Las terapias no farmacológicas en la enfermedad de Alzheimer
Si bien aún no hay cura para la enfermedad de Alzheimer, existen tratamientos que ayudan a aliviar los síntomas y ralentizar su progreso. Los tratamientos modificadores de las alteraciones cerebrales responsables del curso progresivo de la enfermedad están empezando a ver la luz. No obstante, hace tiempo que disponemos de alternativas que ayudan a mejorar el bienestar y la calidad de vida, tanto de las personas que la padecen como de las personas cuidadoras. Entre ellas, destacan las terapias no farmacológicas que, junto con los tratamientos farmacológicos resultan útiles y complementarios en el abordaje integral del Alzheimer.
En este artículo, nos centraremos en analizar las intervenciones y terapias no farmacológicas para la enfermedad de Alzheimer, aplicables también a otras causas de demencia.
¿Qué son las intervenciones y terapias no farmacológicas?
El abordaje no farmacológico de las demencias se refiere a distintos tipos de intervenciones y terapias llevadas a cabo por profesionales que se practican desde hace muchos años.
La diferencia entre terapia no farmacológica e intervención no farmacológica radica principalmente en el alcance y el uso de los términos, aunque en la práctica muchas veces se emplean de forma intercambiable.
Las terapias no farmacológica consisten en un conjunto de intervenciones terapéuticas planificadas, teóricamente sustentadas y replicables, que se aplican a una persona (la diagnosticada o quien cuida de ella) con el propósito de obtener un beneficio relevante para su salud o bienestar. Estas terapias son aplicadas por profesionales con formación específica y deben cumplir con criterios rigurosos de diseño y evaluación.
Las terapias no farmacológicas suelen considerar un marco terapéutico, con objetivos definidos, evaluación y seguimiento. Por ejemplo, la estimulación cognitiva estructurada, la musicoterapia o la rehabilitación cognitiva personalizada se consideran terapias no farmacológicas, así como la psicoterapia de grupo o los grupos psicoeducativos para dotar de herramientas y apoyo psicológico en el abordaje del proceso.
Las terapias no farmacológicas están conducidas por profesionales de distintas disciplinas (psicólogos, neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas…). En muchas ocasiones, trabajando en equipo y, generalmente, en centros especializados.
La intervención no farmacológica es un término más amplio que hace referencia a cualquier acción, medida o estrategia que no use medicamentos para lograr un efecto beneficioso. Puede englobar desde actividades dirigidas por profesionales, es decir, terapias, hasta acciones informales o preventivas que no necesariamente implican una estructura terapéutica formal.
Así, dentro de las intervenciones no farmacológicas estarían las terapias no farmacológicas, pero también se podrían incluir actividades como modificar el entorno para facilitar la autonomía, grupos informales de apoyo a cuidadores o intervenciones comunitarias, que no siempre son estrictamente terapias.
Intervenciones y terapias no farmacológicas en el contexto del Alzheimer
Las terapias no farmacológicas (TNF) constituyen una pieza fundamental en el abordaje integral de la enfermedad de Alzheimer, que hoy se entiende no solo como una patología médica, sino como un reto humano que requiere atención multidisciplinar, humana y personalizada. En esta concepción actualizada, se integran enfoques previos con los hallazgos y recomendaciones más recientes, como los del World Alzheimer Report 2025 de Alzheimer’s Disease International (ADI), el informe más completo y actual sobre el potencial de la rehabilitación cognitiva y funcional como eje central para mejorar la calidad de vida.
Hay muchas actividades, intervenciones y terapias dirigidas al tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, al margen de la farmacología y como complemento a esta. Dentro de este amplio abanico, nos encontramos con la estimulación cognitiva, la reminiscencia, la musicoterapia, las actividades de tipo artístico, la orientación en la realidad, la estimulación sensorial, la terapia con animales, el ejercicio físico o la psicomotricidad.
Beneficio de las terapias no farmacológicas en el Alzheimer
Es importante recordar que ninguna de estas intervenciones, ya sean farmacológicas o no farmacológicas, puede evitar el avance de la enfermedad de Alzheimer ni recuperar las capacidades cognitivas perdidas. No obstante, pueden ayudar a optimizar las capacidades cognitivas y mantener el máximo tiempo la funcionalidad ante este inevitable progreso. Además, contribuyen a favorecer la calidad de vida, controlar las posibles alteraciones conductuales que pueda presentar la persona con Alzheimer y, de forma secundaria, reducir la ansiedad de quien cuida.
