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¿Cuáles son los avances en la investigación para prevenir Alzheimer?

4 min lectura
29 junio, 2020
Índice de contenidos

    Los avances en la investigación del Alzheimer nos han permitido saber que las alteraciones cerebrales que produce esta enfermedad se inician hasta 15 ó 20 años antes de que se manifiesten los primeros síntomas. Esta nueva aproximación ha abierto la puerta a las estrategias científicas actuales, centradas en la intervención durante la llamada fase preclínica del Alzheimer, una etapa decisiva donde abordar la prevención de esta enfermedad. En este artículo analizamos con más detalle los avances más importantes en la investigación sobre el Alzheimer.

    Principales avances en relación al Alzheimer

    Saber cómo comienza y cómo evoluciona la enfermedad de Alzheimer es una de las finalidades de la Fundación Pasqual Maragall y de su centro de investigación, el Barcelonaβeta Brain Research Center. El objetivo es desarrollar estrategias y tratamientos de prevención para frenar o retrasar el inicio de los primeros síntomas. Retrasando cinco años su aparición, podríamos reducir en un 33% el número de personas afectadas por esta enfermedad. 

    A continuación explicamos los diferentes frentes de investigación abiertos en la prevención de la enfermedad de Alzheimer:

    • La investigación en biomarcadores
    • Las técnicas de neuroimagen
    • Factores de riesgo modificables y no modificables
    • Los estudios de cohorte
    • Ensayos clínicos de fármacos preventivos

    1. La investigación en biomarcadores

    Los biomarcadores son indicadores biológicos que pueden relacionarse, en función de su presencia e intensidad, con el desarrollo de una enfermedad. La información que nos proporcionan los biomarcadores puede ser crucial para la prevención del Alzheimer, ya que su análisis puede permitir detectar los cambios que sufre el cerebro antes de que aparezcan los síntomas. 

    En el caso del Alzheimer, los principales biomarcadores se centran en los niveles de proteínas beta-amiloide y tau en el líquido cefalorraquídeo, en la acumulación de esas proteínas en el cerebro y en los parámetros de imagen estructural o funcional del cerebro y sus regiones. Actualmente, otros tipos de biomarcadores están también siendo estudiados, como los genéticos u otros potencialmente detectables en la sangre.

    2. Las técnicas de neuroimagen

    Las técnicas de neuroimagen permiten observar algunos cambios que se producen en el cerebro antes de que aparezcan los primeros síntomas del Alzheimer. La evolución de este tipo de pruebas, y su combinación con otros tipos de marcadores podrán ayudarnos a determinar de forma más precisa la fase preclínica del Alzheimer y los factores que podrían ser decisivos para su evolución. Contando con esta información, se podrían establecer tratamientos personalizados de prevención, más exactos y efectivos, y que pudieran responder a la evolución de la enfermedad en cada caso.

    Algunas de las pruebas de neuroimagen usadas en la investigación para la prevención del Alzheimer son la tomografía por emisión de positrones (conocida como PET, por sus siglas en inglés) y la Resonancia Magnética Cerebral. La primera de ellas permite, por ejemplo, observar la presencia y extensión de la acumulación de proteína tau y de beta-amiloide, utilizando radiotrazadores específicos. La Resonancia Magnética, por su parte, ofrece información útil para la investigación, como el nivel de atrofia de determinadas áreas, la presencia de lesiones vasculares, información sobre la activación funcional de distintas áreas o sobre el flujo sanguíneo cerebral.

    3. Factores de riesgo modificables y no modificables

    Cada vez existe más consenso de que son varios los factores, y no una única causa, que pueden incidir en la aparición del Alzheimer. Son lo que denominamos factores de riesgo del Alzheimer

    La edad y la genética son factores de riesgo no modificables, sobre los cuales no podemos hacer nada. Sin embargo, existen también una serie de factores de riesgo modificables, sobre los cuales sí que podemos actuar, que están vinculados a la salud cardiovascular y al estilo de vida. Las buenas prácticas para cuidar el corazón también aplican para el cuidado del cerebro. Controlar los factores de riesgo cardiovascular y adoptar hábitos de vida saludables podría ayudar a prevenir casi uno de cada tres casos.

    4. Los estudios de cohorte

    Los estudios de cohorte son estudios basados en la observación de un grupo particular de personas con características comunes durante un periodo de tiempo. Son estudios fundamentales para el avance de la investigación de la prevención del Alzheimer, ya que permiten explorar las causas y la historia natural de la enfermedad en grupos de personas concretos.

    La Fundación Pasqual Maragall, con el apoyo de ‘La Caixa’, cuenta con el Estudio Alfa, una plataforma de investigación especialmente diseñada para la prevención de la enfermedad de Alzheimer. Su objetivo es identificar indicadores biológicos y factores de riesgo que podrían incidir en el desarrollo de la enfermedad. El estudio cuenta con más de 2.700 participantes que participan en diferentes subestudios (o proyectos de investigación vinculados), en los que se realizan diversas pruebas, como test de cognición, genética y resonancia magnética, entre otras. 

    5. Ensayos clínicos de fármacos preventivos

    Los numerosos fármacos que se han desarrollado en la última década han tenido como objetivo reducir la acumulación de proteína amiloide en el cerebro, así como detener la desestructuración neuronal a la que da lugar el Alzheimer. Si bien algunos medicamentos han ofrecido progresos en la disolución de la amiloide, se han mostrado inútiles para revertir o frenar los síntomas de la enfermedad. Actualmente, otras investigaciones están dirigiendo sus esfuerzos al estudio de la proteína tau y de factores biológicos, como por ejemplo la inflamación, que juega un importante papel la acumulación de la proteína amiloide.

    Los investigadores trabajan con la posibilidad de que los medicamentos ensayados sin éxito en personas con un daño cerebral ya muy avanzado, puedan demostrar su eficacia cuando son administrados en fases más tempranas. De hecho, ya se están desarrollando ensayos clínicos de prevención en personas sin problemas de memoria para frenar o retrasar la aparición de los síntomas. Una iniciativa clave en este sentido es el consorcio europeo EPAD (European Prevention of Alzheimer’s Dementia), en el que participa el BarcelonaBeta Brain Research Center, el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, junto a universidades, centros de investigación, laboratorios farmacéuticos y asociaciones de afectados de toda Europa. 

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