Presbiacusia
- Es el tipo de hipoacusia más común en personas mayores y está asociada al envejecimiento del sistema auditivo. Es un tipo de hipoacusia neurosensorial.
- Se puede producir como consecuencia de distintos factores, como el deterioro progresivo de las células ciliadas del oído interno, que son clave para el proceso de la audición, por alteraciones de otras estructuras auditivas, como la cóclea, o por degeneración del nervio auditivo.
- Este tipo de hipoacusia se caracteriza, principalmente, por una disminución o pérdida de la capacidad para oír sonidos de alta frecuencia, sonidos agudos (como pitidos, alarmas de tono agudo…) y dificultades para entender el habla, especialmente en entornos ruidosos.
- No es reversible, pero su detección temprana y corrección adecuada con audífonos pueden mejorar significativamente la calidad de vida.
Hipoacusia de transmisión
- Esta forma de hipoacusia no es exclusivamente atribuible al envejecimiento. Se produce a consecuencia de alguna afectación de la parte mecánica del oído, sea el oído externo o el medio, es decir, que se ve alterada la transmisión eficiente del sonido al oído interno.
- Entre sus causas están la acumulación de cerumen o infecciones del oído medio. Es precisa una evaluación otorrinolaringológica para determinar la causa precisa.
- Los síntomas frecuentes incluyen la sensación de oído tapado y, en general, una disminución de la capacidad auditiva que puede variar en intensidad.
- La determinación de la causa es fundamental para precisar el tratamiento más adecuado, ya sean procedimientos para extraer el cerumen acumulado (tapón de cera), administración de medicamentos, o incluso cirugía.
Hipoacusia mixta
- Se habla de hipoacusia mixta cuando se debe a la coexistencia de distintas lesiones o alteraciones que afectan a la vez a varias de las estructuras auditivas. Es, en definitiva, una combinación de hipoacusia neurosensorial y de transmisión.
- La presentación de los síntomas también es mixta, por una combinación de los propios de distintos tipos de hipoacusia, con dificultades tanto en la percepción como en la transmisión del sonido.
- Su abordaje puede implicar una combinación de tratamientos, incluidos medicamentos, audífonos, cirugía, y dispositivos auditivos avanzados.
Factores que pueden acelerar la hipoacusia en el envejecimiento
- Elevada exposición al ruido. La exposición intensa al ruido, acumulada a lo largo de la vida, contribuye al deterioro de las células auditivas. Es por eso por lo que es importante evitar escuchar música a alto volumen, usar auriculares a un volumen alto, o una exposición intensa a fuegos artificiales. Algunas profesiones están más vinculadas a una posible exposición elevada a ruidos, y es fundamental disponer y hacer un buen uso de elementos de protección auditiva. Hablamos, por ejemplo, de trabajos en la construcción, en soldaduras o profesiones relacionadas con la seguridad, como policías o militares.
- Factores genéticos. En algunos casos, la hipoacusia relacionada con el envejecimiento puede estar condicionada por factores hereditarios.
- Afecciones de salud. Algunas enfermedades o alteraciones de la salud, como la diabetes o la hipertensión, confieren un mayor riesgo de desarrollo de hipoacusia con el envejecimiento. El tabaquismo también incrementa el riesgo. Uso de ciertos medicamentos. Algunos medicamentos, como pueden ser ciertos fármacos empleados en quimioterapia para el cáncer, pueden dañar la audición.
La hipoacusia como factor de riesgo de deterioro cognitivo y demencia
Algunos estudios indican que las personas que padecen hipoacusia o pérdida auditiva, presentan una incidencia mayor de demencia, en comparación a las personas de su misma edad que no presentan alteraciones auditivas. No obstante, aunque ambas afectaciones parecen estar interrelacionadas, se desconoce la naturaleza de dicha asociación.
Algunos estudios realizados en personas de mediana edad sin deterioro cognitivo, seguidas durante un largo período de tiempo, indican una asociación entre la hipoacusia y mayores problemas de memoria y mayor atrofia del lóbulo temporal, una región del cerebro vinculada con el habla y el procesamiento auditivo, así como con la memoria y la enfermedad de Alzheimer.
Aunque se desconoce la relación de causa-efecto existente entre la hipoacusia y el deterioro cognitivo, se barajan tres hipótesis, no excluyentes entre sí:
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La hipoacusia y la demencia podrían compartir una causa neuropatológica común. En tal caso, existe la posibilidad de que la hipoacusia pudiera ser una manifestación temprana del desarrollo de una demencia, años antes de la aparición del deterioro cognitivo.