Una terapia no farmacológica para la enfermedad de Alzheimer tampoco es un sustituto de la medicación prescrita. Se trata de un complemento importante para el tratamiento general de la persona con Alzheimer. Algunas de estas intervenciones no farmacológicas se encaminan a las personas afectadas y otras a quienes cuidan.
Rehabilitación cognitiva: el eje principal del informe ADI 2025
El World Alzheimer Report 2025 sitúa la rehabilitación cognitiva y funcional en el centro del tratamiento no farmacológico del Alzheimer como una forma de “reimaginar la vida con demencia”. El informe aporta datos sólidos que muestran que:
- Los programas de rehabilitación individualizada y multidisciplinar ayudan a mantener las capacidades funcionales y cognitivas durante más tiempo.
- Estos programas retrasan en promedio seis meses la necesidad de institucionalización, con beneficios sociales y económicos asociados.
- La rehabilitación se basa en objetivos personalizados que consideran las preferencias y el entorno de la persona, priorizando la participación activa y el refuerzo positivo.
Otras terapias no farmacológicas dirigidas a las personas con Alzheimer
Tengamos presente, de nuevo, que estas intervenciones no revertirán el deterioro cognitivo, pero pueden ralentizarlo y mejorar la autopercepción de competencia, aportando seguridad y sentido de propósito. Veamos algunas de ellas a modo de ejemplo:
Estimulación cognitiva
La estimulación cognitiva consiste en entrenar las funciones mentales que aún conserva la persona, como la memoria, el lenguaje, la atención o el razonamiento, además de otras capacidades contempladas dentro del amplio espectro de las llamadas funciones ejecutivas. Se lleva a cabo mediante actividades estructuradas —juegos, ejercicios mentales, conversación guiada— que fomentan la participación y la motivación. Suele realizarse en grupo, aunque también puede ser de manera individual.
Musicoterapia
Más allá de los beneficios observados del uso recreativo de la música en personas con deterioro cognitivo o demencia, la musicoterapia consiste en el uso profesional de la música para mejorar el estado de ánimo, estimular emociones positivas y reducir la ansiedad y la agitación o la agresividad. En este aspecto, también suelen ofrecer buenos resultados las actividades de estimulación sensorial.
Reminiscencia
Se engloban aquí aquellas intervenciones dirigidas a fomentar el recuerdo de eventos significativos con apoyo de objetos, fotos o música. Un efecto pretendido es fortalecer el sentido propio de identidad y fomentar la interacción social.
Terapia ocupacional
Desde el enfoque de la terapia ocupacional, se trabaja el entrenamiento para la realización autónoma de actividades de la vida diaria, adaptando el entorno para mayor seguridad y funcionalidad.
Ejercicio físico y psicomotricidad
Además de los ya conocidos beneficios generales del ejercicio físico, se deben considerar los programas de psicomotricidad orientados y adaptados de manera específica a mantener el equilibrio, mejorar la movilidad y trabajar la fuerza, mejorando la salud física y la conexión mente-cuerpo.
Intervenciones no farmacológicas dirigidas a las personas cuidadoras
Seguramente no es necesario, pero nunca está de más destacar que el papel de las personas cuidadoras es fundamental para el bienestar y la calidad de vida de las personas con Alzheimer. Las intervenciones y terapias no farmacológicas dirigidas a quienes cuidan son todas aquellas que están orientadas a adquirir información sobre la enfermedad, sus síntomas cognitivos o conductuales, consecuencias y evolución esperable, con el objetivo de tomar conciencia del alcance de la enfermedad y así poder aceptarla y afrontarla mejor.
Es fundamental también que las personas cuidadoras sean conscientes de la necesidad de cuidarse a sí mismas y de pedir ayuda. Aprender estrategias de gestión de situaciones complejas del día a día, así como técnicas de relajación, son herramientas muy útiles para el control de la ansiedad y la prevención de sus consecuencias en el bienestar.
Algunas de las intervenciones específicamente pensadas para personas cuidadoras son los grupos de ayuda mutua que se ofrecen a menudo desde asociaciones o centros de día, así como los grupos terapéuticos y psicoeducativos que ofrece la Fundación Pasqual Maragall, que no deja de ser una terapia no farmacológica.
Retos y desafíos en el marco de las terapias no farmacológicas
Evidencia científica
La eficacia de las terapias no farmacológicas resulta difícil de demostrar. Este hecho se debe, por un lado, a una menor inversión y financiación en este tipo de intervenciones respecto a las farmacológicas y, por el otro, a una mayor dificultad para mostrar sus efectos, de forma objetiva e inequívoca.
