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Hablemos del Alzheimer
El blog de la Fundación Pasqual Maragall
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Alzheimer: síntomas cognitivos y conductuales


Algunos síntomas del Alzheimer son de tipo cognitivo y otros son de tipo conductual, pero todos tienen una afectación funcional, es decir, sobre las actividades de la vida cotidiana

Es importante que la familia y personas cercanas conozcan el Alzheimer y sus síntomas para poderlos identificar. Esto será de ayuda para adaptarse a las exigencias de cada fase de la enfermedad y lógicamente, será de gran utilidad para que el médico valore los ajustes necesarios de medicación. 

Síntomas cognitivos del Alzheimer

Los síntomas cognitivos del Alzheimer suelen aparecer de manera progresiva y pueden manifestarse, inicialmente, a través de alteraciones en la memoria o en el lenguaje. Con la progresión, también aparecerá lo que se denomina agnosia, que es la dificultad para reconocer y asociar de manera adecuada con su significado lo que se percibe a través de los cinco sentidos (vista, oído, tacto, olfato y gusto).

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Otros síntomas del Alzheimer de carácter cognitivo son las apraxias, o lo que es lo mismo, la dificultad para ejecutar bien actos motores y voluntarios como vestirse o comer, sin que puedan atribuirse a dificultades de movilidad físicas.

Pueden existir, además, dificultades para planificar, razonar de manera lógica o comprender la ironía y, además, alteraciones en las funciones visuoespaciales, lo que puede provocar errores en la estimación de distancias o para reconocer correctamente el espacio en el que la persona se encuentra y por lo tanto, caídas, accidentes o confusión. 

A continuación explicamos con más detalle algunas manifestaciones de los síntomas cognitivos del Alzheimer:

  • Olvidarse de aquello que acaba de suceder
  • No saber atarse los cordones de los zapatos
  • Perder la capacidad para planificar
  • Problema para calcular las distancias
  • No reconocer aquello que se ve, se oye o se toca

Olvidarse de aquello que acaba de suceder

Es uno de los síntomas del Alzheimer más característicos: la pérdida progresiva de memoria. Ya en las primeras fases de la enfermedad, las personas que sufren Alzheimer suelen tener dificultades para recordar cosas que han sucedido recientemente. Sin embargo, no tienen problemas para rescatar recuerdos de cuando eran jóvenes o conocimientos que han adquirido a lo largo de la vida hasta fases mucho más avanzadas.

Esto ocurre porque la primera zona que se ve afectada por la enfermedad es el hipocampo, la región en la que se forman y se almacenan nuevos recuerdos. Es pues la memoria episódica, por la cual recordamos aquello que vivimos, la primera que presenta alteraciones, que se van extendiendo a otras formas de memoria a medida que la enfermedad progresa.

Aquí también hallamos la razón por la que otro de los primeros síntomas que suele manifestarse en personas que sufren Alzheimer es la desorientación, tanto en el espacio como en el tiempo. No hay que perder de vista que para orientarnos, nuestro cerebro ha de retener información nueva y adaptarse a contextos cambiantes. A medida que la enfermedad avanza, la desorientación puede llegar a alterar el recuerdo de datos relacionados con su identidad.

No saber atarse los cordones de los zapatos

Otro síntoma característico es el de la alteración de la ejecución motora o apraxia, que dificulta a la persona afectada la correcta ejecución de determinados movimientos, en cuanto a su precisión y secuencia. Así, pueden presentarse dificultades en actividades tan cotidianas como hacer gestos comunicativos con las manos, atarse los cordones de los zapatos, abrocharse los botones o usar los cubiertos para comer o los productos de aseo.

Perder la capacidad para planificar

Las funciones ejecutivas son las que integran y coordinan distintas capacidades cognitivas para poder desenvolverse adecuada e independientemente en la vida cotidiana. A medida que la enfermedad avanza, la persona con Alzheimer puede tener más dificultades para decidir cosas, organizar el día a día y hacer razonamientos lógicos, así como para captar sentidos figurados o irónicos.

Problema para calcular las distancias

Otra tipología de síntomas cognitivos es la que hace referencia a la dificultad para procesar información visual del espacio que nos rodea. Normalmente, estas dificultades se manifiestan con problemas de orientación espacial, incapacidad para calcular las distancias, reconocer entornos o localizar objetos.

Esta pérdida puede derivar en caídas o en accidentes, lo que hace que esa persona, por ejemplo, no deba conducir un vehículo.

No reconocer aquello que se ve, se oye o se toca

La agnosia, o alteración del reconocimiento, es la que dificulta una adecuada comprensión del entorno. Pueden producirse diferentes tipos de agnosia, dependiendo de la entrada de información: visual, auditiva, táctil, olfativa o gustativa.

Se manifiesta con serias dificultades para relacionar aquello que se percibe con su significado, sin que exista ningún problema físico en la capacidad perceptiva. Así, en la agnosia visual, la persona no presenta dificultades de visión, o estas están adecuadamente corregidas. Lo que ocurre es que esa persona no reconoce el estímulo, porque hay una alteración en la conexión entre aquello que percibe con la información almacenada en el cerebro.

