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La función ejecutiva: ¿qué es y cómo se ve afectada por el Alzheimer u otras causas de demencia?

5 min lectura
9 julio, 2024
Índice de contenidos

    La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la pérdida de memoria y otras capacidades cognitivas. Una de las afectaciones, no tan conocidas como la de la memoria, se da en la función ejecutiva (o funciones ejecutivas), cuyo papel es crucial para la planificación, la toma de decisiones, la resolución de problemas y el control del comportamiento. En este artículo, explicamos en qué consiste la función ejecutiva y cómo se ve afectada por la enfermedad de Alzheimer.

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    ¿Qué es la función ejecutiva?

    La función ejecutiva engloba un conjunto de procesos cognitivos que nos permiten planificar, tomar decisiones, resolver problemas y regular nuestro comportamiento. Todas ellas son habilidades fundamentales para la vida diaria, ya que nos ayudan a adaptarnos a situaciones nuevas, así como también a mantener metas a largo plazo y comportarnos de manera socialmente adecuada. Sin embargo, algunas enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer u otras formas de demencia, pueden afectar a esta función, deteriorando la calidad de vida de las personas que las padecen y afectando también a las personas cuidadoras y al proceso de cuidado.

    Así pues, cuando hablamos de la función ejecutiva, y siguiendo la definición de un neurocientífico experto y referente en esta materia, como es el Dr. Joaquín Fuster, hacemos referencia a un grupo complejo de procesos mentales que nos permiten llevar a cabo nuestras actividades cotidianas con éxito, especialmente aquellas que requieren un esfuerzo consciente y una planificación detallada. Entre los procesos que forman parte de la función ejecutiva se incluyen:

    • Razonamiento y lógica. Aquí se engloba la capacidad para pensar de manera abstracta, comprender relaciones complejas y resolver problemas.
    • Planificación. Es decir, la habilidad para organizar pensamientos y acciones de manera eficiente para alcanzar un objetivo.
    • Memoria de trabajo. Es aquel tipo de memoria que permite mantener y manipular información en la mente durante cortos períodos de tiempo.
    • Flexibilidad cognitiva. Gracias a esta habilidad nos podemos adaptar a nuevas situaciones o cambiar de estrategia cuando es necesario.
    • Control inhibitorio. Este factor está muy relacionado con la atención y se refiere a la capacidad para suprimir respuestas automáticas o impulsivas y actuar de manera adecuada según las normas sociales o contextuales.

    Implicaciones de la función ejecutiva en la vida cotidiana

    La función ejecutiva es crucial para muchas actividades de la vida diaria, desde las más simples hasta las más complejas. Afecta a cómo manejamos nuestras finanzas, cómo nos organizamos en el trabajo, cómo planificamos nuestras comidas e incluso cómo mantenemos relaciones interpersonales. 

    La alteración de la función ejecutiva puede llevar a problemas significativos en la vida cotidiana como, por ejemplo, tener dificultades para seguir instrucciones, mantener una conversación coherente. Incluso puede llegar a afectar al cuidado de uno mismo. Por ejemplo, una persona con alteraciones ejecutivas puede tener dificultades para gestionar sus finanzas, olvidando pagar facturas o realizando compras impulsivas. También puede presentar dificultades en el ámbito laboral, puesto que la planificación de tareas o el cumplimiento de plazos pueden verse afectados, lo que puede resultar en un bajo rendimiento laboral. Asimismo, la función ejecutiva nos ayuda en nuestras relaciones personales, puesto que nos permite inhibir respuestas impulsivas. Una afectación en esta área puede llevar a comportamientos socialmente inapropiados, afectando a las relaciones con amigos y familiares.

    Los lóbulos frontales: la base para la función ejecutiva

    Los lóbulos frontales, especialmente la corteza prefrontal, son esenciales para la función ejecutiva. Esta área cerebral es la que se encarga de integrar información de otras partes del cerebro y usarla para planificar y ejecutar acciones

    Es por ello que el neuropsicólogo Elkhonon Goldberg habla del rol de esta área cerebral en la función ejecutiva como si de un director de orquesta se tratara. Así pues, cualquier daño en esta región, ya sea por enfermedades neurodegenerativas como en el caso de la enfermedad de Alzheimer, lesiones traumáticas o accidentes cerebrovasculares, pueden resultar en una disfunción ejecutiva significativa.

    ¿Cómo se afecta la función ejecutiva por el Alzheimer?

