Musicoterapia y Alzheimer: 10 consejos para disfrutar música en casa
Participar activamente en programas de musicoterapia mejora notablemente la calidad de vida de una persona que convive con un proceso de deterioro cognitivo, como es el caso de la enfermedad de Alzheimer.
Tenemos evidencia de que la musicoterapia en personas con Alzheimer (actividades musicales conducidas terapéuticamente) favorece su comunicación con los demás, la autorregulación de sus emociones y el ejercicio de aspectos físicos y cognitivos que la ayudan a mantener mejor las capacidades preservadas, a aumentar su autonomía y bienestar.
Pero, ¿qué hacer cuando no se tiene acceso a estas sesiones, o sencillamente se quieren mejorar los cuidados en casa acompañando a la persona a disfrutar de la música para ayudarle a relajarse o mejorar su estado de ánimo? La música está a nuestro alcance y utilizarla con buen criterio va a mejorar, sin duda alguna, su día a día.
Musicoterapia y Alzheimer: cómo disfrutar también de la audición de música en casa
Entre todas las actividades que pueden hacerse en casa, escuchar música es una de las más sencillas y efectivas para llevar a cabo.
Escuchar una canción que ha emocionado a la persona en un momento de su vida puede hacerle recordar con toda plenitud los detalles de ese momento: qué sucedió, los sonidos, los olores y sensaciones táctiles, y conectarle así con su propia identidad.
Todo ello hará que se sienta más segura y tranquila, y que la comunicación con quien le cuida mejore. El ritmo de una canción puede lograr ponerla en movimiento y hacerla salir de un estado de apatía. Escuchar la letra de un tema que la anima puede estimular sus ganas de conversar. Estas son solo algunas de las cosas que se pueden lograr haciendo mini-sesiones de audición en casa.
10 consejos a tener en cuenta para disfrutar de la música con una persona con Alzheimer
Para escuchar música en casa de forma segura, hay algunos aspectos que es necesario tener en cuenta:
Encuentra la música de su vida
Identifica aquellos temas que escuchó, bailó o cantó, pero, sobre todo, que le emocionaron en diferentes momentos de su vida. Si la persona está en condiciones de recordarlo, hacedlo juntos. Es una experiencia muy satisfactoria. Si no, busca entre sus discos, pregunta a otros familiares y piensa en momentos de su vida que pudieron tener su propia “banda sonora”: el amor de su vida, la familia viajando en el coche, las fiestas familiares, las películas que le gustaron, los conciertos a los que fue… Busca también entre las canciones populares de cuando la persona tenía entre 18 y 25 años. Anota todos los temas que puedas y busca las versiones que creas que escuchó.
Comprueba si le relaja o le estimula
Probar la música es esencial. Sobre todo si la persona no ha podido participar en el proceso de selección. Siéntate junto a ella en un sitio tranquilo y escuchad juntos cada tema. Eso confirmará qué efecto le produce. Observa bien y anota si le estimula positivamente (mueve alguna parte del cuerpo, te mira, canta, hace comentarios…) o le relaja (la expresión facial se destensa, te comenta que se siente relajada…). Este proceso permite también identificar temas que puedan despertarle emociones no deseadas y anotarlos para no utilizarlos nunca, ni ahora ni en un futuro si otras personas le cuidan.
Prepara un equipo portátil
Consigue las canciones en formato digital. No dudes en pedir ayuda a un familiar o amigo si no sabes cómo hacerlo. Una buena opción es usar una aplicación como Spotify, muy fácil de utilizar, que puedes llevar en el móvil y reproducir en cualquier lugar e incluso compartir las listas con otra persona que pueda cuidarle en un momento dado.
- Recuerda crear dos carpetas: estimulante y relajante. Te servirán para ofrecérselas en momentos distintos.
- Puedes también crear la lista de canciones que nunca deben ponerse a la persona por si tienes que darle esta información a otra persona cuidadora.
