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¿Cómo puede afectar el Alzheimer a las relaciones íntimas y a la sexualidad?

3 min lectura
17 enero, 2022
Índice de contenidos

    La intimidad y las relaciones sexuales son necesidades emocionales y fisiológicas humanas básicas que la enfermedad de Alzheimer no tiene por qué hacer desaparecer. 

    Ahora bien, la evolución de la enfermedad suele producir cambios en los deseos, sentimientos y conductas de ambos miembros de la pareja o, al menos, en la forma de expresarlos.

    El impacto del Alzheimer en la expresión de la intimidad y del deseo sexual

    En las primeras fases de la enfermedad tras el diagnóstico, la persona que padece Alzheimer puede mostrarse desconcertada y/o deprimida, a la vez que experimentar frustración por no ser capaz de manejarse de forma totalmente autónoma en su día a día. 

    Fácilmente, tal vez estas emociones deriven en estrés, que puede llevarla a un retraimiento y a dificultades en la expresión de sus necesidades de afecto íntimo. Por otro lado, el impacto emocional del diagnóstico en la pareja de la persona con Alzheimer, también suele conllevar cambios en las muestras de intimidad y de deseo sexual. Además, algunos fármacos administrados para tratar los síntomas de la enfermedad pueden alterar el deseo y/o la respuesta sexual (por ejemplo, falta de erección en los hombres). 

    En otros momentos del progreso de la enfermedad, las alteraciones cerebrales también se pueden reflejar en el comportamiento sexual de quien la padece. Así, tanto puede aparecer una gran apatía, acompañada de ausencia de cualquier indicio de deseo sexual, como una conducta desinhibida o impulsiva, pudiendo llevar a la persona a mostrar algunas actitudes poco apropiadas en la esfera sexual, como puede ser masturbarse en público, o actuar de forma precipitada o impulsiva al mostrar su deseo sexual, pudiendo reflejar una forma de acoso a la pareja o a otras personas. 

    Si estos comportamientos representan un problema, sea de bienestar o de convivencia, para la persona con Alzheimer o para las personas de su entorno, es recomendable consultar con el especialista para valorar opciones de abordaje de la situación. 

    La intimidad en la vida de pareja se puede reinventar

    Todas las relaciones de pareja experimentan cambios a lo largo del tiempo y la irrupción de la enfermedad en uno de sus miembros no tiene por qué implicar el final de la vida sexual entre ellos. En cada caso, según muchos factores y variables, se vivirán estos cambios de manera diferente por lo que, ante la aparición de dificultades, es importante recordar que cada pareja es única y no existe un modelo estándar para afrontar tales cambios

    • Es importante tener la mente abierta en lo que a intimidad y sexo se refiere.
    • Tener claro qué papel juegan en nuestra vida de pareja.
    • Comprender que la aparición de la enfermedad también comporta cambios en estas esferas.
    •  Centrarse en aquellos aspectos que nos resulten más confortables y placenteros. 

    Así, algunas parejas descubren que aún pueden sentirse cerca a través del sexo cuando otras vías de conexión se han deteriorado. En cambio, otras encuentran suficientes distintas alternativas para disfrutar de su intimidad, basadas en diferentes muestras de afecto. 

    Cuando la pareja se convierte en la persona que cuida 

    Tras un diagnóstico de Alzheimer, la pareja de la persona afectada puede reaccionar poniendo distancia, ya sea física o emocional. La que había sido una relación de amor entre iguales se aboca a convertirse en una relación unidireccional basada en proveer de atención y cuidados a una persona con la que cada vez resultará más difícil comunicarse. Por otro lado, a medida que el Alzheimer avanza, el compañero de vida se convierte en alguien distinto al que fue, a veces con reacciones propias de un desconocido. 

    Cuando la persona afectada es la propia pareja, al esfuerzo que a menudo supone asumir el rol de quien cuida se añaden las dificultades relacionadas con los cambios en la intimidad y la vida sexual. Frustrado y abrumado ante la aparición de los síntomas y el esfuerzo constante de adaptación a las nuevas situaciones, la pareja sentimental puede sentir cómo disminuye su deseo y perder el interés por mantener relaciones sexuales

    Uno puede sentirse incómodo y pensar que no es correcto mantener este tipo de relaciones con una persona con Alzheimer, o confundido si la persona no se comporta en la intimidad como lo hacía antes y le parece que está con alguien extraño. 

    Es importante atender las muestras de agrado o desagrado de la persona afectada ante nuestros gestos y actuaciones, no forzando nunca la situación y respetando su posible rechazo, incluso a cosas que antes le resultaban placenteras. 

    Pero no menos importante es que quien cuida también atienda a su propio bienestar emocional y sus necesidades afectivas. Buscar formas alternativas a la pura relación sexual puede ser una forma de hallar un nuevo equilibrio en la vivencia de la afectividad con la pareja, a pesar del Alzheimer. 

    Del mismo modo, es importante procurar no sentirse culpable por sentir una disminución del deseo sexual o la atracción hacia la pareja cuando sufre Alzheimer. Es importante evitar interpretarlo como un rechazo a su persona, así como evitar culpabilizarla de sus cambios de actitud en la esfera sexual, sea por apatía o por conductas desinhibidas u otros comportamientos poco apropiados o muy distintos a cómo solía acercarse a nosotros. Es preferible procurar examinar todo ello bajo la luz de los cambios que están sucediendo y explorar formas de intimidad y de expresión de afecto alternativas.

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