Alzheimer y sueño: ¿cómo gestionar este binomio en el día a día?

Alzheimer y sueño: ¿cómo gestionar este binomio en el día a día?

6 min lectura
15 noviembre, 2019
Índice de contenidos

    El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a la memoria y otras capacidades cognitivas, a la conducta e, inevitablemente, a la autonomía personal de quien la padece. Entre sus manifestaciones, aunque menos visibilizadas que otras, se encuentran las alteraciones del sueño, y sus consecuencias no solo afectan al bienestar y a la calidad de vida de la persona enferma, sino también de quienes cuidan de ella.

    La complejidad de la relación entre Alzheimer y sueño

    La relación entre las alteraciones acerca de la calidad del sueño y el Alzheimer es compleja y constituye un foco importante de investigación científica. Diversos estudios sugieren una relación de riesgo entre sueño y Alzheimer o, dicho de otra forma, acerca de cómo las alteraciones del sueño, entre ellas, el insomnio, pueden influir en la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.

    Por otro lado, las alteraciones neuropatológicas en un cerebro con Alzheimer afectan directamente a áreas cerebrales críticas para regular los ciclos de vigilia y sueño, pudiendo ser causa de insomnio, somnolencia diurna y despertares nocturnos con episodios de desorientación y agitación.

    La relación entre Alzheimer y sueño se da tanto antes de que los síntomas más característicos de la enfermedad sean evidentes como cuando ya lo son. A medida que la enfermedad progresa, esta relación se intensifica, repercutiendo en la calidad de vida tanto de la persona con Alzheimer como de las personas cuidadoras. 

    Las alteraciones del sueño en el Alzheimer varían según la fase de la enfermedad:

    • Fase inicial. Acompañando a los primeros síntomas cognitivos de la enfermedad, es frecuente que se observen cambios en la duración y los horarios de sueño o episodios con cierta desorientación al despertar.
    • Fase intermedia. En este punto es habitual que exista una falta de sincronía entre la vigilia y el sueño en relación con el día y la noche, de modo que la persona con Alzheimer presente somnolencia diurna y varios despertares durante la noche.
    • Fase avanzada. La relación entre Alzheimer y sueño sigue siendo evidente cuando la enfermedad está ya muy evolucionada. Sin embargo, en una fase avanzada, los episodios de sueño tienden a ser más breves y frecuentes, tanto a lo largo del día como de la noche, parecidos a siestas continuas.

    Situaciones cotidianas frecuentes en la relación entre Alzheimer y sueño

    El síndrome del ocaso

    Es frecuente que las personas con Alzheimer muestren una mayor confusión o agitación en las horas vespertinas, cuando cae la tarde y se aproxima la hora de dormir. Esta situación recibe el nombre de “síndrome del ocaso” (sundowning en inglés). Su aparición conlleva, a menudo, dificultad para el establecimiento de una rutina tranquila que favorezca una adecuada conciliación del sueño, tanto de la persona con Alzheimer como de quien cuida de ella. Estas son algunas situaciones que pueden favorecer la aparición del síndrome del ocaso: 

    • Realizar mucha actividad durante el día puede derivar en agotamiento mental y físico y hacer que la persona con Alzheimer esté más irritable
    • Encontrarse en un entorno nuevo o poco habitual para ella puede incrementar la desorientación.
    • Disponer de poca iluminación ambiental puede contribuir a una interpretación errónea de los elementos o las sombras, y puede ser un desencadenante de delirios o de alucinaciones.
    • Percibir que las personas que están con ella están estresadas o disgustadas puede influir por un efecto de “contagio emocional”.  

    El deambular nocturno y conductas que retan a la persona cuidadora

    Muchas personas con Alzheimer tienden a levantarse y deambular sin motivo aparente durante la noche. Los motivos por los que una persona con Alzheimer puede levantarse y pasear con frecuencia por la casa durante la noche pueden ser diversos. Estos son algunos de los más frecuentes:

    • Necesidades fisiológicas (frío, calor, hambre, sed o ganas de orinar).
    • Dolor o incomodidad.
    • Confusión y desorientación respecto al tiempo y al espacio.
    • Ansiedad o miedo generado por un entorno que no se reconoce como familiar.

    El hecho de que, además de levantarse, y como resultado de la confusión y desorientación, muestre una conducta poco apropiada para ese momento (como encender varias luces, abrir y cerrar puertas, levantar el tono de voz, o mostrar miedo) puede resultar agotador para la persona cuidadora. En estos casos, es crucial procurar mantener la calma, evitar discutir y tratar de identificar la causa del malestar para responder adecuadamente a sus necesidades. Es importante recordar que, a menudo, hay que entender la conducta como una forma de comunicación

    Consejos para minimizar las dificultades en la relación entre Alzheimer y sueño

    Para minimizar las alteraciones del sueño y mejorar el descanso tanto de la persona con Alzheimer como de la persona cuidadora, se recomienda:

    1.- Mantener una rutina diaria establecida

    Es muy importante procurar mantener una secuencia ordenada de las actividades diarias, así como una regularidad horaria para realizarlas, incluyendo el dormir, el despertar, la higiene y la alimentación.

