Pautas para facilitar las actividades de la vida diaria de una persona con Alzheimer
A pesar de experimentar las primeras dificultades o síntomas evidentes, las personas diagnosticadas de Alzheimer, al principio, pueden llevar a cabo sin ayuda la mayoría de sus actividades de la vida diaria.
Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, la persona con Alzheimer experimentará una pérdida de autonomía, y necesitará, cada vez más, la ayuda de otras personas para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Cuando la enfermedad está muy avanzada, necesitará esta ayuda para realizar incluso aquellas más simples, como vestirse o comer. En este artículo exponemos algunas propuestas para facilitar su día a día.
Propuestas para favorecer la gestión de las actividades de la vida de diaria de una persona con Alzheimer
Mientras eso no ocurra hay que procurar fomentar su autonomía y potenciar al máximo las capacidades cognitivas que aún estén preservadas. Para ello, es clave establecer unas rutinas cotidianas, que faciliten la fluidez en la secuencia de actividades (por ejemplo: tras desayunar, lavarse, luego vestirse, salir a pasear…), e implicar a la persona con Alzheimer en aquellas tareas de la casa que aún pueda realizar por sí misma o colaborar en ellas (poner la mesa, tender la ropa…).
Es evidente que, con la llegada del diagnóstico, cambiarán muchas cosas del día a día. Tanto es así que, además de aprender sobre la enfermedad y la nueva realidad a la que se enfrentan, es importante que quienes cuidan a un ser querido con Alzheimer y otros familiares conozcan una serie de pautas que facilitarán la gestión de las actividades cotidianas.
Simplificar
Las personas con Alzheimer se desenvuelven mejor en entornos sencillos, ordenados y poco cargados, sin elementos superfluos. Esta simplificación también se puede aplicar a la realización de actividades diarias, como por ejemplo:
- Limitando las opciones entre las que escoger la ropa para vestirse. Es aconsejable tener accesible en el armario solo ropa de temporada o colocar sobre la cama un par de mudas adecuadas para que pueda escoger cuál ponerse.
- En el baño, es preferible dejarle a la vista únicamente aquellos productos de higiene que sabemos que va a utilizar.
Solo supervisar, mientras sea suficiente
No hay que anticiparse a la incapacidad. Una persona afectada de Alzheimer, sin presión y con paciencia, suele poder hacer muchas más cosas de las que quien cuida de ella espera. Además, hay que tener en cuenta que supervisar, de manera sutil y sin intervenir, permite detectar nuevas dificultades y planificar el futuro más inmediato.
Fraccionar
Es importante fragmentar en pequeños logros las actividades cotidianas, procurando que se haya completado un paso de la actividad antes de continuar con el siguiente. Por ejemplo, dar de una en una las piezas de ropa a la hora de vestirse o servir los platos uno después de otro, en lugar de disponerlos todos a la vez en la mesa.
Dar tiempo
Hay que evitar darle prisas y planificar las rutinas contando con un amplio margen de tiempo para su realización, procurando así minimizar las reacciones de impaciencia.
Ayudar, pero no resolver
Para potenciar al máximo la autonomía de la persona con Alzheimer, así como su autoestima y su sentimiento de utilidad y seguridad en sí misma, es importante favorecer que haga y participe en todo lo que aún pueda hacer. Podemos aportar la ayuda necesaria pero, mientras sea posible, hay que procurar que sea ella quien lo realice.
Mantener las rutinas
Las rutinas y los horarios regulares son un gran aliado para las personas con Alzheimer, ya que facilitan la previsión de lo que va a suceder a lo largo del día. No obstante, no hay que ser excesivamente rígido y optar por cierta flexibilidad si la persona se muestra inquieta en exceso y se niega a cooperar.
Es recomendable procurar mantener los hábitos que la persona tenía antes de la aparición del Alzheimer (por ejemplo, si se afeitaba antes o después de la ducha o si le gustaba ducharse por la tarde o por la mañana).
Fomentar la actividad física y la estimulación cognitiva y funcional
Hay que hacer que la persona con Alzheimer participe en los quehaceres cotidianos, tenga espacios de ocio y de actividad. Hay que procurar que mantenga una buena condición física, facilitando el movimiento y la psicomotricidad, así como promover la estimulación cognitiva. Todo ello contribuirá a mantener el máximo tiempo posible la autonomía.
Simplificar las actividades de la vida diaria, dar tiempo, ser flexible o mantener rutinas son algunas pautas que pueden facilitar el día a día de la persona con Alzheimer. La empatía, la paciencia y el cariño por parte de quien la cuida son siempre actitudes que la ayudarán en su vida cotidiana.
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