Cuando el lenguaje refleja edadismo
El lenguaje, en gran parte, refleja el pensamiento o las concepciones asumidas, aunque, a menudo, no seamos conscientes de ello, porque, quizás, nos limitemos a reproducir usos y expresiones habituales en nuestro entorno sin pararnos a reflexionar sobre sus posibles significados implícitos. Y, sí, las palabras importan, y mucho, porque transmiten actitudes y percepciones.
A este respecto, la Fundación “la Caixa” ha publicado un Glosario sobre edadismo. En él se recogen muchas palabras y expresiones que a menudo se utilizan en referencia a las personas mayores y que reflejan edadismo. Las agrupan según tres formas habituales de edadismo. Veamos algunos ejemplos para cada una de ellas:
- Infantilización. Cuando se emplea lo que los anglosajones denominan “elderspeak” (o “baby talk”), es decir, un lenguaje de alguna forma adaptado para dirigirse a personas mayores o en edad infantil. Se pueden emplear entonaciones particulares, excesivamente melódicas o con un tono de voz agudo o elevado. También se englobarían aquí el uso de diminutivos (viejita, los abuelitos…), el uso generalizado de posesivos (nuestros mayores) o aludir a las personas mayores diciendo: son como niños.
- Despersonalización. Aplica cuando no se tiene en cuenta la singularidad de cada persona mayor: no se atiende a sus necesidades específicas ni a sus preferencias. En consecuencia, se tiende a tratarlas a todas de forma homogénea y poniéndolas en un mismo saco: los jubilados, los pensionistas, los abuelos… También entraría aquí el asumir que: con la edad, se pierde la cabeza, algo que perpetúa etiquetas como la “demencia senil”, que hoy en día sabemos que no corresponde a ningún diagnóstico médico aceptado en las clasificaciones oficiales.
- Deshumanización. Se produce cuando se pierde la empatía al tratar con personas mayores y no se potencia su autonomía, no se respeta su privacidad o se le veta o limita su participación en la toma de decisiones (tal vez incluso cuando se refieren a su propia persona o a sus intereses). Algunas expresiones deshumanizadoras al referirse a personas mayores son: carca, dinosaurio o momia.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo el lenguaje puede contribuir a perpetuar estereotipos hacia las personas mayores y a su discriminación por su edad.
Estrategias para reducir el edadismo
El edadismo provoca daños, desventajas e injusticias y las personas mayores son el colectivo que más padece sus efectos. La reducción del edadismo requiere que instituciones, empresas, organizaciones y medios de comunicación adopten estrategias de transformación que pongan en valor la aportación social de las personas mayores. Entre ellas se encuentran las siguientes:
- Fortalecer las leyes que garanticen los derechos humanos y los derechos de las personas mayores.
- Establecer vigilancia que asegure la aplicación de normas para evitar el edadismo.
- Poner en marcha iniciativas educativas que ayuden a mejorar la empatía y reducir los prejuicios existentes.
- Fomentar la interacción entre personas de distintas generaciones para generar respeto, tolerancia y reconocimiento.
- Generar cambios en el uso del lenguaje para erradicar palabras y expresiones que contribuyan a perpetuar el edadismo. En este sentido, tienen un papel clave los medios de comunicación. Es de destacar y valorar la publicación de una Guía para una comunicación libre de edadismo hacia las personas mayores, por parte de HelpAge España.
En conclusión, reducir el edadismo presente en nuestra sociedad pasa por concienciar de sus nocivos efectos y educar en el respeto y el buen trato. Es necesario fomentar una visión del envejecimiento como una etapa más de la vida, libre de estereotipos y generalizaciones, donde las personas mayores sean reconocidas en su diversidad y como ciudadanos de pleno derecho.
Publicado originalmente el 31 de enero de 2023, actualizado el 16 de julio de 2024.