La conducta como forma de comunicación en el Alzheimer
El lenguaje es nuestro vehículo fundamental para comunicarnos con los demás. Cuando se altera, se recurre a formas alternativas de comunicación. Frecuentemente, el comportamiento de las personas enfermas de Alzheimer expresa necesidades que ya no se pueden comunicar de otra forma. En este artículo analizamos la conducta como forma de comunicación en personas con Alzheimer.
La calidad de la relación que establecemos con una persona con Alzheimer depende, en gran medida, de que seamos capaces de vencer las dificultades de comunicación derivadas de la enfermedad.
¿Cómo evoluciona la comunicación de una persona con Alzheimer?
El contenido de lo que una persona con Alzheimer quiere comunicar puede ser de cualquier tipo, como nos ocurre a todos: compartir una vivencia, pedir una opinión, recibir ayuda para paliar un malestar o una dificultad, etcétera.
A medida que la enfermedad avanza, es frecuente que la persona afectada se muestre más apática o retraída a la hora de comunicarse. Cada vez le costará más expresarse a través del lenguaje y evitará enfrentarse a ello, renunciando tal vez a comunicar cosas prescindibles o poco trascendentes.
En cambio, cuando se trata de necesidades esenciales, relacionadas con aspectos que le generan malestar, siempre encontrará una vía para expresarlas. Si el lenguaje verbal ya no es eficiente, sus necesidades pueden estar expresándose a través de ciertos comportamientos, como inquietud, agitación, irritabilidad, gritos, actitud oposicionista, etcétera.
La comunicación a través de la conducta en personas con Alzheimer
Algunas conductas alteradas o extrañas pueden responder a necesidades no satisfechas que la persona con Alzheimer no puede transmitir de otra forma.
La persona con Alzheimer puede, por ejemplo, deambular sin rumbo ni propósito aparente por la casa, desordenar cajones y armarios, oponerse sistemáticamente a determinadas actividades, incluso no querer comer, reaccionar desmesuradamente ante ciertos estímulos o llevar la contraria.
Esto podría significar que trata de comunicar algo, cuando ya no puede decirlo con palabras, utilizando esta vía para expresar que no encuentra un objeto preciado o que no está en disposición de realizar algo.
Quizá la negativa a ducharse, mostrada con actitudes esquivas o enfado ante los preparativos, puede estar indicando algo como “Ahora no me apetece ducharme. Preferiría hacerlo antes de acostarme”.
Tal vez lo que no quiera la persona que sufre Alzheimer sea lavarse la cabeza. Así que si se indaga a partir de preguntas dirigidas y cerradas, se puede llegar a esa conclusión. A partir de ahí, pueden negociarse alternativas, como asearse el cuerpo y dejar el lavado de cabeza para otro momento.
Cómo ayudar a una persona con Alzheimer a comunicarse
Es importante adoptar la mejor actitud posible para descifrar el mensaje que la persona afectada está intentando transmitir. El interés debe ser genuino: no se trata solo de entender, sino de comprender.
Por ejemplo, ante una petición del cuidador, la persona afectada contesta “No me da la gana” y se marcha, lo que interpretaremos como: “No quiere”. Comprender ese “no me da la gana”, supone indagar sobre qué es exactamente lo que no quiere, o si realmente no quiere.
En definitiva, se trata de empatizar con ella, procurar ponerse en su lugar y ver el mundo desde su perspectiva de confusión, tratando de ayudarla desde sus necesidades emocionales y su dignidad.
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