El reto de la prevención del Alzheimer
La dificultad para ganar la batalla al Alzheimer se explica, en primer lugar, porque no existe una sola causa que dé lugar a la enfermedad.
Este artículo está basado en una entrevista realizada por La Vanguardia en 2017 al que fue entonces director científico del BarcelonaBeta Brain Research Center de la Fundación Pasqual Maragall.
Tenemos una serie de factores de riesgo, algunos genéticos, otros ambientales, algunos modificables y otros no (como los genéticos y la edad), y una serie de factores protectores que mantienen en equilibrio el metabolismo de una serie de proteínas cerebrales. En ocasiones, este equilibrio se rompe, produciéndose la agregación en primer lugar de la proteína amiloide y posteriormente de la tau, que representan los hallazgos definitorios de la enfermedad a nivel cerebral.
Debemos tener en cuenta que la ruptura de este equilibrio obedece al desequilibrio de factores de riesgo y protectores distintos en cada persona y que aún estamos investigando los mecanismos fisiológicos implicados. En este sentido, la investigación del grupo del Dr. Heneka publicada en Nature arroja luz adicional sobre cómo proteínas ligadas a procesos neuroinflamatorios contribuyen a la agregación de la proteína amiloide en fases iniciales de la enfermedad.
En segundo lugar, los cambios biológicos iniciales del Alzheimer son muy difíciles de detectar, pues se producen silenciosamente y no dan síntomas. Está demostrado que la proteína amiloide se ha asociado al Alzheimer y que puede estar presente en el cerebro décadas antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad. Esto supone cambios estructurales y funcionales en el cerebro de personas que aún no padecen síntomas.
Estos hallazgos científicos han cambiado la conceptualización del Alzheimer, que se define en la actualidad como una enfermedad de larga duración, con un periodo silente de 15 a 20 años, durante el cual el cerebro muestra claras alteraciones, como es la presencia de acúmulos de amiloide, sin manifestar síntomas de enfermedad. La demencia es la manifestación clínica final de un proceso que lleva décadas de recorrido. Esto explica en parte los resultados negativos de ensayos clínicos con fármacos actúan contra el amiloide con el objetivo de cambiar el curso evolutivo de la enfermedad, pues estos fármacos se ensayaron en pacientes en los cuales la enfermedad estaba presente en el cerebro durante décadas.
En tercer lugar, el cerebro es un órgano inaccesible, cuyo estudio realizamos a través de mediciones indirectas de neuroimagen o de la detección de proteínas presentes en el líquido cefalorraquídeo, sin poder tomar muestras directas del órgano, tal y como se realiza en otros órganos corporales. Esto dificulta enormemente el avance de algunas disciplinas como es la epigenética, que nos podría ayudar a entender con mayor profundidad el rol del medio ambiente en la expresión génica asociada al Alzheimer.
Como consecuencia de los avances en la comprensión de la enfermedad, en la actualidad se va sustituyendo la aproximación inicial de “curar” por la de prevenir. Uno de los centros pioneros en esta aproximación, el BarcelonaBeta Research Center, centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, hace años puso en marcha el Programa de prevención del Alzheimer, que, con el apoyo de numerosos participantes voluntarios, está contribuyendo a este cambio de paradigma. La prevención del Alzheimer implica que los ensayos clínicos se van realizando en fases más tempranas de la enfermedad, incluso ya se están iniciando ensayos clínicos de prevención, en los que personas sin déficit de memoria empiezan a recibir tratamientos que pretenden actuar sobre la proteína amiloide para eliminarla o reducir su producción y de esta forma retrasar la aparición de los síntomas.
Esta aproximación no está exenta de dificultades, entre otras, que los ensayos duran cinco años y que tenemos que ser capaces de demostrar cambios clínicos en personas carentes de síntomas o manifestaciones clínicas de la enfermedad. A su vez, aunque la mayoría de los fármacos en la actualidad se dirigen contra la proteína amiloide, nuevas aproximaciones se están dirigiendo contra la proteína tau y contra los factores biológicos, como es la inflamación, que, como se ha demostrado recientemente, también juega un papel directo en el acúmulo de la proteína amiloide.
Artículo publicado en La Vanguardia 21/12/2017
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