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Gerascofobia o miedo irracional a envejecer

4 min lectura
5 septiembre, 2023
Índice de contenidos

    La gerascofobia hace referencia al miedo irracional o aversión a envejecer, más allá del hecho de que a uno no le entusiasme la idea de hacerse mayor por distintas circunstancias. Hablamos de una condición patológica que puede llegar a impactar significativamente en el bienestar y la calidad de vida de quien la padece. En este artículo indagaremos sobre la gerascofobia en cuanto a su significado, a sus implicaciones y cómo abordarla. 

    El significado de “gerascofobia” y su manifestación

    La palabra gerascofobia proviene del griego, de geraskós (envejecer) y fobos (miedo, temor) y significa, por tanto, miedo a envejecer. Pero no se trata de ese temor pasajero natural o reflexión hacia la propia longevidad en ciertos momentos vitales; es un miedo o temor irracional (propio de cualquier fobia) que lleva a quien lo padece a desarrollar sintomatología ansiosa en relación con algo inevitable: el efecto del paso del tiempo en el propio ser

    Una persona gerascofóbica puede mostrarse excesivamente preocupada por los cambios físicos (canas, flacidez muscular, arrugas…) o disminución de ciertas capacidades cognitivas a consecuencia del paso de los años. Además, sus pensamientos relacionados con el propio envejecimiento son negativos y difícilmente los puede evitar: soledad, pérdida, muerte, inutilidad, enfermedad, dependencia… 

    Como es habitual en cualquier fobia, estas preocupaciones llevarán a la presencia de síntomas de ansiedad que pueden llegar a impactar significativamente en el bienestar y calidad de vida. 

    Distinción de la gerascofobia con otros conceptos

    Midorexia, obsesión por parecer más joven

    Recientemente, a nivel popular, ha surgido el término “midorexia”, aludiendo a una conducta obsesiva por aparentar ser más joven o evitar a toda costa la aparición de signos relacionados con el avance de la edad: excesiva adherencia a ciertos hábitos o rutinas (deportivos, nutricionales u otros), alta recurrencia a tratamientos estéticos tal vez obviando riesgos, ocultación deliberada de la propia edad… Todo para mantenerse en esa eterna juventud anhelada. La midorexia es una conducta que puede ir asociada o no a la gerascofobia, no un trastorno reconocido en ninguna clasificación formal de trastornos mentales. 

    Gerontofobia, aversión a las personas mayores

    Gerascofobia no es lo mismo que gerontofobia, aunque provienen de la misma raíz griega: ger, pero mientras que el primer caso hace referencia al verbo envejecer, el segundo lo hace al sustantivo geron (anciano, viejo). La gerontofobia es, pues, la aversión hacia las personas mayores, asociándolas a decadencia, enfermedad o decrepitud. En tanto que fobia, conlleva la aparición de ansiedad ante situaciones que puedan requerir interacción o compartir espacios o momentos con personas ancianas. 

    Edadismo, discriminación por edad

    Otro concepto a distinguir es el edadismo, que hace referencia a conductas o actitudes de discriminación hacia colectivos de personas por razón de su edad que, a menudo, se dirigen hacia las personas mayores. En este caso, hablamos de un problema de clara base sociocultural como cualquier “-ismo” o forma de discriminación ante unas características personales determinadas. 

    Posibles orígenes de la gerascofobia

    Hay distintas teorías derivadas de la psicología social que podrían explicar el origen de la gerascofobia y, entre otras cosas, están relacionadas con:

    • La internalización o aceptación de estereotipos relacionados con la edad. 
    • Tratar de cumplir con expectativas sociales respecto a hitos esperados según distintas edades: emparejarse o casarse, tener hijos, comprar una casa o jubilarse, por ejemplo. 
    • El sentimiento de identidad social, viendo como más positivas las características del grupo con el que uno se identifica (jóvenes) que el del otro grupo (el de mayores). 
    • El temor a la muerte. La autoconciencia de mortalidad es propia de la condición humana, y puede resultar aterradora. El envejecimiento en este caso actúa como recordatorio directo de esta idea, pudiendo desencadenar ansiedad. 

    Por otro lado, son claramente relevantes determinados aspectos socioculturales relacionados con:

    • La promoción de la juventud, la belleza o lo nuevo como valores y símbolos de éxito, de bienestar o de felicidad. Lo que no encaje en tales parámetros, es objeto de rechazo. 
    • Tener una imagen negativa del envejecimiento, asociando la vejez a una etapa homogénea, igual para todos, caracterizada por aspectos negativos asumidos erróneamente como inevitables, a saber: decrepitud, soledad, discapacidad o enfermedad, deterioro cognitivo, Alzheimer u otro tipo de demencia, como la controvertida “demencia senil”

    Sugerencias para abordar la gerascofobia

    A nivel colectivo

    Como ante muchas otras cosas, una de las mejores estrategias es la prevención, abordando los sesgos o estereotipos arraigados en la sociedad, que pueden conducir a una visión negativa del envejecimiento y a promover conductas como el edadismo, presente en muchas actitudes cotidianas, incluso en el lenguaje que se emplea para referirse a las personas mayores. 

    Es particularmente pertinente conceder espacios explícitos en los currículos educativos para tratar la cuestión del envejecimiento y sus vicisitudes, así como la promoción de las relaciones intergeneracionales mediante acciones específicas

    Por supuesto, el fomento de la investigación para la detección precoz de enfermedades neurodegenerativas u otras y contribuir así a disminuir los años vividos con discapacidad y fomentar una vejez plena y autónoma a la que sea menos temeroso acercarse. 

    A nivel individual

    Un artículo periodístico del medio digital “65 y más” aborda la cuestión de la gerascofobia con distintos profesionales y se recogen distintas recomendaciones que aquí reflejamos, junto con aportaciones propias:

    • Actuar para la prevención de enfermedades como el Alzheimer, procurando una vida saludable: cuidar la alimentación, realizar ejercicio físico, mantener la mente activa, evitar hábitos tóxicos y seguir los controles médicos pertinentes. 
    • Evitar la soledad no deseada, cuidando y manteniendo el vínculo con la familia y las amistades, saliendo y participando en actividades sociales.
    • Es importante conectar con los propios objetivos y valores vitales a la vez que se revisa todo aquello que ya hemos conseguido o cumplido. Estas reflexiones pueden ser de ayuda para dotar de significado personal a cada etapa de la vida. 
    • Ante la ansiedad derivada del temor a envejecer, es recomendable aprender estrategias para controlarla, como el mindfulness, las técnicas de relajación o de respiración, así como para la gestión de los pensamientos negativos. Si la ansiedad se acompaña de problemas de inseguridad o autoestima habría que plantearse una consulta profesional para que evalúe la necesidad de una intervención psicoterapéutica.

    El deseo latente de ser inmortal o eternamente joven es casi tan antiguo como la humanidad y puede surgir individualmente en algunos momentos en los que, por cualquier motivo, se exacerba la consciencia de cómo de implacable es el paso del tiempo o de los cambios corporales o de la propia imagen según se cumplen años. El temor a envejecer es natural y, hasta cierto punto, comprensible. No obstante, cuando sobrepasa ciertos límites y se convierte en un miedo anormal y persistente, hay que plantearse la posibilidad de estar padeciendo una alteración psicológica, como es la gerascofobia.

    A veces conviene recordar que envejecer es un regalo que no le llega a todo el mundo y que vale la pena encarar cada etapa vital con la máxima satisfacción posible antes que angustiarse por un devenir inevitable. 

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