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Hablemos del Alzheimer
El blog de la Fundación Pasqual Maragall
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¿Cómo es el envejecimiento cognitivo?


El envejecimiento trae consigo cambios cerebrales que suponen un impacto sobre las capacidades cognitivas. En este artículo explicaremos el patrón habitual de envejecimiento cognitivo respecto a lo que podría considerarse un envejecimiento patológico. 

El envejecimiento cognitivo no es un proceso patológico

Inevitablemente, envejecer comporta experimentar progresivamente una serie de cambios físicos y fisiológicos que afectan a nuestro organismo, lo que incluye a nuestro sistema nervioso. Con los años, el cerebro experimenta tanto pérdida neuronal como afectación vascular, lo cual repercute en el funcionamiento de las capacidades cognitivas

Estas discretas alteraciones se consideran dentro de la normalidad, pues son una consecuencia natural asociada al proceso de envejecer, al igual que otros déficits, como la pérdida auditiva o visual. De hecho, una gran parte de nuestras capacidades cognitivas alcanzan su pleno rendimiento durante la juventud y se experimenta a partir de entonces un sutil, pero progresivo decremento, sin que ello suponga un impacto relevante en nuestra vida diaria.

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El envejecimiento cognitivo normal conlleva una leve afectación de ciertas capacidades

La pérdida cognitiva sutil que se experimenta como consecuencia del envejecimiento normal está bien documentada por numerosos estudios. Sin embargo, ciertas enfermedades cerebrales u otras causas orgánicas de base pueden facilitar o acelerar el deterioro. Este es el caso de muchas enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, las cuales implican un proceso de neurodegeneración progresiva que conduce a una demencia y que, por tanto, conllevan un proceso de envejecimiento patológico.

Estos estudios también han contribuido a definir un patrón de envejecimiento cognitivo normal y baremos de rendimiento que permiten distinguirlo de un envejecimiento patológico.  Para ello, se han tenido en cuenta otras variables, además de la edad, que sabemos que influyen de forma relevante sobre la reserva cognitiva a lo largo de la vida, como son el nivel educativo (los años de escolaridad y formación acumulados) y el género, entre otras. 

Los resultados apuntan a que el patrón de alteración cognitiva no suele ser global y homogéneo, afectando por igual a todas nuestras capacidades. Al contrario, por lo general, se observa que la afectación debida al envejecimiento cognitivo suele ser desigual entre capacidades: unas se muestran más vulnerables al deterioro con la edad, mientras que otras se mantienen relativamente preservadas. No obstante, como ya se ha indicado, la afectación esperable suele ser leve y no comporta una repercusión funcional relevante, lo que nos permitirá seguir conservando la autonomía para gestionar nuestra vida y decidir con independencia.

El patrón de afectación asociado al envejecimiento cognitivo normal

Las capacidades más vulnerables al envejecimiento cognitivo son:

  • Atención: se experimentan más dificultades de concentración, para mantener la atención de forma sostenida al ejecutar una o varias tareas de forma simultánea. 
  • Velocidad de procesamiento: la velocidad con la que procesamos, guardamos y recuperamos información decae sensiblemente y se muestra como una de las capacidades más vulnerables frente a la edad. En consecuencia, el tiempo de reacción aumenta, nos volvemos más lentos para reaccionar ante imprevistos y ejecutar algunas tareas complejas.
  • Orientación viso espacial: es habitual una mayor dificultad para procesar información no verbal, que se traduce en una mayor dificultad para orientarse en el espacio.
  • Funciones ejecutivas: se suele requerir de más tiempo para analizar y solucionar problemas complejos. 
  • Memoria: la memoria de trabajo tiende a decaer, por lo que se experimentan más dificultades para retener mentalmente información de forma inmediata, procesarla y operar con ella, como por ejemplo realizar un cálculo mental. También es frecuente tener dificultades para evocar algunos datos de la memoria reciente, pero, globalmente, está preservada la capacidad para recuperar memoria a largo plazo y recuerdos pasados y aprendizajes adquiridos a lo largo de la vida.
  • Lenguaje: la fluidez verbal se resiente, experimentando con mayor asiduidad dificultades para encontrar aquella palabra adecuada o precisa durante una conversación.

La demencia no forma parte del envejecimiento cognitivo esperable

Es necesario recordar que el desarrollo de una demencia no forma parte del proceso de envejecimiento normal, y por ello hay que desterrar de nuestro léxico el concepto de “demencia senil”. Envejecer de forma saludable implica que nuestra cognición se mantiene relativamente intacta, y con ello nuestra capacidad de gestionar nuestra vida diaria de manera autónoma.

El desarrollo de una demencia indica un proceso neurológico patológico, que se caracteriza por un acusado deterioro cognitivo, global y progresivo, que contrasta con una afectación leve esperable en el envejecimiento cognitivo normal. La demencia aflora como consecuencia de una alteración orgánica o enfermedad neurodegenerativa de base, siendo la enfermedad de Alzheimer la causa más prevalente. Esta marcada afectación cognitiva conduce irremediablemente la pérdida progresiva de la capacidad funcional: la pérdida de autonomía para gestionar la vida diaria, hasta alcanzar un estado de total dependencia en manos de terceras personas. 

Estrategias de prevención para un envejecimiento cognitivo saludable

La investigación científica apunta a que, en muchos casos, las causas del desarrollo de una demencia obedecen en gran medida a las consecuencias adversas de varios factores de riesgo que son potencialmente evitables y susceptibles de ser controlados

La adopción de hábitos de vida saludables, puede contribuir a prevenir en parte dichos efectos adversos. 

Por último, es importante pedir consejo médico tan pronto se detecten señales de alerta que puedan apuntar a un deterioro cognitivo leve (DCL) incipiente. 

Sin duda, valorar sus posibles causas, monitorizar su evolución y adoptar las estrategias terapéuticas y preventivas oportunas para proteger la función cerebral, son la mejor estrategia a seguir para promover la calidad de vida en el envejecimiento.

Categorías: Envejecimiento y hábitos saludables

14.10.2022

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Acerca del autor

En la Fundación Pasqual Maragall investigamos la detección y prevención de la enfermedad de Alzheimer, promocionamos un envejecimiento saludable y trabajamos para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y cuidadoras.

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