    2.- Promover la actividad física y la estimulación cognitiva durante el día. 

    Realizar ejercicio suave, como paseos al aire libre y activar la mente con juegos y actividades que activen la mente, pueden mejorar la calidad del sueño nocturno. 

    3.- Evitar siestas prolongadas

    Conviene limitar las siestas diurnas y procurar que la persona con Alzheimer no realice más de una al día, de un máximo de 30-45 minutos. Particularmente, se deben tratar de evitar ya entrada la tarde.

    4.- Proporcionar un ambiente relajante antes de dormir.

    5.- Cuidar la alimentación y la hidratación nocturna

    • Hay que evitar cenas copiosas y sustancias estimulantes (cafeína, y nicotina) y, si no es posible evitarlas, tratar de alejarlas de la hora de acostarse; idealmente, al menos cinco horas antes. En cuanto al alcohol, siempre es preferible evitar su consumo. Además, aunque inicialmente puede tener un efecto sedante, el sueño posterior será superficial y con despertares, es decir, no será un sueño reparador. 
    • Procurar que la persona no beba agua ni otros líquidos dos horas antes de dormir, o que se minimice la cantidad para cubrir necesidades fundamentales, como puede ser la ingesta de medicamentos. Esto puede contribuir a un menor número de interrupciones nocturnas disminuyendo la necesidad de micción o la incontinencia urinaria.

    6.- Procurar una adecuada iluminación y cuidar el entorno

    • Contar con una luz tenue en la habitación puede favorecer que la persona con Alzheimer tenga un sueño más tranquilo y reducir la probabilidad de desorientación al despertar.
    • Utilizar luces con sensor de movimiento en pasillos y baños puede ser una estrategia para disminuir la deambulación sin motivo aparente.
    • Ante posibles episodios de despertar con desorientación o conductas atípicas durante el sueño, es importante evitar que la persona tenga al alcance objetos que puedan entrañar riesgo de daño (por ejemplo, marcos de fotos metálicos).
    • Si hubiera elevado riesgo o antecedentes de caídas de la cama, es aconsejable poner una alfombra mullida, cojines o colchoneta en el suelo para disminuir el posible impacto.
    • Mantener una temperatura agradable (en torno a los 19-20 grados) y/o ropa de cama adecuada. Además, es importante que la habitación haya sido ventilada adecuadamente durante el día.

    Pedir consejo médico cuando la relación Alzheimer y sueño se complica

    Si las estrategias no farmacológicas no son efectivas y los trastornos del sueño persisten, es importante consultar con el equipo especialista. Algunas causas médicas subyacentes pueden estar exacerbando el problema y, a veces, pueden causar la aparición de un síndrome confusional. Estas pueden ser algunas de las causas:

    • Dolor crónico que impida dormir o que provoque despertares durante la noche, que puede ser conocido o no por la persona cuidadora.
    • Infecciones urinarias, que pueden pasar desapercibidas.
    • Efectos secundarios de medicamentos, que pueden requerir de revisión. 

    El uso de fármacos para inducir el sueño en personas con Alzheimer debe ser una decisión médica tomada cuidadosamente, ya que pueden aumentar el riesgo de caídas, confusión y sedación excesiva. Por lo tanto, nunca deben administrarse sin pauta médica expresamente indicada.

    En la relación entre Alzheimer y sueño, también cuenta el descanso de la persona cuidadora 

    El bienestar de la persona cuidadora es fundamental para poder ofrecer una atención de calidad. Por eso, la gestión de los problemas derivados del impacto del Alzheimer en el sueño también es importante para favorecer un adecuado descanso de la persona cuidadora. Así pues, la persona cuidadora también ha de velar por atender sus propias necesidades y, para ello, es recomendable seguir estos consejos: 

    • Pedir ayuda de familiares o asistencia profesional.
    • Dormir en una habitación distinta a la de la persona con Alzheimer, si es posible.
    • Programar turnos de descanso y buscar momentos de autocuidado.
    • Recurrir a orientación profesionalizada, como los grupos terapéuticos y psicoeducativos que se ofrecen en la Fundación Pasqual Maragall u otros recursos de ayuda, como los que ponen a disposición las asociaciones de familiares de personas con Alzheimer. 

    Cuidar a una persona con demencia es un desafío emocional y físico. Adoptar estrategias para mejorar las situaciones derivadas de la relación entre Alzheimer y sueño impactará en el bienestar y puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida tanto de las personas afectadas como de las cuidadoras.

    Referencias y enlaces de interés

     

    Publicado originalmente el 13 de febrero de 2018, actualizado el 7 de febrero de 2025.

    ¡Haz tu donación con tan solo 3 pasos!

    Ayúdanos a avanzar por un futuro sin Alzheimer

    Tu aportación se destinará a la investigación para vencer a esta enfermedad

    Entidades solidarias