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La pérdida auditiva puede contribuir a reducir la interacción social y, progresivamente, conducir al aislamiento social. Ello puede conllevar una mayor probabilidad de soledad y/o de alteraciones en el estado de ánimo. Sabemos que la soledad y la depresión son factores de riesgo que pueden facilitar la aparición de deterioro cognitivo y de demencia.
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Por el hecho de padecer hipoacusia se requiere de un mayor esfuerzo mental para concentrarse y asegurar un procesamiento efectivo del sonido. Ejecutar esta tarea podría implicar reclutar más recursos neuronales de los necesarios, lo cual podría interferir en otros procesos cognitivos que tienen lugar de forma simultánea que implican a la memoria, las funciones ejecutivas y la atención, entre otras. Esta “sobrecarga” podría tener consecuencias adversas sobre nuestra estructura cerebral a largo plazo.
La importancia de la detección precoz para reducir el riesgo de demencia
Todo el tiempo que pase desde que se empieza a experimentar la pérdida auditiva hasta que se recibe atención médica especializada es tiempo en el que nuestra actividad comunicativa y nuestra capacidad para socializarnos se resienten. Por tanto, es fundamental solicitar una visita médica para que se pueda evaluar y tratar la pérdida auditiva si es preciso, aunque sus manifestaciones sean leves.
No hay que dudar en solicitar una consulta con atención primaria o con Otorrinolaringología si se experimenta alguno de los siguientes signos de alerta, o se lo aconseja alguien de nuestro entorno que perciba algunos de estos indicios:
- Participamos menos en conversaciones o tendemos a sentirnos aislados en reuniones de grupo.
- A menudo, se tiene la sensación de que las otras personas no vocalizan lo suficiente cuando hablan.
- Frecuentemente solicitamos que nos repitan palabras o temas durante una conversación.
- Evitamos conversaciones telefónicas, delegando en otras personas el tomar nota de los mensajes o que respondan por nosotros.
- Sentimos incomodidad en entornos con importante ruido ambiental.
- Tendencia a ver la televisión o escuchar la radio con un volumen demasiado alto (o así nos lo indican otras personas).
- No oímos ciertos sonidos cotidianos que sí que oyen otras personas de nuestro entorno (el timbre de la puerta, el teléfono, la alarma del despertador…).
La hipoacusia es un factor de riesgo de demencia potencialmente modificable
La hipoacusia puede tratarse de forma efectiva. En función del tipo de afectación puede ser necesaria una intervención quirúrgica, como un implante coclear o una reconstrucción del tímpano.
Sin embargo, ante ciertas causas de hipoacusia, como la asociada al envejecimiento, el tratamiento pasa por recurrir al uso de audífonos. Su uso no comporta ningún efecto secundario indeseable. Será el equipo especialista el que indicará la solución más adecuada en cada caso, en función de la causa y la magnitud de la pérdida auditiva.
En muchas ocasiones, tras poner remedio a la hipoacusia, se observa una clara mejoría en el rendimiento cognitivo cotidiano y en tareas relacionadas con la memoria, puesto que se restablece una vía muy importante de entrada y procesamiento de información.
Es clave implementar medidas correctivas a tiempo para reducir el impacto negativo que la hipoacusia puede ejercer sobre nuestra salud cerebral. Ha evolucionado mucho el diseño estético de los audífonos, su tamaño y, lo que es más importante, su funcionamiento. Por ello, su uso es cada vez más aceptado y sus ventajas más reconocidas, puesto que nos permiten comunicarnos, seguir conectados al entorno y seguir socializando de manera efectiva.
En conclusión, la hipoacusia podría contribuir a aumentar el riesgo de demencia. El uso de medidas correctivas resulta eficaz para minimizar este impacto negativo sobre la cognición. Su corrección contribuye a preservar la actividad comunicativa y la socialización, disminuyendo la probabilidad de caer en el aislamiento social, el sentimiento de soledad y la depresión, todos ellos factores poco deseables para nuestra salud cerebral.
Referencias y enlaces de interés
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Portal Clínic. ¿Qué es la sordera?
-
OMS. Sordera y pérdida de la audición.
-
NIH. Pérdida de audición relacionada con la edad (presbiacusia).
Publicado originalmente el 4 de noviembre de 2022, actualizado el 13 de diciembre de 2024.