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Promover la estimulación cognitiva en una persona con Alzheimer

5 min lectura
27 enero, 2022
Índice de contenidos

    En este artículo hablaremos de los beneficios que la estimulación cognitiva puede aportar a las personas que padecen Alzheimer.

    Además, ofreceremos algunas recomendaciones o pautas sobre aspectos relevantes a tener en cuenta para realizar actividades de estimulación cognitiva en casa.

    La importancia de la estimulación cognitiva ante el Alzheimer 

    La estimulación cognitiva es una forma de intervención no farmacológica que tiene como objetivo preservar el máximo tiempo posible las capacidades cognitivas

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    La estimulación cognitiva está especialmente indicada en personas en fases leves y moderadas de la enfermedad para tratar de ralentizar el deterioro cognitivo. A su vez, puede ayudar a mantener por más tiempo la autonomía en las actividades de la vida diaria, retrasando la dependencia de terceras personas. 

    Algunos estudios también sugieren que las actividades de estimulación cognitiva en personas con Alzheimer pueden contribuir a disminuir la frecuencia de alteraciones conductuales y mejorar el estado de ánimo. Estos beneficios, unidos a los que aportan los tratamientos farmacológicos específicos aprobados para esta enfermedad, redundan en una mayor preservación de la calidad de vida en la persona afectada, la persona cuidadora y sus familiares. 

     

    Actividades que promueven la estimulación cognitiva 

    Para ejercitar la estimulación cognitiva con una persona con Alzheimer, podemos recurrir a una amplia gama de actividades y rutinas, que implican poner en juego varias capacidades cognitivas, como la memoria, el lenguaje, la atención, la orientación, las funciones ejecutivas y las praxias

    A modo de ejemplo, estas son algunas de las actividades que podemos realizar en casa, estimulando con ellas distintas capacidades cognitivas:

    • Conversar acerca del presente y del pasado, sobre aspectos personales o sociales y temas de interés de la persona con Alzheimer, utilizando diarios, libros, películas, u objetos significativos para ella, o valiéndonos de una “caja de recuerdos”. Estaremos estimulando el lenguaje, la orientación temporal y la memoria.  
    • Juegos diversos:  juegos de cartas, de palabras, rompecabezas, crucigramas, palabras, rompecabezas… Con ellos se puede estimular la atención, la memoria, el lenguaje, o las funciones ejecutivas (relacionadas con la planificación y el razonamiento), entre otras. 
    • Actividades musicales: escuchar música, tocar un instrumento (aunque sea unas maracas o una pandereta) o bailar. La música es un gran vehículo para la evocación de momentos de vida y emociones, particularmente cuando se selecciona música personalmente significativa. Además, puede facilitar la expresión comunicativa, el movimiento y el ejercicio físico, que también favorece a las capacidades cognitivas.
    • Actividades domésticas y cotidianas como fuente de estimulación cognitiva: las actividades relacionadas con la cocina, la repostería, la jardinería, o el bricolaje, entre otras, pueden ser excelentes formas de estimular distintas capacidades cognitivas. 

    Pautas para planificar actividades de estimulación cognitiva con una persona con Alzheimer

    Es recomendable evitar que la persona con Alzheimer perciba las actividades de estimulación cognitiva como algo rígidamente estructurado, tedioso, o poco motivador, sea porque no le resulte interesante, o sea porque el nivel de exigencia sea superior al de su capacidad o, al revés, excesivamente bajo y lo perciba como aburrido o que atente a su dignidad. Para ello, se sugieren algunas pautas a continuación:

    1. Identificar aquellas capacidades relativamente preservadas

    El objetivo es estimular aquellas capacidades cognitivas que la persona con Alzheimer aún tiene relativamente preservadas. Desgraciadamente, en tanto que enfermedad neurodegenerativa, aquellas capacidades ya perdidas, no se pueden recuperar. Por ejemplo, cuando la memoria está gravemente afectada, no tiene sentido realizar ejercicios de repetición para tratar de que memorice cosas nuevas. Sin embargo, ayudarse de notas escritas o alarmas, pueden ser estrategias útiles que ayuden a compensar esa función. 

