¿Es posible prevenir el Alzheimer?
Aunque la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar Alzheimer, esta enfermedad no es una consecuencia inevitable de envejecer. Si bien en los años cincuenta se creía que la arterioesclerosis o el colesterol estaban vinculados inevitablemente al envejecimiento, hoy sabemos que existen determinadas causas como la hipertensión, la diabetes o la obesidad que pueden determinar un mayor riesgo de padecer ese tipo de enfermedades cardiovasculares. Lo mismo ocurre con el Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer suele diagnosticarse a partir de los 65 años. La edad, por tanto, y ciertos aspectos genéticos, influyentes pero no determinantes, se encuentran entre los factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad. Eso no lo podemos cambiar, por lo que hablamos de factores de riesgo no modificables.
Sabemos, no obstante, que existen otros factores que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad y que sí podemos cambiar.
Múltiples estudios relacionan la salud cardiovascular con la salud cerebral por lo que cobra especial relevancia aquello de que lo que es bueno para el corazón, también es bueno para el cerebro.
Así, para mantener nuestro cerebro en forma debemos controlar los factores de riesgo cardiovascular. Seguir una alimentación saludable, acabar con el sedentarismo y dejar el tabaco nos ayudará a tener un cerebro más sano y reducir las posibilidades de desarrollar enfermedades como el Alzheimer. No hemos de olvidarnos tampoco de mantener una vida social activa y estimular nuestra mente.
Cinco consejos para prevenir el Alzheimer
Nunca es tarde para empezar a cuidarse y adoptar hábitos de vida más saludables. Estos cambios no solo serán beneficiosos para nuestro corazón, sino también para nuestro cerebro.
Estas son cinco cosas que podemos hacer para ayudar a prevenir el Alzheimer:
1. Controlar la hipertensión, el colesterol, la obesidad y la diabetes. Es importante llevar un buen control de los factores de riesgo vascular con nuestro médico de cabecera.
2. Seguir una dieta mediterránea. Es la base de nuestra cultura gastronómica y en ella están todos esos alimentos que tan positivos son para nuestra salud: aceite de oliva virgen extra, frutos secos, legumbres, verdura, fruta y pescado. Hay que evitar los alimentos procesados, las grasas saturadas y las carnes rojas y embutidos en exceso.
3. Hacer ejercicio físico moderado. No es necesario hacer grandes esfuerzos, pero sí salir todos los días a andar y moverse. Cualquier actividad adaptada a las características de cada persona puede ser francamente saludable.
4. Plantear pequeños retos a nuestra mente. Participar en talleres, cursos, leer o sencillamente resolver crucigramas son algunos ejemplos de actividades que podemos realizar en nuestro día a día y que nos ayudarán a mantener activo nuestro cerebro.
5. Tener una vida social activa. Las relaciones sociales son excelentes para mantener activas las conexiones neuronales. Relacionarse y estar en contacto con el entorno familiar y el círculo de amigos, así como conocer gente nueva, es beneficioso para nuestro cerebro.