Adaptación al cambio: una exigencia constante ante el Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, lo que implica una progresión más o menos lenta y constante que comporta una inherente necesidad de adaptación al cambio. Desde el momento del diagnóstico, la persona afectada y sus seres queridos más cercanos se ven confrontados con una realidad que inevitablemente se asocia a cambios: ya sea de la perspectiva de futuro, del proyecto de vida compartido con quien padece la enfermedad, de la forma de relacionarse con ella o de la organización y gestión de la cotidianeidad.
En este artículo nos adentraremos en la reflexión sobre todo ello y daremos algunas orientaciones sobre la adaptación al cambio, la cual exige la irrupción de la enfermedad de Alzheimer en una familia.
La adaptación al cambio en el proyecto de vida y la perspectiva de futuro
La enfermedad de Alzheimer comporta, entre otras cosas, una pérdida progresiva de capacidades cognitivas y la consecuente dependencia de terceras personas para tomar decisiones razonadas.
Este hecho sobradamente conocido suele comportar que el diagnóstico lleve a confrontarse a una visión de futuro muy incierto y desalentador, tanto a la persona que padece la enfermedad (si es consciente de ello) como a sus seres queridos más cercanos. En ese momento aflora que va a ser necesario una adaptación al cambio al que aboca esta nueva realidad.
A continuación, presentamos algunos elementos para la reflexión orientados a la adaptación al cambio de la mejor forma posible en este momento inicial:
- Ante todo, es importante comprender que se precisará un periodo de adaptación a la impactante noticia del diagnóstico, puesto que la aceptación no es inmediata y es normal sentirse confundido incluso ante los propios sentimientos y emociones. No en vano, en ese mismo momento se inicia un proceso de duelo, que irá adoptando diferentes formas a lo largo de la evolución de la enfermedad y que acompañará tanto a quien lo padece como a quien cuida.
- Por otro lado, y particularmente cuando la persona afectada esté aún en disposición de tomar decisiones razonadas, es el momento de informarse y hacer uso de algunas herramientas de protección legal. Recursos como el testamento vital o el poder general preventivo permiten que la persona afectada pueda anticipar decisiones respecto a su futuro y sus cuidados.
La adaptación al cambio representa la evolución de la sociedad, puesto que es un factor clave para la supervivencia y el progreso. En otras palabras, es una muestra de resiliencia. Para afrontar los cambios relativos a una situación de salud, una actitud adaptativa puede influir significativamente en la recuperación y calidad de vida de quien la padece, así como de las personas cuidadoras.
La adaptación al cambio en la gestión de la cotidianeidad
Con la progresión de la enfermedad de Alzheimer, la capacidad de la persona afectada para llevar a cabo sus actividades de la vida diaria irá mermando, y necesitará cada vez más ayuda. Las pérdidas funcionales aparecen de forma progresiva, y dan lugar a un periodo de tránsito vinculado a las pérdidas funcionales.
Y en ese tránsito de pérdida de capacidades en distintos ámbitos, la persona que padece el deterioro experimenta confusión y una diversidad de reacciones emocionales (vergüenza, frustración, irritabilidad…). Esas mismas emociones también pueden despertarse en los familiares más próximos a raíz del desconcierto o la inicial falta de aceptación de lo que la enfermedad conlleva.
Estos tránsitos relacionados con pérdidas funcionales son una fuente constante de necesidad de adaptación al cambio, como queda reflejado en distintos momentos del proceso de la enfermedad en situaciones como: dejar de conducir, no poder continuar gestionando las propias finanzas o, más adelante, necesitar ayuda para llevar a cabo las actividades domésticas, o para vestirse, mantener la higiene o alimentarse. También supondrá un tránsito adaptativo a la pérdida funcional, el hecho requerir de asistencia profesional en el domicilio, el ingreso en un centro de día, o en una residencia.
La adaptación al cambio resulta particularmente compleja para una persona con Alzheimer, ya que una de las características del deterioro cognitivo que padece es la pérdida de capacidad para planificar y decidir, y enfrentarse a nuevas situaciones supone, a menudo, una fuente de ansiedad y desconcierto. Por ello, las rutinas son un elemento clave en la promoción del bienestar de la persona con Alzheimer, porque proporcionan orden y sentido al día a día.
Por otro lado, la dificultad de adaptarse a los cambios puede explicar el rechazo que la persona tal vez muestre a recibir ayuda en ciertas actividades o la reticencia a llevarlas a cabo (como lo relacionado con la higiene, por ejemplo).
Para las personas con Alzheimer, para quienes cuidan de ellas y en general para los seres queridos cercanos, toda pérdida funcional de la persona con Alzheimer supone un periodo de duelo y adaptación.
La adaptación al cambio en la relación con la persona con Alzheimer
Es indiscutible que la persona afectada por el Alzheimer cambia a consecuencia de la progresión de la enfermedad. Aunque no hay que perder nunca de vista su historia de vida y trayectoria personal, la sintomatología de la enfermedad hace que su rol en la pareja, en la familia y en el círculo social próximo, se desdibuje lentamente. En ello también se hace evidente la necesidad de adaptación al cambio por parte de los seres queridos desde la empatía y de la provisión de unos cuidados basados en las necesidades emocionales y la dignidad.
Quienes cuidan a un ser querido con Alzheimer acostumbran a ver repercutida negativamente su salud física y emocional. La constante exigencia de adaptación al cambio es fuente generadora de confusión y ansiedad, algo que también debe ser convenientemente atendido, con la opción de recibir apoyo y orientación específicamente dirigidos a las necesidades de las personas cuidadoras.
4 consejos para adaptarse al cambio
Los cambios son parte de la vida cotidiana: nos permiten crecer, aprender y evolucionar. Para adaptarse a los cambios que surgen a raíz de una condición de salud complicada, es necesario comprender el ahora y analizar los diversos factores que influyen.
Compartimos algunos consejos generales para una mejor adaptación a los cambios frente a una enfermedad como el Alzheimer, tanto para las personas afectadas como para las personas cuidadoras:
- Comprender que el cambio forma parte de la vida. Puede ayudar el hecho de intentar mantener una actitud positiva a la vez que realista. Las personas optimistas intentan buscar soluciones a los problemas lo más efectivas posible..
- Buscar ayuda familiar y profesional. Es crucial saber reconocer las propias emociones y pensamientos y tratar de expresarlos, ya sea con la familia o con ayuda profesional, como puede ser asistiendo a una terapia de grupo.
- Informarse acerca del diagnóstico.. La incertidumbre a raíz de un diagnóstico de salud puede generar ansiedad. Tener información rigurosa y comprensible sobre la enfermedad de Alzheimer ayuda a convivir con ella.
- Procurar llevar un estilo de vida saludable. Alimentarse de forma equilibrada, hacer ejercicio físico, mantener las relaciones sociales…
En definitiva, la adaptación al cambio es crucial tanto ante la enfermedad de Alzheimer como ante otros desafíos de la vida. Aceptar y adaptarse a las nuevas realidades es esencial para mantener un equilibrio emocional y físico, siempre buscando apoyo en seres queridos y en profesionales. La resiliencia y la capacidad de adaptación al cambio son herramientas poderosas para conseguir calidad de vida incluso ante las circunstancias más difíciles.
Publicado originalmente el 8 de octubre de 2021, actualizado el 17 de octubre de 2023.
También te puede interesar
Artículos relacionados