La aparición de este síndrome es frecuente en personas de edad avanzada, particularmente en aquellas con deterioro cognitivo o demencia.
Principales síntomas del síndrome confusional
La sintomatología del síndrome conductual es amplia, apareciendo relacionada con los siguientes aspectos:
1. Nivel de conciencia
Su alteración es el síntoma preponderante del síndrome confusional. Se observa un nivel de alerta marcadamente alterado para responder a los estímulos del entorno. Este nivel de alerta no se mantiene estable, sino que fluctúa entre un estado letárgico y la hiperreactividad a lo largo del día.
2. Alteraciones cognitivas
Se observa una alteración generalizada de las capacidades cognitivas. El marcado déficit para centrar, mantener y dirigir la atención, se acompaña de una alteración de la memoria reciente y desorientación en el tiempo y en el espacio; un lenguaje confuso e incoherente, y una capacidad de razonamiento desorganizada con frecuente presencia de delirios y alucinaciones.
3. Alteraciones del estado de ánimo
Es habitual experimentar fluctuaciones entre estados de apatía, inquietud, ansiedad y depresión.
4. Cambios conductuales
Se observa una conducta alterada, desorganizada, lo que impide a la persona afectada llevar a cabo actividades básicas de forma apropiada como asearse, comer o vestirse. A su vez, es habitual experimentar diferentes cambios conductuales durante el día, ya sean de enlentecimiento, de agitación o de agresividad.
5. Alteraciones del sueño
La persona puede mostrar excesiva somnolencia diurna y experimentar insomnio, confusión y agitación durante la noche.
Principales causas y factores de riesgo desencadenantes
Existe un gran número de causas o de factores de riesgo que pueden desencadenar un síndrome confusional en personas de edad avanzada. Los más relevantes son:
- Presencia de deterioro cognitivo.
- Alteraciones metabólicas (causadas, por ejemplo, por una insuficiencia renal o hepática).
- Alteraciones endocrinas (como una diabetes no controlada).
- Infecciones (neurológicas, respiratorias y urinarias, entre otras).
- Padecer enfermedades neurológicas y vasculares (ictus, meningitis).
- Dolor no controlado.
- Desnutrición.
- Efectos secundarios derivados de algunos fármacos o de la interacción de varios de ellos.
También existen otros factores que dependen en mayor medida de las circunstancias y del entorno de la persona afectada. Sobre todo en personas que presentan un deterioro cognitivo previo, pueden actuar de desencadenante ciertas situaciones que puedan ser desestabilizadoras o estresantes, como un ingreso hospitalario, un cambio de domicilio, una intervención quirúrgica reciente, o la falta de movilidad prolongada (por alta dependencia funcional).
Diagnóstico y tratamiento del síndrome confusional
Frente a síntomas compatibles con un síndrome confusional, una vez diagnosticado, el médico tratará de identificar los factores precipitantes que lo hayan desencadenado. Para ello, realizará una entrevista clínica acompañada de una batería de exploraciones y pruebas, entre ellas:
- Un examen físico,
- Una exploración cognitiva, del estado de ánimo y conductual,
- Una revisión de la medicación de la persona afectada,
- Y la realización de analíticas y pruebas de imagen, según el caso.
El tratamiento se centrará en las causas desencadenantes que se hayan identificado, controlar la sintomatología y asegurar los cuidados básicos (alimentación, aseo…) que requiere la persona afectada hasta que el síndrome remita.
Es habitual establecer controles preventivos de los factores de riesgo en personas de edad avanzada, por ejemplo, durante un ingreso hospitalario, ya que es un contexto en el que frecuentemente se desencadena el síndrome confusional en personas mayores.
No confundir el síndrome confusional con deterioro cognitivo o demencia
El síndrome confusional, el deterioro cognitivo y la demencia comparten sintomatología similar, lo que de entrada puede dificultar el diagnóstico. Sin embargo, existen diferencias claras entre estas entidades.
En el caso del síndrome confusional, la sintomatología suele aparecer de forma abrupta, aguda, por lo que tiene un inicio claro en el tiempo; la causa desencadenante suele ser identificable: uno o varios factores de riesgo; y el cuadro suele ser transitorio y reversible, por tanto, la sintomatología remite una vez se inicia el tratamiento.
Por el contrario, en el caso de deterioro cognitivo y la demencia, su inicio es insidioso (no tiene un comienzo claro en el tiempo); los síntomas progresan lentamente; la causa desencadenante es múltiple y el deterioro, en la mayoría de los casos, es irreversible, no remite.
Como sabemos, no tenemos por el momento ningún tratamiento comercializado capaz de frenar, ralentizar o modificar la progresión de la mayoría de demencias, como es el caso de la debida a enfermedad de Alzheimer.
No obstante, como hemos explicado anteriormente, el deterioro cognitivo y la demencia son dos de los factores que más predisponen a padecer un síndrome confusional. Cabe destacar que la presencia de un síndrome confusional no implica necesariamente la existencia de un cuadro de deterioro cognitivo previo en la persona afectada. Pero sí podría considerarse una señal de alerta, y habría que valorar la posibilidad de que estuviéramos ante el inicio de un proceso neurodegenerativo no detectado hasta la fecha. En el caso de las personas con deterioro cognitivo o demencia diagnosticada, la aparición del síndrome confusional podría conllevar una mayor progresión del deterioro.
Por tanto, si un ser querido, afectado o no por una demencia, presenta de forma abrupta una alteración relevante de su nivel de conciencia, de sus capacidades cognitivas, su conducta, su estado de ánimo o el sueño, es fundamental solicitar inmediata atención médica, pues podría estar manifestando un síndrome confusional y requerir de tratamiento y atención específica.