Aunque la evidencia científica sobre la eficacia de las TNF ha ido creciendo, persisten dificultades metodológicas para su estudio riguroso (heterogeneidad de participantes, estrategias y duraciones variables). Sin embargo, cada vez hay más consenso respecto a que mejoran la funcionalidad, el estado emocional y la calidad de vida, y contribuyen a retrasar la dependencia y reducir costes asociados al cuidado institucional. No obstante, es necesario que se realicen más estudios rigurosos que permitan extraer evidencias científicas sólidas.
Dada la necesaria complementariedad y el potencial impacto de este tipo de terapias en el bienestar y la calidad de vida de las personas con Alzheimer y de quienes cuidan de ellas, se continúa investigando sobre la objetividad de sus beneficios. Un ejemplo es el estudio CuiDem de la Fundación Pasqual Maragall sobre la eficacia de los grupos terapéuticos para personas cuidadoras.
Acceso y equidad
Las terapias no farmacológicas deberían estar al alcance de las personas afectadas y sus familias de forma generalizada. El informe ADI 2025 destaca la urgencia de incorporar la rehabilitación como un derecho universal en los sistemas de salud, superando las barreras económicas, sociales y culturales para garantizar el acceso equitativo.
La ética y el respeto como fundamento
Por su naturaleza, la posibilidad de que este tipo de intervenciones tengan efectos perjudiciales es muy baja. Aun así, uno de los riesgos o, de hecho, una mala práctica, es aplicar intervenciones sin una base de conocimiento suficiente o sin tener en cuenta la persona con Alzheimer como persona con una trayectoria vital e intereses particulares. .
La aplicación de cualquier terapia no farmacológica debe hacerse siempre respetando la autonomía, la dignidad y la historia personal. No deben ser impuestas ni causar frustración o infantilización. Todo acto terapéutico debe ser consensuado, adaptado a los gustos y preferencias, y orientado siempre al bienestar integral de la persona.
El valor de las terapias no farmacológicas en el abordaje del Alzheimer
Las terapias no farmacológicas desempeñan un papel esencial en el tratamiento integral dirigido a las personas con Alzheimer. Aunque no pueden detener el avance de la enfermedad, contribuyen de manera significativa a preservar las capacidades cognitivas, mejorar la autonomía y fomentar el bienestar emocional. Estas intervenciones —que incluyen la estimulación cognitiva, la musicoterapia o la terapia ocupacional— también alivian la carga emocional de las personas cuidadoras. Integrarlas junto a los tratamientos farmacológicos permite ofrecer una atención más humana, personalizada y focalizada en una mejor calidad de vida.
Preguntas frecuentes
¿Cuándo deben aplicarse las terapias no farmacológicas en demencia?
Las terapias no farmacológicas deben aplicarse, preferiblemente, desde fases tempranas de la enfermedad para maximizar su eficacia.
¿Qué tipos de terapias no farmacológicas se utilizan para el Alzheimer y otras demencias?
En personas con Alzheimer u otros tipos de demencia, algunos ejemplos de terapias no farmacológicas que pueden resultar beneficiosas son la estimulación cognitiva, la rehabilitación cognitiva, la musicoterapia o los programas de ejercicio físico.
¿Qué es la terapia de reminiscencia en personas con demencia?
La reminiscencia es una técnica que utiliza elementos que faciliten la evocación del pasado, como fotos o música, para estimular la memoria y mejorar el bienestar emocional de la persona con demencia.
Referencias
- Confederación Española de Asociaciones de Familiares de personas con Alzheimer y otras demencias (2016). Terapias no farmacológicas en las asociaciones de familiares de personas con Alzheimer. Guías metodológicas de implantación. Salamanca: CEAFA.
- Clare, L., & Jeon, Y.-H. (2025). World Alzheimer Report 2025: Reimagining life with dementia – the power of rehabilitation. Alzheimer's Disease International. London, England.
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- Poudevida, S., de Sola, S., Brugulat-Serrat, A., et al. (2022). Efectividad de una intervención psicoterapéutica grupal en la mejora del bienestar de personas cuidadoras de un familiar con enfermedad de Alzheimer: estudio CuiDem. Revista de Neurología, 75(8), 203-211. https://doi.org/10.33588/rn.7508.2022180
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- Woods, B., O'Philbin, L., Farrell, E. M., Spector, A. E., & Orrell, M. (2018). Reminiscence therapy for dementia. The Cochrane database of systematic reviews, 3(3), CD001120. https://doi.org/10.1002/14651858.CD001120.pub3
Publicado originalmente el 2 de mayo de 2019, actualizado el 27 de octubre de 2025.
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