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La memantina: un fármaco específico para el Alzheimer

3 min lectura
26 mayo, 2021
Índice de contenidos

    El tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, sea farmacológico o no farmacológico, desgraciadamente, es solo sintomático, pero no curativo. Es decir, tiene efectos paliativos y contribuye a mejorar el bienestar y la calidad de vida, tanto de quienes padecen la enfermedad como de quienes cuidan de ellos. 
    Hoy en día se dispone de cuatro fármacos o principios activos, con indicación específica para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. Tres de ellos pertenecen al grupo de los inhibidores de la colinesterasa. El cuarto fármaco específico para el Alzheimer es la memantina, del que vamos a hablar aquí.

    ¿Qué es la memantina y cómo actúa?

    La memantina pertenece a un grupo de fármacos del grupo de los antagonistas del receptor NMDA (por sus siglas de N-metil-D-aspartato). Mientras que, como explicamos en el artículo de los inhibidores de la colinesterasa, los fármacos de ese grupo están relacionados con un neurotransmisor llamado acetilcolina, la memantina está relacionada con otro de estos minúsculos mensajeros químicos que trasladan información de una a otra neurona. El neurotransmisor objetivo de la memantina es el glutamato

    Cuando un cerebro está afectado por la enfermedad de Alzheimer se produce más glutamato de lo normal y se acumula en los receptores, provocando la entrada de un exceso de calcio en las neuronas, contribuyendo a su degeneración. La memantina se adhiere a esos mismos receptores, bloqueando al glutamato y evitando esta excesiva entrada de calcio en las neuronas

    ¿Qué efectos produce la memantina? 

    La memantina suele formar parte del tratamiento de la enfermedad de Alzheimer en fases moderadas o graves, sola o en combinación con algún inhibidor de la colinesterasa. Son muchos los factores relacionados con cada caso particular que el especialista tendrá en cuenta para decidir si la receta o no, cuándo empezar o cuándo es el momento de retirarla.

    Al igual que sucede con otros fármacos, los efectos de la memantina varían de una persona a otra. Muchas personas notan una cierta mejoría en los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, o una estabilidad cuando se esperaría una progresión más rápida de los mismos. Así, cuando se perciben estos efectos, la persona suele mostrar un mejor rendimiento en memoria, atención, razonamiento o lenguaje, por ejemplo, o en la realización de actividades de la vida cotidiana. Sin embargo, también hay quien no percibe ningún efecto a pesar de llevar cierto tiempo tomando esta medicación. 

    La memantina no está exenta de posibles efectos secundarios. En general es bien tolerada, pero algunas personas pueden experimentar efectos no deseados, como pueden ser alucinaciones, confusión, mareo, dolor de cabeza o estreñimiento.

    Si aparecen, estos efectos suelen ser leves y tienden a desaparecer en cuestión de días o un par de semanas. Si persistieran o fueran particularmente acusados, hay que informar de ello al médico. Aunque son mucho menos frecuentes, pueden aparecer otros efectos más graves. Por eso, cuando se receta esta medicación, es importante obtener la información del especialista acerca de posibles efectos secundarios para, así, poder identificarlos y controlarlos.

    Del mismo modo, el médico valorará posibles interacciones con otros fármacos que pueda estar tomando la persona con Alzheimer. Por eso también, si acudimos a cualquier médico por otro asunto, es muy importante informar de toda la medicación que está tomando.

    Formas de presentación y administración de la memantina

    La memantina se produce tanto en solución oral como en comprimidos. La dosis a administrar debe ser siempre la indicada por el profesional de referencia. El médico será también quien valore la idoneidad de una u otra forma de presentación del fármaco, atendiendo a diversas consideraciones, tanto del estado clínico de la persona con Alzheimer como a la información que aporte quien le acompañe a la visita. 

    Habitualmente, el médico pautará una dosis inicial que más adelante ajustará en función de la respuesta y efecto en cada caso, atendiendo a la dosis mínima que produzca el efecto deseado. 

    Los fármacos específicos para el Alzheimer, dirigidos a paliar los síntomas de la enfermedad, como es el caso del donepezilo, la rivastigmina, la galantamina y la memantina, además de ser dispensados solo bajo receta médica, únicamente deben administrarse siguiendo las indicaciones dadas por el neurólogo o especialista de referencia de cada persona.

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