Demencia a pie de calle: personas sin hogar con demencia
El deterioro cognitivo o la demencia, a priori, no entiende de clases o estatus sociales, pero no se puede obviar que tales condicionantes se pueden contar entre los posibles factores que puedan incrementar el riesgo de padecer alguna forma de demencia.
En este artículo queremos poner el foco en una realidad casi invisible en la sociedad actual: la de las personas sin hogar que, además, padecen demencia de la mano del educador social Quico Manyós.
El “sinhogarismo”: la realidad de las personas sin hogar
El término “sinhogarismo” alude a la realidad de las personas sin hogar (sin techo), que viven en la calle en una situación de gran pobreza que conlleva consecuencias como la exclusión social. Son generalmente personas que no disponen de condiciones mínimas de acceso a una vivienda digna, tal como explica Carmen Navarro Morgades en el libro Nadie durmiendo en la calle.
Otra visión del “sinhogarismo” es la aportada por la clasificación de su tipología tal y como es definida por la Federación Europea de Organizaciones Nacionales Sin Hogar, que define a las personas sin hogar como aquellas que no tienen acceso (o no pueden conservarla de forma permanente) a una vivienda adecuada, adaptada a su situación personal y que les permita vivir con calidad en un marco de convivencia social.
Dimensionando la realidad de las personas sin hogar
Si nos sumergimos en la realidad de las personas sin hogar, nos encontramos ante una gran diversidad de situaciones y causas que han derivado en tal situación social.
Algunos datos dimensionan el problema. Según algunos informes de la incidencia del “sinhogarismo” en la sociedad actual, en Barcelona, aproximadamente el 30% de las personas sin hogar tienen entre 51 y 64 años, y el 13% más de 65 años, según la media del censo de personas sin hogar que recoge anualmente la Fundació Arrels2 y que nos permite abordar cómo vejez y “sinhogarismo” conforman un binomio dramático.
Según Albert Sales, investigador del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona, habría en España unas 33.000 personas aproximadamente viviendo sin hogar. Si además tomamos en consideración que el 13% de las personas sin hogar son personas mayores que viven en la calle, se hace evidente la magnitud social del problema.
Cabe resaltar que los censos de las personas sin hogar reflejan, asimismo, tanto a las personas atendidas en centros de asistencia social como las personas que duermen en la calle. La imagen que aquí se muestra sirve para apreciar el alcance de la realidad de las personas sin hogar que duermen en la calle en España.
Fuente: https://www.arrelsfundacio.org/es/personas-sin-hogar/problematica/espana/
Asimismo, los censos indican que aproximadamente el 6,7% de las mujeres que viven sin hogar tienen más de 65 años, mientras que, en el género masculino, las cifras en ese rango de edad son menores: un 3,4%, debido a que hay más hombres jóvenes que viven en la calle. Si bien es cierto que hay más hombres que viven en la calle que mujeres, la realidad nos acerca cada vez más a un perfil de mujer mayor, con una tasa elevada de presencia de trastornos mentales y/o demencia.
¿Cómo se llega a ser una persona sin hogar?
Tal como explica la Fundació Arrels, las causas se van sucediendo de forma paulatina y continuada, no de un día para otro, y pueden ser de distinto tipo:
- Causas estructurales. Vinculadas a una situación económica por falta de empleo, no poder acceder a la vivienda, alquileres, desahucios, los movimientos migratorios y el funcionamiento de las administraciones públicas.
- Discriminación o ausencia de un estatuto legal. Relacionadas con las situaciones particulares que pueden vivir las personas inmigradas y algunas minorías étnicas.
- Causas relacionales. Vinculadas a la situación familiar y a la red social que la persona tiene de apoyo (por ejemplo, tras una situación de desamparo por un divorcio o la muerte de un familiar).
- Causas personales. Relacionadas con la educación, la edad, la dependencia y la salud.
Personas sin hogar con demencia
La demencia es la consecuencia de una enfermedad o alteración cerebral que se refleja, de forma sintética, en una alteración de la capacidad para recordar, pensar o tomar decisiones entre las distintas afectaciones de las capacidades cognitivas, interfiriendo en la autonomía personal para llevar a cabo las actividades de la vida diaria.
La aparición de la demencia en personas sin hogar puede deberse a causas muy diversas. En personas mayores, lo más probable es que la demencia sea consecuencia de una enfermedad neurodegenerativa, como el Alzheimer. Pero, por las circunstancias personales y socioeconómicas en las que se suelen ver envueltas las personas sin hogar, en muchos casos la edad no sería el principal factor de riesgo, sino que la demencia puede ser consecuencia de unos hábitos poco saludables sostenidos en el tiempo, conllevando problemas nutricionales, trastornos causantes de demencia por toxicidad como el alcoholismo crónico, o de forma secundaria a enfermedades como el VIH, alteraciones metabólicas u otras condiciones médicas que no reciben la atención sanitaria adecuada.
Esta rápida fotografía de la situación nos lleva a la encrucijada de plantearnos cómo abordar la emergencia silenciosa que se da cuando converge la realidad de las personas sin hogar con la de la prevalencia de la demencia.
Las personas sin hogar mayores de 65 años que padecen alguna forma de demencia son personas altamente vulnerables. Es por ello que en algunas ciudades se han desarrollado servicios para la atención urgente ante la vulnerabilidad de personas mayores, incluyendo a las personas sin hogar, por ejemplo:
- En Barcelona se ha desarrollado el SAUV (Servicio de Atención y Urgencia en la Vejez) para atender a personas mayores que se encuentran en situación de urgencia social y sobre las que es precisa una actuación inmediata para ofrecerles un acogimiento temporal y atención a sus necesidades básicas (alojamiento, alimentación, salud, higiene...).
- En Madrid se ha desarrollado el Programa de Atención a Personas Mayores Vulnerables que tiene como objetivo fundamental evitar o actuar ante situaciones de aislamiento social o soledad no deseada, frecuentes en las personas sin hogar, o de maltrato en el domicilio.
No obstante, el abordaje específico de las personas sin hogar con demencia no está bien resuelto, recordando, además, que no todas las personas en esta situación son necesariamente mayores.
Algunos apuntes para la reflexión cuando converge la realidad de las personas sin hogar con la demencia
Algunos aspectos clave para la reflexión acerca de esta emergencia social silenciosa:
- Las personas sin hogar, como el resto de la población, están expuestas al riesgo de sufrir demencia.
- Son necesarios estudios que permitan visibilizar el alcance de la problemática derivada de la convergencia de personas sin hogar y personas con demencia.
- Sería preciso realizar un análisis de recursos asistenciales y de apoyo social que se pueda abordar y ofrecer desde entidades sociales especializadas.
- La falta de sensibilización social sobre la problemática de las personas sin hogar con demencia hace invisible un problema latente que tiene cariz de emergencia y que no podemos ignorar.
Referencias bibliográficas
- Navarro i Morgades, C. (2019). Nadie durmiendo en la calle. Acompañando a las personas sin hogar. Colección Emaus, 158. Barcelona: Editorial CPL.
- Fundació Arrels (2022). Viure al carrer a Barcelona. Radiografia d’una ciutat sense llar.
Quico Manyós, Educador Social habilitado. Presidente de la Asociación Centre Obert Heura. Director de Dignetik S.L. Colaborador de FISS (Formació Serveis Socials) i de l’Onada Serveis.
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