Consejos para la memoria para compensarla cuando no es óptima
Sea porque la memoria nunca ha sido nuestro punto fuerte, o porque, por cualquier circunstancia, notemos que ya no es la que era, podemos seguir algunas recomendaciones para mejorar su rendimiento o para compensarlo en aquello que podamos.
Estrategias de optimización de la memoria
Algunos buenos consejos para la memoria están basados en el desarrollo de estrategias que ayudan a una mejor organización de la información y a favorecer la atención, puesto que una buena atención es imprescindible para un sólido registro de aquello que queremos recordar. Por eso, empezaremos por ella, y añadiremos algunas otras sugerencias, como muestra de algunos recursos mnemotécnicos (que no dejan de ser consejos para la memoria).
- Poner atención es fundamental para el registro de nueva información. Por ello, evitar fuentes de distracción y poner todos los sentidos en aquello que queremos recordar, será parte del éxito de que lo consigamos. Retener las indicaciones que nos dan por teléfono para llegar a un lugar determinado mientras se está pendiente de la televisión, por ejemplo, divide nuestra atención y minimiza las posibilidades de éxito.
- Organizar y estructurar la información que queremos retener. Por ejemplo, si queremos recordar 12 productos que queremos comprar, será mucho más eficiente para nuestra memoria recordarlos por categorías, que individualmente. Imaginemos que lo que tenemos que comprar es: leche, arroz, pollo, lechuga, bistecs, yogures, tomates, macarrones, brócoli, harina, queso y sal. Si en lugar de listarlo así mentalmente lo hacemos por categorías, resultará mucho más fácil: 4 de despensa (arroz, macarrones, harina y sal) 3 de lácteos (leche, yogures y queso), 3 vegetales (tomates, brócoli y lechuga), 2 cárnicos (pollo y bistecs).
- Visualizar y asociar la información. A muchas personas les resulta útil asociar la información verbal con imágenes, empleando distintas estrategias. Por ejemplo, para recordar el nombre de personas, realizar asociaciones visuales, aunque puedan parecer extravagantes, pero, a menudo, funcionan, como esta: para recordar que la persona que me acaban de presentar se llama Pedro, tal vez el hecho de que tenga una barba gris lo asocie con una piedra. Si busco esta comparativa y me centro un poco en la idea cuando me lo presentan, es probable que la próxima vez que lo vea, su barba me lleve a la “piedra” y esta palabra a “Pedro”.
- Mantener un orden. Si destinamos un lugar determinado para dejar ciertas cosas y somos constantes en su mantenimiento, podemos minimizar las ocasiones angustiosas por no encontrarlas. Dejar las llaves, las gafas o el monedero siempre en el mismo sitio, nos ahorrará tener que hacer el esfuerzo frecuente de recordar dónde pueden estar.
Ayudas externas
Sea por circunstancias pasajeras, sea porque la memoria se ve afectada por alguna enfermedad, o sea porque preferimos liberarla de cierta carga para poderla ocupar con otras cosas, las ayudas externas son un recurso muy útil para ponérselo más fácil a nuestra memoria. Aquí van algunos ejemplos que, seguro, muchos nos serán familiares.
- Notas adhesivas. Los clásicos pósit o las notas sujetas por imanes en la nevera, son fantásticos aliados para recordar algunos datos.
- Alarmas en el móvil. Las tecnologías actuales son un estupendo recurso para recordarnos, mediante alarmas o recordatorios con notas, determinadas cosas a hacer, bien en el mismo momento en que las debemos llevar a cabo, o con la antelación que consideremos para prepararlas.
- Calendarios, agendas y planificadores. Los clásicos calendarios de pared o de sobremesa, o los planificadores semanales o mensuales, o las agendas en papel de toda la vida, siguen siendo para muchas personas un recurso muy útil en el que anotar los cumpleaños de amigos y familiares, citas médicas, celebraciones, etc.
Un último consejo para la memoria pasa por no autopenalizarnos por los olvidos o despistes. Ello solo contribuirá a generar frustración y ansiedad, factores muy poco favorecedores para optimizar el rendimiento de la memoria. Como ya explicamos en otro artículo, el olvido también tiene su razón de ser y, al igual que la memoria, también es útil entenderlo.