Algunos estudios realizados en personas de mediana edad sin deterioro cognitivo, seguidas durante un largo período de tiempo, indican una asociación entre la hipoacusia y el padecer mayores problemas de memoria y mayor atrofia del lóbulo temporal, una región del cerebro vinculada con el habla y el procesamiento auditivo, así como con la memoria y la enfermedad de Alzheimer.
Aunque se desconoce la relación de causa-efecto existente entre la hipoacusia y el deterioro cognitivo, se barajan tres hipótesis, las cuales no son excluyentes entre sí:
- La hipoacusia y la demencia podrían compartir una causa neuropatológica común. En tal caso, existe la posibilidad de que la hipoacusia pudiera ser una manifestación temprana del desarrollo de una demencia, años antes de la aparición del deterioro cognitivo.
- La pérdida auditiva puede contribuir a reducir la interacción social y, progresivamente, conducir al aislamiento social. Ello puede conllevar una mayor probabilidad de soledad y/o de alteraciones en el estado de ánimo. Sabemos que la soledad y la depresión son factores de riesgo que pueden facilitar la aparición de deterioro cognitivo y de demencia.
- Por el hecho de padecer hipoacusia se requiere de un mayor esfuerzo mental para concentrarse y asegurar un procesamiento efectivo del sonido. Ejecutar esta tarea podría implicar reclutar más recursos neuronales de los necesarios, lo cual podría interferir en otros procesos cognitivos que tienen lugar de forma simultánea que implican a la memoria, las funciones ejecutivas y la atención, entre otras. Esta “sobrecarga” podría tener consecuencias adversas sobre nuestra estructura cerebral a largo plazo.
La importancia de la detección precoz para reducir el riesgo de demencia
Todo el tiempo que pase desde que se empieza a experimentar la pérdida auditiva hasta que se recibe atención médica especializada es tiempo en el que nuestra actividad comunicativa y nuestra capacidad para socializarnos se resienten. Por tanto, es fundamental solicitar una visita médica para que se pueda evaluar y tratar la pérdida auditiva si es preciso, aunque sus manifestaciones sean leves.
No dude en solicitar una consulta con su médico de cabecera o con un especialista (otorrinolaringólogo) si experimenta alguno de los siguientes signos de alerta, o se lo aconseja alguien de su entorno que perciba algunos de estos indicios:
- Participa menos en conversaciones o tiende a sentirse aislado en reuniones de grupo.
- A menudo tiene la sensación de que las otras personas no vocalizan lo suficiente cuando hablan.
- Frecuentemente solicita que le repitan palabras o temas durante una conversación.
- Evita conversaciones telefónicas, delegando en otras personas el tomar nota de los mensajes o que respondan por usted.
- Se siente incómodo/a en entornos donde existe un importante ruido ambiental.
- Suele ver la televisión o escuchar la radio con un volumen demasiado alto (o así se lo indican otras personas).
- No oye ciertos sonidos cotidianos que sí oyen otras personas de su entorno (el timbre de la puerta, el teléfono, la alarma del despertador…).
La hipoacusia es un factor de riesgo de demencia potencialmente modificable
La hipoacusia puede tratarse de forma efectiva. En función del tipo de afectación puede ser necesaria una intervención quirúrgica, como un implante coclear o una reconstrucción del tímpano.
Sin embargo, ante ciertas causas de hipoacusia, como la asociada al envejecimiento, el tratamiento pasa por recurrir al uso de audífonos. Su uso no comporta ningún efecto secundario indeseable. Será el especialista quien indicará la solución más adecuada en cada caso, en función de la causa y la magnitud de la pérdida auditiva.
En muchas ocasiones, tras poner remedio a la hipoacusia se observa una clara mejoría en el rendimiento cognitivo cotidiano y en tareas relacionadas con la memoria, puesto que se restablece una vía muy importante de entrada y procesamiento de información.
Es clave implementar medidas correctivas a tiempo para reducir el impacto negativo que la hipoacusia puede ejercer sobre nuestra salud cerebral. En los últimos años ha evolucionado mucho el diseño estético de los audífonos, su tamaño y, lo que es más importante, su funcionamiento. Por ello, su uso es cada vez más aceptado y sus ventajas más reconocidas, puesto que nos permiten comunicarnos, seguir conectados a la vida que nos rodea y seguir socializando de manera efectiva.
En conclusión, la hipoacusia podría contribuir a aumentar el riesgo de demencia. El uso de medidas correctivas resulta eficaz para minimizar este impacto negativo sobre la cognición. Su corrección contribuye a preservar la actividad comunicativa y la socialización, disminuyendo la probabilidad de caer en el aislamiento social, el sentimiento de soledad y la depresión, todos ellos factores poco deseables para nuestra salud cerebral.