La difícil decisión de ingresar a un ser querido con Alzheimer en una residencia
Trasladar a un ser querido con Alzheimer a vivir en una residencia no suele ser una decisión fácil y no hay opciones correctas ni incorrectas. Estas responden a las necesidades y circunstancias de cada caso. Algunos familiares pueden considerar que cuentan con los recursos humanos y materiales como para asegurar el cuidado permanente de la persona con Alzheimer en el hogar, mientras otros, después de evaluar sus circunstancias, entenderán que la persona afectada precisa recibir la atención que necesita en una residencia para personas con Alzheimer.
En el proceso de la enfermedad de Alzheimer, es importante contar con la información necesaria para tomar la decisión más adecuada en cada momento y procurar no dejarse condicionar por prejuicios o por ideas preconcebidas.
Residencia para personas con Alzheimer: conocer las alternativas para tomar una decisión
Dentro de la oferta de residencias, existen diversas opciones. Algunas ofrecen tanto estancias temporales como permanentes, pero siempre de 24h (diurna y nocturna).
Las estancias temporales pueden ser usadas como un periodo de respiro para la persona cuidadora, un tiempo para descansar física y mentalmente, pero también como una etapa de prueba inicial antes de decidir sobre si la residencia es el recurso que necesita la persona con Alzheimer y quienes cuidan de ella en ese momento.
Todas las residencias ofrecen unos servicios básicos (como atención médica y nutricional), a menudo complementados por otros, como fisioterapia, talleres de estimulación cognitiva, programas que favorecen la interacción social y otros servicios diversos, como peluquería o pedicura.
A la hora de decidir por qué servicios complementarios optar, es conveniente tener en cuenta las condiciones físicas y mentales de la persona con Alzheimer, pero también sus gustos previos y su actitud actual hacia las actividades que se desarrollan en la residencia. Es importante pedir toda la información que se necesite sobre las actividades y los servicios a los profesionales de la misma residencia y sondear sobre la relevancia que se da a una atención centrada en la persona.
Recursos alternativos a la residencia para personas con Alzheimer
Existen diferentes recursos que permiten mantener una mayor autonomía y permanecer en entornos conocidos. Estas opciones proporcionan el apoyo necesario para que, tanto las personas afectadas como sus familiares, puedan sobrellevar los desafíos de la enfermedad sin recurrir necesariamente al ingreso en una residencia. A continuación, presentamos algunas alternativas que ofrecen servicios de apoyo y cuidado especializado en el hogar y en espacios adaptados a las necesidades de las personas con Alzheimer o con demencia por otras causas.
Viviendas adaptadas
Con el propósito de mantener la independencia de las personas mayores el máximo tiempo posible, también existen algunas viviendas preparadas para que las puedan habitar personas que, a pesar de haber sido diagnosticadas de enfermedad de Alzheimer, estén en una fase de deterioro cognitivo leve o de demencia leve en la que aún conserven suficiente autonomía como para vivir precisando solo cierta supervisión. De esta forma, pueden mantener su privacidad y sus rutinas o estilo de vida habitual, pero pudiendo recibir asistencia continua de profesionales que velan por su salud.
Servicio de atención domiciliaria
Este recurso permite que las personas con Alzheimer reciban el apoyo necesario en su propio hogar, lo cual facilita que puedan permanecer en su entorno habitual. Los servicios incluyen ayuda en tareas diarias como la higiene personal, la alimentación y el mantenimiento del hogar, adaptándose a las necesidades específicas de cada persona afectada y su familia. Este servicio reduce la percepción de sobrecarga de los familiares y facilita un cuidado integral sin la necesidad de cambiar de lugar de residencia.
Centros de día
Los centros de día ofrecen atención especializada durante ciertas horas, permitiendo que las personas con Alzheimer permanezcan en su propia casa por las noches. Estos centros brindan servicios que incluyen estimulación cognitiva, actividades recreativas y cuidado médico en un ambiente seguro y estructurado, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas que precisan ayuda en el día a día y a aliviar la carga de las personas cuidadoras.
Residencias para personas con Alzheimer según su titularidad
Si la opción considerada es la de una residencia para personas con Alzheimer, es importante tener en cuenta que existen distintos tipos en función de la titularidad y el tipo de gestión, con diferentes características en términos de accesibilidad, costes y servicios disponibles.
- Residencias públicas. Las residencias públicas son gestionadas por entidades gubernamentales y suelen tener un coste más asequible, en algunos casos con plazas subvencionadas para personas con determinadas necesidades económicas. No obstante, debido a la alta demanda, los tiempos de espera pueden ser largos, y el acceso está supeditado al cumplimiento de ciertos requisitos establecidos por la administración pública.
