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Las capacidades cognitivas en el día a día


A menudo oímos hablar de las capacidades cognitivas en relación con la educación, con estrategias para desarrollarlas o con cómo preservarlas a medida que nos hacemos mayores. Vamos a ver en este artículo algunas de las principales capacidades cognitivas, cómo repercuten en todo lo que realizamos en nuestro día a día y qué podemos hacer para mantenerlas activas y contribuir así a nuestra salud cerebral.

¿Qué son las capacidades cognitivas?

Las capacidades cognitivas son aquellas habilidades por las que nuestro cerebro nos permite aprender, prestar atención, memorizar, hablar, leer, razonar, comprender… Es decir, poder llevar a cabo cualquier acción o tarea en nuestro día a día, desde lo más sencillo a lo más complejo. Cualquier acción de nuestro día a día está mediada por las capacidades cognitivas

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Por ejemplo, para algo tan rutinario como prepararnos el desayuno (imaginemos: café con leche, tostadas con mermelada y una naranja), entran en juego muchas capacidades cognitivas. Veamos algunas de las que se verán implicadas en esta acción cotidiana:

  • Atención: en acciones como hacer funcionar la cafetera o la tostadora adecuadamente.
  • Memoria: al recordar dónde guardamos cada ingrediente o elemento que necesitamos.
  • Gnosias: activaremos la percepción y el reconocimiento, sea por vía visual (para seleccionar adecuadamente los ingredientes), olfativa (para detectar si el pan se está quemando), gustativa (para detectar si nos convence el punto de dulzor del café), o auditiva (para identificar el sonido de finalización del microondas si hemos puesto leche a calentar)
  • Praxias: se requieren habilidades motoras rutinizadas, por ejemplo, para extender la mermelada en las tostadas, o para pelar y cortar la naranja.
  • Lenguaje: si, además, desayunamos en compañía, usaremos el lenguaje, expresivo cuando hablemos nosotros y receptivo (comprensión) cuando escuchemos al otro. 

¿Cómo se reflejan las dificultades en las capacidades cognitivas en el día a día?

Hemos visto el ejemplo de la preparación del desayuno para analizar la diversidad de capacidades cognitivas que se ven implicadas en una acción cotidiana. Un patrón similar lo podemos encontrar en tantas actividades de la vida diaria como se nos ocurran. Veamos las principales capacidades cognitivas, a grandes rasgos, y qué dificultades pueden incidir en nuestro quehacer cotidiano. 

Memoria

Las dificultades en memoria se pueden reflejar en infinidad de situaciones cotidianas, muy diversas en función del tipo de memoria que se vea implicado, puesto que la memoria es un constructo poliédrico, con muchas caras. Así, las diversas dificultades en memoria, pueden dar lugar a situaciones como:

  • No recordar el contenido de un mensaje o una cita.
  • No recordar dónde hemos dejado las llaves u otro objeto.
  • No recordar el nombre de alguien.
  • Olvidar cosas que habíamos aprendido.

Atención

La atención es imprescindible para un adecuado procesamiento de los estímulos y las informaciones que recibimos. A menudo, lo que atribuimos a un problema de memoria es, en realidad, un problema de atención.

Si no prestamos atención en el momento de recibir y procesar la información, las probabilidades de que se almacene y recuerde correctamente son claramente inferiores. Es también gracias a la atención que podemos, por ejemplo, mantenernos un rato continuado en una misma actividad, o realizar más de una cosa a la vez.

Procesamiento de la información sensorial y visuoespacial

Aquí se engloban aquellas capacidades que permiten dar significado a los estímulos que perciben nuestros sentidos (lo que se denomina, técnicamente, gnosias), así como a la interpretación del espacio y otras informaciones visuoespaciales.

En este gran cajón podemos incluir desde tareas muy simples (reconocer los colores, la dimensión del espacio y la ubicación de objetos en él) a otras más complejas (relacionadas con la interpretación de un mapa o la estimación de la distancia entre objetos). 

Planificación y ejecución motora

Dentro de estas capacidades cognitivas se insieren las llamadas praxias, por las que generamos y ejecutamos de forma precisa infinidad de movimientos voluntarios necesarios en la realización de una acción o la consecución de un objetivo determinado.

Las praxias están implicadas en actividades como: atarse los zapatos o abrocharse los botones, usar herramientas y utensilios, realizar gestos, expresiones faciales o movimientos orofaciales precisos (soplar, dar un beso, silbar…), dibujar, construir algo con piezas, etc.

Funciones ejecutivas

Bajo esta etiqueta se agrupan una serie de capacidades cognitivas relacionadas con el razonamiento, la lógica o la planificación. Es gracias a este tipo de capacidades que podemos organizar una celebración, planificar el día de trabajo, preparar y llevar a cabo un viaje, o pensar en estrategias y soluciones de problemas. 

Velocidad de procesamiento

Se relaciona con el tiempo necesario para la ejecución de las tareas y contribuye a su éxito. Cuando hay problemas de velocidad de procesamiento, las tareas se vuelven más costosas y, particularmente, lentas de completar. 

¿Cómo se evalúan las capacidades cognitivas?

Para comprender el nivel de funcionamiento de las capacidades cognitivas de una persona y poder determinar si se encuentran alteradas o no es necesario realizar una evaluación neuropsicológica. Este tipo de evaluación es una de las herramientas empleadas en el proceso diagnóstico del Alzheimer y de otras enfermedades o condiciones de salud que comportan deterioro cognitivo y/o demencia. De hecho, es la alteración de este tipo de capacidades lo que define los síntomas cognitivos del Alzheimer

Vida saludable y activa para mantener las capacidades cognitivas

Un adecuado funcionamiento de las capacidades cognitivas es fundamental para el desempeño en las actividades cotidianas. Es importante estimularlas, para lo que una de las mejores fórmulas es aquella que tiene que ver con la variedad y la diversidad.

Hay actividades que apuntan específicamente a ellas, como algunos juegos de mesa y pasatiempos, pero también otras más generales, relacionadas con las actividades sociales, el ocio y la cultura. No obstante, la mejor forma de fomentar un adecuado funcionamiento de las capacidades cognitivas es promover unos hábitos de vida saludables que contribuyan a mantener el cerebro sano

Categorías: Envejecimiento y hábitos saludables

07.05.2021

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Acerca del autor

En la Fundación Pasqual Maragall investigamos la detección y prevención de la enfermedad de Alzheimer, promocionamos un envejecimiento saludable y trabajamos para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y cuidadoras.

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