- Si te resulta más cómodo puedes grabarlas en un CD portátil o en un reproductor de mp3
- Para escuchar la música puedes utilizar auriculares o altavoces. Los auriculares proporcionan una experiencia más íntima pero si quieres compartir y conversar con tu ser querido será mejor que uses altavoces. Los auriculares deben ser cómodos. Ten cuidado de que no le opriman en exceso y comprueba que se siente cómodo cuando se los pones. Una buena opción es optar por el sistema Bluetooth, que te permite una mayor movilidad sin cables tanto en auriculares como en altavoces.
Busca el lugar ideal
Para escuchar música en las mejores condiciones, busca un lugar en el que sepas que la persona se siente bien y asegúrate de que está cómoda. Un espacio tranquilo, donde no haya ruidos, con luz natural y una temperatura adecuada, que no sea una zona de paso, es ideal para que la persona concentre su atención en la música y pueda sacarle el mejor provecho.
Ofrécele la música adecuada en el momento adecuado
Si lo que quieres es mantener a la persona relajada el mayor tiempo posible, tendrás que hacerlo preventivamente, cuando esté calmada, o cuando haya salido completamente de un momento de agitación. Nunca pongas música si la persona está agitada. Esta es una regla de oro.
Si la persona está intranquila, enfadada o agitada, la música puede tener efectos no deseados, haciendo empeorar su estado. Si lo que quieres es estimularla porque está decaída o muestra apatía, empieza poniéndole la música que la relaja y después de escuchar algún tema, pregúntale si quiere seguir. En ese momento ya puedes poner alguna canción de su lista estimulante. Y siempre, antes de empezar, acércate y mirándole a los ojos, prueba los auriculares para que vea lo que vas a hacer y explícale que le vas a poner su música.
Ajusta el volumen a su comodidad
Si la persona tiene problemas de audición y el volumen está muy bajo, aunque la música sea relajante, puede generarle ansiedad. Por otro lado, hay personas muy sensibles al ruido, a las que la música a cierto volumen puede molestarles.
Para que la música surta el efecto deseado, el volumen tiene que ajustarse a la comodidad de la persona que la escucha. Pregúntale siempre, en cuanto suene la música, si está bien.
Las mini-sesiones no deben durar más de 20 o 30 minutos
Una persona con deterioro cognitivo ve limitada su capacidad de atención y su umbral del estrés es más bajo. Si la persona está escuchando su lista estimulante, puede que, pasado ese tiempo, deje de prestar atención a la música o incluso que se sobreestimule.
Siempre hay que parar la música cuando todavía está haciendo efecto, y esto sucede durante 20 o 30 minutos. Los efectos pueden perdurar. Al cabo del día puedes ofrecerle más de una mini-sesión, si la persona la necesita.
No dejes a la persona sola escuchando música
Una canción puede despertar emociones inesperadas que la persona no sepa cómo gestionar. Acompáñala siempre en estas mini-sesiones o sitúate cerca por si tienes que ayudarle. Una lágrima no implica siempre que la emoción sea desagradable, pero el llanto, los gemidos o las expresiones de rechazo, son indicativos de que algo no va bien. Si esto sucede, apaga la música y pregúntale si prefiere que no se la pongas.
Comparte las mini-sesiones. Es bueno para los dos
Siéntate al lado de la persona y comparte la música con ella. Si tu ser querido está en una fase inicial, es posible que la música le haga recordar o reflexionar y pueda estimular una conversación, o despertar las ganas de bailar juntos. Aprovecha el momento, puede ser muy placentero para los dos.
Si la persona no usa ya el lenguaje, es posible que puedas acompañarla simplemente acercándote y ofreciéndole tus manos para estar juntas, o que inicie un canturreo o un movimiento al ritmo de la música. Acompáñala, por pequeña que te parezca la reacción. Estos son momentos de vida para ella. La música abre así una vía de comunicación que os hará sentir más conectados.
Dedícate unos minutos
Y, finalmente, concédete unos minutos al día para escuchar tu música. Haz también tus listas de canciones. Piensa qué efecto te causa cada canción y clasifícalas para escucharlas en función de lo que necesites en cada momento. Escuchar tu música te hará conectar contigo mismo y te ayudará a sentirte mejor.
Mónica de Castro
Musicoterapeuta clínica especializada en Alzheimer
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