- Residencias privadas. Las residencias privadas ofrecen una mayor flexibilidad en la elección de servicios y suelen disponer de instalaciones modernas y personal especializado. Al ser de gestión privada, los costes suelen ser más elevados y están completamente a cargo de las personas usuarias o de sus familiares. Se puede elegir entre distintas modalidades de estancia y servicios complementarios de acuerdo a las necesidades y preferencias particulares.
- Residencias concertadas. Las residencias concertadas combinan elementos de la gestión pública y de la privada. Normalmente están gestionadas por entidades privadas que reciben subvenciones o financiación pública para ofrecer plazas a un coste reducido. Esta modalidad permite a las personas acceder a servicios de calidad a un precio más asequible que el de una residencia privada, pero habitualmente con un menor tiempo de espera que el de una residencia pública.
El dilema de optar o no por una residencia para una persona con Alzheimer
Las residencias son el recurso que suele generar más dudas e, incluso, malestar entre las personas cuidadoras y familiares de personas con Alzheimer. Cuando se ha optado por el ingreso se puede llegar a experimentar culpabilidad y, al mismo tiempo, sentimientos de liberación. Son reacciones emocionales ambivalentes y, salvo en situaciones extremas, consideradas normales dada la situación. Es importante expresarlas para así poder recibir ayuda si se precisa.
Por una parte, las personas cuidadoras y otras del entorno familiar que han decidido internar a su ser querido con Alzheimer en una residencia pueden sentirse culpables por percibirlo como si le estuvieran abandonando, o albergar ideas preconcebidas y dudas respecto a la adecuación del tipo de atención y/o cuidados que el ser querido vaya a recibir en este tipo de centros (unas dudas que se han visto exacerbadas después de la pandemia por Covid de hace unos años).
Sin embargo, puede experimentarse a la vez la sensación de que la situación sobrepasa los límites de los recursos personales y de que el ingreso en una residencia, más que una alternativa, es un paso inevitable para poder proporcionar la adecuada atención a la persona con Alzheimer. La residencia suele plantearse como una opción de último recurso cuando la enfermedad está muy avanzada o, por algún otro motivo, se hace o se percibe como insostenible, y es frecuente que las familias se muestren reticentes.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las residencias para personas con Alzheimer son centros especializados en los que la persona recibirá no solo cuidados básicos como el aseo o la alimentación, sino también atención específica de diversas figuras profesionales, como puede ser de la psicología o la fisioterapia además de proporcionarle un espacio seguro para el desarrollo de sus actividades cotidianas y mayores oportunidades para la socialización que en el contexto domiciliario.
Trasladar a una persona con Alzheimer a una residencia puede permitir que la persona cuidadora y los familiares pasen más tiempo de calidad con la persona afectada, ya que los momentos que estarán juntos no serán dedicados a los tareas del cuidado del día a día, facilitando la interacción afectiva de una forma más relajada.
La realidad es que no hay decisiones correctas ni incorrectas, ni un momento particularmente indicado para tomar la decisión de ingresar a una persona con Alzheimer en una residencia. Es una decisión que se ha de valorar desde la particularidad de cada caso y debe estar motivada por las circunstancias y las posibilidades de cada persona y cada familia. Puede resultar la mejor opción cuando la situación no permita proveer a la persona con Alzheimer o demencia de los cuidados y asistencia que precisa.
Dada la relevancia de la decisión, antes de tomarla de forma concluyente y optar por una residencia en concreto, es muy importante asesorarse sobre ayudas, recursos, tipos de residencia, ubicación, servicios, costes, etc. y visitar varias para disponer de información de contraste.
Es clave saber de qué recursos sociales disponemos, qué utilidad tienen y cuándo nos pueden resultar de utilidad. Para algunos, una persona que ayude unas horas a la semana en casa puede ser suficiente y, para otros, una residencia será la mejor opción.
Dada la complejidad de este tipo de decisión, es importante considerar la situación desde una perspectiva lo más objetiva posible, sopesando toda la información, y procurando alejarse de prejuicios y sentimientos de culpabilidad. Siempre que se priorice el bienestar de la persona con Alzheimer y se consideren las necesidades y posibilidades de atenderla adecuadamente, la decisión estará bien tomada.
Publicado originalmente el 24 de mayo de 2022, actualizado el 20 de noviembre de 2024.
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