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Escalas FAST y GDS: formas de gradación del Alzheimer

4 min lectura
13 marzo, 2020
Índice de contenidos

    La escala FAST y la escala GDS son dos formas de definir cada una de las fases de la enfermedad del Alzheimer. Usadas en el entorno profesional, permiten conocer la evolución de la enfermedad, convirtiéndose en una gran ayuda para comprender los cuidados que necesita la persona con Alzheimer en cada una de las etapas de la enfermedad. En este artículo explicamos su utilidad y la correspondencia de los códigos con respecto a los síntomas.

    Los fundamentos de las escalas FAST Y GDS

    La escala GDS de Reisberg se publicó en los años 80 y se la denomina así por las siglas de su nombre original en inglés: Global Deterioration Scale, dicho en castellano: escala de deterioro global. Se suele hacer referencia a ella aludiendo al nombre del neurólogo americano que la desarrolló: Barry Reisberg. La escala GDS contempla 7 fases que, desde la normalidad (GDS 1) a la etapa más grave (GDS 7), define el continuo progreso de la evolución de la enfermedad. 

    El mismo Dr. Reisberg, unos años después de la GDS, publica la escala FAST (del inglés Functional Assessment Staging,¸en castellano: estadiaje de la evolución funcional). Esta escala aporta a la GDS una división de las fases 6 y 7 reflejando la progresiva incapacidad de la persona enferma para el mantenimiento de las actividades básicas de la vida diaria

    Estas escalas tienen su base en la teoría de la retrogénesis, que desgranamos en detalle en este artículo. Brevemente, según esta teoría, las alteraciones patológicas que suceden en el cerebro de alguien con Alzheimer conllevan un patrón de cambios cognitivos y conductuales que siguen, aproximadamente, el orden inverso al del desarrollo normal infantil. Es decir, aquellas capacidades y habilidades que se adquirieron más tardíamente durante el desarrollo están entre las primeras que se pierden con el Alzheimer y, viceversa, aquellas adquiridas más tempranamente son de las últimas en verse afectadas por esta enfermedad.

    ¿Qué utilidad tiene el uso de este tipo de escalas?

    La enfermedad de Alzheimer supone una progresión en forma de continuum de la salud cognitiva e independencia funcional a un deterioro muy grave. Llega un momento en que las pruebas de evaluación de las capacidades cognitivas no tienen capacidad de seguir detectando una variación objetiva o numérica de la progresión de la pérdida. Es lo que se conoce como “efecto suelo”. Es decir, a partir de determinado punto de la evolución de la enfermedad, la persona afectada ya no puede realizar ninguna (o prácticamente ninguna) de las actividades requeridas en las evaluaciones cognitivas, por lo que la puntuación en el test será muy baja o nula.

    No obstante, eso no quiere decir que haya llegado al tope de la progresión, lo que sucede es que ya no se puede medir con estos instrumentos. Es entonces cuando aflora una de las aportaciones de estas escalas, que compaginan la observación clínica del deterioro cognitivo y funcional, permitiendo acogerse a unos parámetros más amplios que posibilitan seguir graduando el deterioro y, en consecuencia, ir definiendo las necesidades específicas de tratamiento y cuidado. Del mismo modo, en las fases incipientes del deterioro, cuando tal vez los test no sean capaces de captarlo, en este caso por lo sutil, estas escalas contemplan unos aspectos, igualmente basados en la observación, que también pueden resultar muy útiles en la identificación de los estadios previos a la demencia.  

    Lo que aporta la escala FAST 

    La escala FAST contempla 7 fases, las mismas que la escala GDS, pero desgrana las fases finales en el detalle de la progresiva pérdida de las funciones más básicas. Ello, siendo de una gran dureza por el reflejo de una muy triste y cruel enfermedad, ayuda a definir de forma precisa las necesidades de tratamiento, atención y cuidado derivadas de tan gran dependencia. 

    Se detallan aquí, sintéticamente, los aspectos más definitorios de cada una de las fases y su equivalencia entre las escalas GDS y FAST. Mientras que la GDS hace más énfasis en los aspectos cognitivos, la FAST lo hace en los funcionales. 

      GDS FAST Grado clínico Alzheimer
    1 Sin pérdida alguna. Sin pérdida alguna. Normalidad
    2

    Alteración cognitiva subjetiva.

    Quejas de memoria o de otras funciones cognitivas.

    Déficit subjetivo en evocación de palabras o localización de objetos. Deterioro cognitivo subjetivo
    3 Déficits de memoria o cognitivos sutiles, observables por terceros. Déficits percibidos en contextos demandantes (trabajo, p.e.). Deterioro cognitivo leve
    4

    Déficits claros en el examen clínico.

    Deterioro cognitivo moderado.

    Asistencia en tareas complejas, como gestión de finanzas o planificar la comida de una celebración. Demencia leve
    5

    Deterioro cognitivo moderadamente grave.

    Dificultad en el recuerdo de detalles personales importantes.

    Asistencia en la elección apropiada de la ropa. Demencia moderada
    6
    Gran incapacidad para verbalizar episodios recientes de su vida.
     
    Puede olvidar el nombre del cónyuge.
     
    Frecuentes alteraciones conductuales.
     
    Deterioro cognitivo grave.
    FAST 6a: Asistencia para vestirse
    Demencia moderadamente grave
    FAST 6b: Asistencia para ducharse
    FAST 6c: Asistencia para el uso adecuado del wc (tirar de la cadena, limpiarse…)
    FAST 6d: Incontinencia urinaria
    FAST 6e: Incontinencia fecal
    7
    Pocas palabras inteligibles o incompetencia verbal.
     
    Deterioro cognitivo y motor muy grave.
    FAST 7a: Habla limitada a una media docena de palabras
    Demencia grave
    FAST 7b: Habla inteligible limitada a una palabra
    FAST 7c: Pérdida de la capacidad de andar
    FAST 7d: Pérdida de la capacidad de mantenerse sentado
    FAST 7e: Pérdida de la capacidad de sonreír
    FAST 7f: Pérdida de la capacidad de sostener la cabeza

     

    Como conclusión, podemos afirmar que la escala FAST y la escala GDS son de gran utilidad para definir cada una de las fases del proceso clínico y ayudar a familiares y personas cuidadoras a conocer las necesidades de la persona con Alzheimer en cada una de las etapas de la enfermedad.

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