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Alcohol y demencia: entender el riesgo y cómo reducirlo

4 min lectura
22 julio, 2024
Índice de contenidos

    El consumo de alcohol es una práctica profundamente arraigada en muchas culturas alrededor del mundo. Desde celebraciones sociales hasta rituales más cotidianos, el alcohol a menudo juega un papel central en la vida de muchas personas. Sin embargo, es fundamental entender los impactos que el consumo de alcohol puede tener en la salud, especialmente en la salud cerebral y en el desarrollo de demencia.

    Esta relación entre el alcohol y la demencia ha sido objeto de múltiples estudios, revelando que el consumo excesivo de alcohol puede ser un factor de riesgo significativo para el deterioro cognitivo y diversas formas de demencia.

    En este artículo exploramos el consumo de alcohol como factor de riesgo de daño cerebral y demencia, en particular, la demencia alcohólica. Se ofrecen también algunos consejos para disminuir o evitar el consumo de alcohol. Resulta clave comprender cómo el alcohol puede afectar a la salud cerebral y qué medidas se pueden tomar para protegerla.

     

    El alcohol como factor de riesgo de daño cerebral y demencia

    El consumo excesivo de alcohol se ha identificado como un factor de riesgo significativo para el desarrollo de demencia y, en general, de daño cerebral1. Se estima que hasta el 40% de los casos de demencia a nivel mundial podrían prevenirse o retrasarse al modificar 12 factores de riesgo y, entre ellos, se incluye el consumo excesivo de alcohol2.

    El consumo excesivo de alcohol puede provocar una serie de efectos adversos en el cerebro, como pérdida de volumen o atrofia cerebral, especialmente en la sustancia blanca y, en consecuencia, el deterioro de las capacidades cognitivas. Beber más de 21 unidades de bebida estándar (UBE) por semana está asociado con un mayor riesgo de demencia. Además, el impacto del alcohol en el cerebro es acumulativo, lo que significa que los efectos negativos pueden aumentar con el tiempo y con el consumo sostenido de grandes cantidades de alcohol.

    Una UBE equivale a 10 mililitros o 8 gramos de alcohol puro. Por ejemplo, una copa de vino estándar (125 ml) con una graduación alcohólica del 12% contiene aproximadamente 1.5 UBE, mientras que una pinta de cerveza (568 ml) con una graduación alcohólica del 5% contiene alrededor de 2.8 UBE. Comprender estas unidades es esencial para monitorear y limitar el consumo de alcohol, especialmente cuando hablamos de los límites de un consumo seguro.

    Limitar o, aún mejor, evitar el consumo de alcohol puede ser una medida efectiva para reducir el riesgo asociado de desarrollar demencia. Lo más recomendable es no consumir alcohol, pero, si se consume, se debe hacer de forma muy controlada. Y, en cualquier caso, se deben seguir las recomendaciones médicas específicas para cada persona. A este respecto, es muy útil la información ofrecida por el Ministerio de Sanidad que puede consultarse aquí

    Demencia alcohólica

    La ciencia respalda la asociación entre alcohol y demencia. Por ejemplo, en un estudio realizado sobre más de 31 millones de personas hospitalizadas, se encontró que los trastornos por consumo de alcohol se asociaron con un mayor riesgo de demencia, especialmente en las demencias de inicio temprano (antes de los 65 años)3. Este hallazgo subraya la importancia de identificar y tratar los trastornos por consumo de alcohol para prevenir el desarrollo de demencia alcohólica.

    La demencia alcohólica es una forma de demencia causada por el consumo crónico y excesivo de alcohol y la deficiencia de tiamina (vitamina B1), común en las personas que consumen alcohol en exceso. El cuadro se caracteriza por síntomas como pérdida de memoria, confusión y alteraciones de la coordinación y el equilibrio. 

    En la demencia alcohólica existe una fase aguda de la enfermedad llamada encefalopatía de Wernicke, que es potencialmente reversible si se trata a tiempo con suplementos de tiamina y la abstinencia total de alcohol. Sin embargo, si no se trata, puede progresar a la fase crónica, denominada síndrome de Wernicke-Korsakoff, en la que el daño cerebral es ya permanente, apareciendo problemas graves de memoria además de otras alteraciones de las capacidades cognitivas.

    Consejos para disminuir o evitar el consumo de alcohol

    Evitar o disminuir el consumo de alcohol es fundamental para proteger la salud cerebral y reducir el riesgo de demencia. Aquí algunos consejos prácticos:

    • Buscar alternativas saludables. Tratar de encontrar bebidas alternativas saludables y agradables que no contengan alcohol. Hay muchas opciones disponibles, como agua saborizada, zumos naturales y otras bebidas no alcohólicas que pueden ser igual de satisfactorias.
    • Socializar sin alcohol. Buscar actividades sociales que no giren en torno al consumo de alcohol. Hacer ejercicio, caminatas, actividades culturales y reuniones en entornos que no promuevan el consumo de alcohol son alternativas saludables que pueden ser placenteras.
    • Buscar apoyo. Si se tienen dificultades para reducir o evitar el consumo de alcohol, es importante buscar ayuda profesional. La asistencia a grupos de apoyo, la terapia individual o los programas de rehabilitación pueden ofrecer las herramientas y el apoyo necesarios para lograr una vida sin alcohol.
    • Informarse y reflexionar. Existen herramientas de autoconocimiento, como la anteriormente indicada del Ministerio de Sanidad, o la calculadora "¿Ves lo que bebes?" impulsada por la Generalitat de Cataluña, que ayudan a comprender mejor los patrones de consumo y el impacto que tienen en la salud. Reflexionar sobre los beneficios de una vida sin alcohol puede ser un poderoso factor motivador para plantearse y llevar a cabo cambios positivos en nuestra vida cotidiana.
    • Educar a los jóvenes. Es crucial educar a las nuevas generaciones sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol y promover hábitos de vida saludables desde una edad temprana. Fomentar la educación y la concienciación puede tener un impacto duradero en la prevención de problemas relacionados con el alcohol.

    En resumen, existe una relación entre alcohol y demencia, pues el consumo excesivo de alcohol tiene un impacto significativo en la salud cerebral y aumenta el riesgo de desarrollar demencia. La investigación científica respalda que se ha de evitar el consumo de alcohol o ha de ser el mínimo para reducir los riesgos asociados. La demencia alcohólica es una forma grave de daño cerebral que puede prevenirse y tratarse con la intervención adecuada. Adoptar medidas para reducir o evitar el consumo de alcohol puede mejorar significativamente la calidad de vida y la salud cerebral a largo plazo.

    Referencias bibliográficas y enlaces de interés

    1. Visontay R, Rao RT, Mewton L. Alcohol use and dementia: new research directions. Current Opinion in Psychiatry 34(2):p 165-170, March 2021.
    2. Livingston G et al. Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Commission. Lancet 2020; 396: 413–46.
    3. Schwarzinger M, Pollock BG, Hasan OSM, et al. Contribution of alcohol use disorders to the burden of dementia in France 2008–13: a nationwide retrospective cohort study. Lancet Public Health 2018; 3: e124–32.
    4. Síndrome de Wernicke-Korsakoff. Manual MSD. Versión para público general.

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