    El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que causa deterioro progresivo de la memoria y de otras funciones cognitivas. Uno de los síntomas cognitivos menos conocidos de la enfermedad Alzheimer es la alteración de la función ejecutiva

    • En las etapas iniciales de la enfermedad, las personas pueden tener dificultades para planificar actividades o resolver problemas complejos. A medida que la enfermedad avanza, estas dificultades se agravan, afectando la capacidad para realizar tareas diarias básicas y llevar una vida independiente. Así pues, una persona con enfermedad de Alzheimer en estadios iniciales puede olvidar cómo organizar una lista de quehaceres diarios o tener dificultades para planificar una reunión familiar o una celebración. 
    • En etapas más avanzadas, la afectación de la función ejecutiva se puede manifestar en dificultades para realizar tareas más básicas, como la secuencia correcta de colocación de prendas al vestirse o los pasos adecuados para preparar una comida.

    La alteración de la función ejecutiva es habitual en otras causas de demencia

    Además del Alzheimer, otras formas de demencia también pueden afectar la función ejecutiva. Por ejemplo: 

    • La demencia frontotemporal: 
      • Es una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente a los lóbulos frontales y temporales del cerebro. 
      • Los síntomas incluyen cambios drásticos en la personalidad y el comportamiento, dificultades con la planificación y la organización, y una disminución en la capacidad para tomar decisiones. 
      • Debido a que los lóbulos frontales son fundamentales para la función ejecutiva, esta forma de demencia puede resultar en un deterioro significativo en estas habilidades. 
      • Una persona con demencia frontotemporal puede comportarse de manera inapropiada en situaciones sociales, como interrumpir conversaciones constantemente o mostrar una falta de empatía hacia los sentimientos de los demás.
    • La demencia vascular
      • Está causada por problemas de suministro de sangre al cerebro, a menudo como resultado de accidentes cerebrovasculares o problemas vasculares crónicos. 
      • Las personas con demencia vascular pueden experimentar una disminución en la función ejecutiva, como problemas para planificar, organizar y tomar decisiones. Esto se debe a que los accidentes cerebrovasculares pueden dañar áreas del cerebro responsables de estas funciones. 
      • Después de un accidente cerebrovascular, una persona puede encontrar difícil seguir una receta de cocina que solía preparar fácilmente, o puede tener problemas para recordar los pasos necesarios para realizar una tarea que antes era rutinaria.

    Algunos consejos para estimular la función ejecutiva o compensar su alteración en el día a día

    Comprender la función ejecutiva y su importancia es crucial para desarrollar estrategias efectivas de manejo y apoyo para aquellas personas con enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia. Con intervenciones adecuadas y un entorno de apoyo es posible mejorar la calidad de vida de estas personas y su entorno y ayudarlas a mantener su independencia durante más tiempo.

    En esta línea, existen algunas actividades cotidianas que podemos realizar para estimular la función ejecutiva o bien compensar algunos de los déficits relacionados. Por ejemplo:,

    • Actividades como los rompecabezas, los juegos de estrategia y la lectura pueden ayudar a mantener y mejorar, en general, las capacidades cognitivas. Así pues, participar en un club de lectura o jugar juegos de mesa estratégicos como el ajedrez puede ser beneficioso, ya que son actividades en las que se suele emplear la planificación, la organización o la lógica. 
    • Establecer rutinas diarias y mantener un entorno organizado puede ayudar a compensar las dificultades con la planificación y la gestión del orden. 
    • El uso de calendarios y listas de tareas para mantener un registro de las actividades diarias y los compromisos también permite establecer, trabajar y mantener un orden. 
    • Los programas de entrenamiento cognitivo que incluyan ejercicios diarios para mejorar la capacidad de planificación y el establecimiento de rutinas son un muy buen estímulo para la función ejecutiva. 
    • La realización de actividades en grupo estimulará la interacción social significativa y, consecuentemente, las normas de comportamiento inherentes. 

    En resumen, la función ejecutiva es esencial para llevar una vida plena y autónoma. Su alteración, ya sea por el Alzheimer u otras formas de demencia, puede tener un impacto profundo en la vida cotidiana, pero, con una comprensión adecuada de esta función y mediante estrategias específicas y el apoyo del entorno social y de especialistas profesionales, es posible mitigar algunos de los efectos negativos y mejorar la calidad de vida de las personas con déficits ejecutivos. La educación y la sensibilización sobre estos temas son fundamentales para proporcionar el cuidado y el apoyo necesarios a las personas con demencia.

    Referencias y enlaces de interés

    • Fuster, J. The Prefrontal Cortex (5a ed.). Academic Press, 2015.
    • Fuster, J. El mágico telar de la mente. Editorial Ariel, 2020. 
    • Goldberg, E. El cerebro ejecutivo. Lóbulos frontales y mente civilizada. Editorial Crítica, 2015.
    • CRE Alzheimer. Fichas de estimulación cognitiva para Alzheimer o demencia. Funciones ejecutivas. 
    • Salud Extremadura. Ejercicios de estimulación cognitiva. Funciones ejecutivas. 

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