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Consecuencias del Alzheimer: cómo afecta a las actividades cotidianas

3 min lectura
23 febrero, 2022
Índice de contenidos

    La enfermedad de Alzheimer conlleva un deterioro cognitivo que afecta al desempeño de las actividades de la vida diaria, ya que se alteran funciones mentales como la memoria, el lenguaje o el razonamiento. Una de las consecuencias del Alzheimer es que se produce un deterioro funcional por el que la persona afectada va perdiendo progresivamente la capacidad de llevar a cabo actividades cotidianas de manera autónoma,  y dependiendo, cada vez en mayor medida, de terceras personas, particularmente de la persona cuidadora principal.

    En las fases iniciales del Alzheimer, la necesidad de supervisión por parte de quien le cuida se limitará a tareas complejas, como pueden ser planificar un viaje, gestionar el dinero o administrar adecuadamente la medicación.

    Pero a medida que la enfermedad progrese, la supervisión no será suficiente, sino que será necesaria la ayuda directa. En fases avanzadas, la persona cuidadora tendrá que asistir a la persona afectada incluso en las actividades más básicas, como por ejemplo vestirse, alimentarse o cuidar la higiene personal.

    Tipos de actividades de la vida diaria

    Las actividades de la vida diaria se agrupan en tres categorías: avanzadas, instrumentales y básicas. Una persona con Alzheimer presentará una discapacidad progresiva en todas ellas, y normalmente en este orden, a medida que avance la enfermedad:

    Actividades avanzadas

    Las actividades avanzadas son las que permiten a una persona desenvolverse de forma totalmente autónoma en su día a día y en el entorno laboral y social que le rodea.

    Algunas de ellas son desarrollar un trabajo, planificar un viaje, organizar un encuentro familiar o mantener las relaciones sociales. Son las actividades que primero se ven alteradas a consecuencia del Alzheimer. Algunos ejemplos son situaciones como olvidar con frecuencia las citas con el médico, tener dificultades para planificar una comida familiar, o confundirse a la hora de gestionar situaciones laborales o sociales.

    Actividades instrumentales

    Las actividades instrumentales son las que requieren el manejo de herramientas o instrumentos para su ejecución. Pueden ser, por ejemplo, usar un teléfono o una cámara de fotos, hacer bricolaje, cocinar o utilizar correctamente los electrodomésticos. También se incluye la gestión de pequeñas cantidades de dinero, así como el cuidado de animales o plantas.

    Las actividades básicas también se ven afectadas como consecuencia del Alzheimer

    Las actividades básicas, aquellas esenciales para la seguridad y supervivencia de la persona, no se ven afectadas hasta fases avanzadas. Aquí se incluyen la alimentación, la higiene, el control de esfínteres, la movilidad y vestirse.

    Llegados a este punto, la persona con Alzheimer será ya completamente dependiente y quien le cuide tendrá que ayudarle en la realización de todas las actividades. Finalmente, incluso deberá hacerlas directamente por ella o poner medios para mitigar la discapacidad. Suelen ser necesarias adaptaciones del entorno físico (modificaciones en el baño para hacerlo más seguro y facilitar el aseo, uso de pañales, uso de andador o silla de ruedas…).

    ¿Cómo disminuir el impacto de la pérdida de autonomía?

    La afectación progresiva en la realización de las actividades de la vida diaria supone un gran impacto, tanto en la persona con Alzheimer como en quien la cuida. Las siguientes sugerencias pueden contribuir a potenciar la autonomía de la persona que padece la enfermedad, aumentar su autoestima y disminuir la sobrecarga del cuidador:

    • Entender que la falta de precisión en la realización de las actividades, al principio, y la imposibilidad de llevarlas a cabo más adelante, es una consecuencia de las alteraciones cognitivas derivadas de la afectación cerebral que padece la persona con Alzheimer. No es una cuestión de actitud o de no tener ganas de hacerlo bien.
    • Siempre que sea posible, es conveniente facilitar las tareas para que sea la persona con la enfermedad la que las lleve a cabo, en vez de realizarlas directamente por ella. Estrategias como fraccionar las tareas más complejas en pasos más sencillos y asequibles, con la ayuda de indicaciones, promoverán su autoestima y actuarán de estimulación para mantener la autonomía durante más tiempo.
    • A medida que progresa la enfermedad, es importante ir realizando las adaptaciones necesarias. 
      • En el entorno humano hemos de intentar facilitar la comunicación, mostrar empatía y comprensión con sus necesidades y su confusión. 
      • En el entorno físico podemos simplificar el contenido de los armarios, por ejemplo, dejando a la vista solo ropa adecuada para la época del año y sin exceso de cantidad. Así mismo resulta útil emplear rótulos o etiquetas identificativas de lo que hay tras cada puerta. También podemos asegurar una iluminación adecuada, o realizar pequeñas reformas o adaptaciones en el domicilio para aumentar la seguridad y facilitar la realización de algunas actividades.

    Las consecuencias del Alzheimer quedan reflejadas en todas las tareas del día a día, desde las más básicas, como vestirse o la higiene personal, hasta otras más complejas, como usar cierto aparato electrónico. Una actitud empática de la persona cuidadora es clave para que la persona con Alzheimer no vea mermada su autoestima y su dignidad.

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