    Por eso, es importante observar el nivel de desempeño de la persona con Alzheimer en actividades cotidianas, para fomentar todo lo que aún puede hacer. Además, ello favorecerá una mayor colaboración y se minimizará el sentimiento de frustración que genera enfrentarse a la pérdida de capacidades. La observación continuada a lo largo de la enfermedad nos servirá para modular el grado de dificultad de las actividades, ajustando o reemplazando tareas por otras más sencillas cuando sea conveniente. 

    2. Procurar la estimulación cognitiva cuanto antes

    Es conveniente realizar actividades de estimulación desde las primeras fases de la enfermedad, o desde el momento del diagnóstico. El objetivo es promover la preservación de las capacidades el máximo tiempo posible y, con ello, ralentizar la dependencia de la persona. 

    3. Promover la motivación mediante actividades personalmente significativas 

    Con el objeto de despertar la motivación de las personas con Alzheimer en las actividades de estimulación cognitiva, es importante que éstas estén vinculadas a los intereses personales y/o a su trayectoria vital. Si las actividades guardan relación con una afición de la persona, con alguna habilidad suya, con un interés relacionado con su profesión (si le fue grata) o con su formación, serán probablemente mejor recibidas que aquellas actividades en las que no exista ningún tipo de vinculación o atractivo personal.  

    4. Facilitar la concentración 

    Para poder mantener la atención de la persona con Alzheimer en la actividad es importante preparar el entorno donde se llevará a cabo. 

    • Es conveniente eliminar distractores que puedan desviar su foco de atención hacia otras cosas. 
    • También es conveniente limitar el número de opciones para la realización de la actividad para evitar confundirle, dando pie a la frustración o la irritabilidad. Por ejemplo, en la realización de actividades básicas de la vida diaria como el aseo o vestirse, o preparar algo sencillo de comer, dar múltiples alternativas a escoger (productos de higiene, ropa, ingredientes), podría hacerle dudar, distraer su atención y desmotivar a continuar. 

    No obstante, hay que buscar el equilibrio y mantener la posibilidad de escoger, limitando las opciones según su nivel de capacidad, para fomentar su dignidad y autoestima. 

    5. Integrar las actividades en la rutina diaria 

    Es importante procurar que las actividades de estimulación cognitiva formen parte de la rutina diaria, y no forzar situaciones en las que la persona pueda sentirse evaluada o confrontada con sus dificultades.  Por ejemplo, es preferible promover la orientación en tiempo, espacio y persona mientras se realizan ciertas actividades, más que realizarle preguntas directas sobre el día en qué estamos, sobre la calle en qué vive o sobre su fecha de nacimiento. Se puede incluir la noción del tiempo en muchas actividades mencionando nosotros en qué día nos encontramos, o la orientación en persona conversando sobre hechos relevantes de su vida o anécdotas. 

    6. Plantearse como meta lograr pequeños retos y proveer el apoyo justo y necesario

    Lo que se pretende es tratar de ralentizar el deterioro cognitivo y funcional, potenciando el sentido de utilidad en la persona con Alzheimer. Para ello, es importante generar un pequeño reto en cada actividad y evitar sobreproteger solucionando nosotros mismos la tarea ante la primera dificultad. 

    La mejor forma de alcanzar este equilibrio es brindar ayuda (física o verbal) cuando observamos que no es capaz de realizar algún paso de la tarea. Brindar apoyo de forma progresiva, paso a paso, no importa cuántas veces, pero que le permita avanzar y posiblemente finalizar la tarea con éxito. 

    Con el avance de la enfermedad, la necesidad de apoyo irá en aumento: pasaremos de realizar una simple supervisión a proveer apoyo puntual y, con el tiempo, a prestar ayuda generalizada. Graduando nuestro apoyo, mantendremos su motivación, su sentimiento de utilidad y minimizaremos su frustración. 

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