y, en consecuencia, renuncien a oportunidades de crecimiento personal, de autocuidado o de participación social, porque pueden decir o pensar: Ya soy mayor para…

    Las actitudes edadistas parten del supuesto que las personas mayores han perdido capacidades, aportan poco valor social y no pueden tomar decisiones por ellas mismas. El resultado es una simplificación de la realidad y una perpetuación de estereotipos que obvian sus necesidades, ignoran sus opiniones e invisibilizan su aportación a la sociedad.

    Efectos del edadismo en el bienestar 

    Según la OMS, el edadismo impacta negativamente en la salud y el bienestar de las personas. En el caso de las personas mayores tiene efectos en:

    Cuando el lenguaje refleja edadismo

    El lenguaje, en gran parte, refleja el pensamiento o las concepciones asumidas, aunque, a menudo, no seamos conscientes de ello, porque, quizás, nos limitemos a reproducir usos y expresiones habituales en nuestro entorno sin pararnos a reflexionar sobre sus posibles significados implícitos. Y, sí, las palabras importan, y mucho, porque transmiten actitudes y percepciones. 

    A este respecto, la Fundación “la Caixa” ha publicado un Glosario sobre edadismo. En él se recogen muchas palabras y expresiones que a menudo se utilizan en referencia a las personas mayores y que reflejan edadismo. Las agrupan según tres formas habituales de edadismo. Veamos algunos ejemplos para cada una de ellas:

    • Infantilización. Cuando se emplea lo que los anglosajones denominan “elderspeak” (o “baby talk”), es decir, un lenguaje de alguna forma adaptado para dirigirse a personas mayores o en edad infantil. Se pueden emplear entonaciones particulares, excesivamente melódicas o con un tono de voz agudo o elevado. También se englobarían aquí el uso de diminutivos (viejita, los abuelitos…), el uso generalizado de posesivos (nuestros mayores) o aludir a las personas mayores diciendo: son como niños.  
    • Despersonalización. Aplica cuando no se tiene en cuenta la singularidad de cada persona mayor: no se atiende a sus necesidades específicas ni a sus preferencias. En consecuencia, se tiende a tratarlas a todas de forma homogénea y poniéndolas en un mismo saco: los jubilados, los pensionistas, los abuelos… También entraría aquí el asumir que: con la edad, se pierde la cabeza, algo que perpetúa etiquetas como la “demencia senil”, que hoy en día sabemos que no corresponde a ningún diagnóstico médico aceptado en las clasificaciones oficiales. 
    • Deshumanización. Se produce cuando se pierde la empatía al tratar con personas mayores y no se potencia su autonomía, no se respeta su privacidad o se le veta o limita su participación en la toma de decisiones (tal vez incluso cuando se refieren a su propia persona o a sus intereses). Algunas expresiones deshumanizadoras al referirse a personas mayores son: carca, dinosaurio o momia

    Estos son solo algunos ejemplos de cómo el lenguaje puede contribuir a perpetuar estereotipos hacia las personas mayores y a su discriminación por su edad. 

    Estrategias para reducir el edadismo

    El edadismo provoca daños, desventajas e injusticias y las personas mayores son el colectivo que más padece sus efectos. La reducción del edadismo requiere que instituciones, empresas, organizaciones y medios de comunicación adopten estrategias de transformación que pongan en valor la aportación social de las personas mayores. Entre ellas se encuentran las siguientes:

    • Fortalecer las leyes que garanticen los derechos humanos y los derechos de las personas mayores.
    • Establecer vigilancia que asegure la aplicación de normas para evitar el edadismo.
    • Poner en marcha iniciativas educativas que ayuden a mejorar la empatía y reducir los prejuicios existentes.
    • Fomentar la interacción entre personas de distintas generaciones para generar respeto, tolerancia y reconocimiento.
    • Generar cambios en el uso del lenguaje para erradicar palabras y expresiones que contribuyan a perpetuar el edadismo. En este sentido, tienen un papel clave los medios de comunicación. Es de destacar y valorar la publicación de una Guía para una comunicación libre de edadismo hacia las personas mayores, por parte de HelpAge España.
     

    En conclusión, reducir el edadismo presente en nuestra sociedad pasa por concienciar de sus nocivos efectos y educar en el respeto y el buen trato. Es necesario fomentar una visión del envejecimiento como una etapa más de la vida, libre de estereotipos y generalizaciones, donde las personas mayores sean reconocidas en su diversidad y como ciudadanos de pleno derecho. 

     

    Publicado originalmente el 31 de enero de 2023, actualizado el 16 de julio de 2024.

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