Síntomas conductuales del Alzheimer

Los síntomas conductuales son habituales en la enfermedad de Alzheimer, pero es importante que permanezcamos atentos, tanto a su aparición como a su desarrollo. 

Estar alerta cuando se manifiesten nos puede permitir realizar cambios en el entorno de la persona enferma, tanto de tipo físico como humano, que pueden ayudarnos a gestionarlos de una manera más eficaz. Por ejemplo, si la persona está confusa y cree que está en un lugar distinto del que se encuentra, adoptar una actitud empática hacia ella, sin intentar convencerla de que está equivocada y tratar de distraer su atención hacia algo que le agrade, puede evitar reacciones de irritabilidad o inquietud.

Observar y registrar los detalles y circunstancias que puedan estar en la base de las alteraciones de conducta nos facilitará realizar las adaptaciones necesarias. A la vez, será también una información muy útil para que el médico pueda valorar el tratamiento farmacológico más adecuado si fuese preciso:

  • Tristeza, apatía y ansiedad
  • Agitación y actitudes desconcertantes
  • Trastornos del sueño

Tristeza, apatía y ansiedad

Estar triste o con el ánimo deprimido es uno de los síntomas conductuales típicos de la enfermedad de Alzheimer. A menudo, en fases iniciales de la enfermedad, esto puede ser un tanto desconcertante para la familia, ya que una depresión puede cursar con deterioro cognitivo, pero, al mismo tiempo, la conciencia de deterioro que pueda tener quien lo padece contribuye a su estado de ánimo deprimido.

La apatía es frecuente entre los primeros síntomas del Alzheimer y, a menudo, perdurará, tal vez de forma fluctuante, a lo largo de todo el proceso. Quien la sufre pierde la motivación y la iniciativa, se puede mostrar tendencia a la introversión y a aislarse, a menudo para apartarse de determinadas situaciones que le genera confusión o para no enfrentarse a su incapacidad para gestionarlas.

Ante las dificultades para prever lo que puede suceder, las personas con Alzheimer presentan a menudo ansiedad. Pueden así mostrar temores irracionales como, por ejemplo, a quedarse solos cuando todavía tienen capacidad para estar o, en fases avanzadas, requerir la presencia constante de la persona cuidadora.

Agitación y actitudes desconcertantes

La desorientación puede llevar a la persona con Alzheimer a deambular sin razón aparente, en busca de referentes para ubicarse.

La agitación y las actitudes inapropiadas también son un síntoma de conducta típico que genera desazón e intranquilidad en la persona cuidadora y requieren de un aumento de su atención. La persona con Alzheimer repite constantemente una misma actividad o cambia de lugar las cosas sin motivo aparente. También pueden aparecer episodios de comportamientos inapropiados, desinhibición sexual y agresividad.

Es posible que las personas que sufren Alzheimer tengan reacciones desproporcionadas (gritos, lloros, enfados…) ante situaciones que les resultan frustrantes y que no son capaces de gestionar.

Las personas con Alzheimer pueden también creer, por ejemplo, que su comida está envenenada o que alguien les ha robado si no encuentran sus cosas. Este tipo de delirios pueden ser difíciles de reconducir, ya que a menudo hacen que la persona con Alzheimer desconfíe de quienes le  rodean. Una vez más, la mejor forma de gestionar estas situaciones es la empatía, evitar enfadarnos e intentar ver las cosas desde su perspectiva.

En algunos casos, pueden aparecer alucinaciones, que se distinguen por ser experiencias sensoriales inexistentes vividas como si fueran reales, por ejemplo oler humo, oír voces o ver bichos.

Trastornos del sueño

A medida que nos hacemos mayores, nuestros patrones de sueño van cambiando. Y esto se acusa todavía más en las personas con Alzheimer.

Al anochecer, las personas con Alzheimer pueden sentirse más confusas y agitadas. Se desconoce la causa, pero puede estar relacionado con el cansancio, la falta de luz o el aumento de las sombras. 

Durante la noche se producen más despertares, de modo que durante el día puede existir somnolencia y necesidad, por parte de la persona con Alzheimer, de hacer alguna siesta. Puede que, si se levanta durante la noche, al sentirse desorientada, haga cosas como vestirse, intentar salir a la calle o comer.

Todos estos síntomas del Alzheimer contribuirán a una progresiva pérdida de autonomía de la persona enferma y, consecuentemente, a una mayor dependencia de la persona cuidadora. De tal manera, es necesario aprender a identificar y comprender los síntomas del Alzheimer, lo cual permitirá adaptarse mejor a las necesidades de cada etapa de la enfermedad. 

Categorías: Alzheimer y demencia

20.06.2023

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Acerca del autor

En la Fundación Pasqual Maragall investigamos la detección y prevención de la enfermedad de Alzheimer, promocionamos un envejecimiento saludable y trabajamos para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y cuidadoras.

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