Traumatismos cerebrales y riesgo de demencia

Traumatismos cerebrales y riesgo de demencia

8 min lectura
7 octubre, 2025
Índice de contenidos

    Los traumatismos cerebrales, ya sean consecuencia de accidentes, caídas o golpes en deportes de contacto, no solo generan repercusiones inmediatas en la salud. Hoy en día, crece el interés científico y social por comprender cómo los traumatismos cerebrales y demencia están relacionados, ya que estas lesiones pueden aumentar el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y problemas neurológicos a largo plazo.


     

    ¿Qué es un traumatismo cerebral?

    Cuando hablamos de traumatismos cerebrales, nos referimos a las lesiones que se producen en el cerebro como consecuencia de un impacto o una sacudida fuerte en la cabeza. En el ámbito médico, se emplean con mayor frecuencia los términos traumatismo craneoencefálico (TCE) o lesión cerebral traumática (LCT), que abarcan desde daños leves y transitorios hasta lesiones graves con secuelas permanentes.

    Los traumatismos cerebrales pueden clasificarse en distintos grados de gravedad:

    • Leves: incluyen las conmociones cerebrales, que suelen causar síntomas transitorios como dolor de cabeza, mareos o confusión.
    • Moderados: generan una afectación más duradera del nivel de alerta o de las funciones cognitivas, y pueden dejar secuelas a medio plazo.
    • Graves: implican una lesión estructural importante en el cerebro, con pérdida prolongada de conciencia y un mayor riesgo de complicaciones a largo plazo.

    Entre las causas más habituales se encuentran las caídas, los accidentes de tráfico, los deportes de contacto contacto (como el boxeo o los golpes de cabeza en el fútbol), los accidentes laborales o la violencia. Estas situaciones pueden provocar daños que, en algunos casos, se resuelven por completo, mientras que en otros desencadenan problemas neurológicos que aparecen meses o incluso años después del traumatismo.

    Evidencia del vínculo entre traumatismos cerebrales y demencia

    La investigación científica ha puesto de manifiesto que los traumatismos craneoencefálicos no solo tienen consecuencias inmediatas, sino que también pueden aumentar el riesgo de deterioro cognitivo y demencia en etapas posteriores de la vida.

    Según la Lancet Commission on Dementia Prevention, se calcula que hasta un 3 % de todos los casos de demencia a nivel global podrían prevenirse evitando los traumatismos craneoencefálicos. Este dato sitúa al daño cerebral traumático como uno de los factores de riesgo modificables con impacto en la carga total de la enfermedad.

    Además, se ha estimado que hasta un 10 % de los diagnósticos de demencia podrían estar vinculados con la presencia de al menos un traumatismo ocurrido en los 25 años previos, lo que refuerza la importancia de la prevención y del seguimiento a largo plazo de estas lesiones.

    El riesgo de demencia tras un traumatismo craneoencefálico varía en función de la gravedad de la lesión, la frecuencia de los impactos o golpes y la edad en que se producen.

    • Algunos datos científicos indican que incluso un único traumatismo moderado o grave puede aumentar el riesgo de demencia, mientras que los traumatismos leves, aunque en principio menos peligrosos, también pueden suponer un riesgo cuando se repiten.
    • Los traumatismos repetidos refuerzan todavía más esta asociación y se han vinculado con la encefalopatía traumática crónica, un cuadro neurodegenerativo descrito en personas expuestas a golpes frecuentes en la cabeza, como puede suceder en personas que practican deportes de contacto. Estudios recientes también han mostrado que estas lesiones repetidas pueden favorecer la aparición y propagación de proteínas anómalas como la tau y la TDP-43, alteraciones que también se observan en la enfermedad de Alzheimer o demencias relacionadas. Este mecanismo ayudaría a explicar por qué futbolistas o boxeadores presentan una mayor incidencia de enfermedades neurodegenerativas, reforzando la importancia de la prevención y el seguimiento en personas con antecedentes de golpes recurrentes en la cabeza. 
    • El riesgo parece ser particularmente elevado cuando el traumatismo ocurre en etapas tempranas de la edad adulta, lo que sugiere que los cerebros jóvenes pueden ser más vulnerables a sus consecuencias a largo plazo.
    • En términos globales, se estima que el riesgo de demencia de cualquier tipo puede aumentar en torno a 1,5 veces en personas con antecedentes de traumatismo craneoencefálico.

    Mecanismos fisiopatológicos implicados en los traumatismos cerebrales

    Las lesiones cerebrales traumáticas pueden poner en marcha distintos procesos que ayudan a explicar por qué aumentan el riesgo de demencia.

    • Daño estructural y neuroinflamación. El impacto puede provocar rotura de fibras nerviosas, inflamación persistente y la pérdida progresiva de neuronas.
    • Acumulación de proteínas anormales. Un traumatismo cerebral puede desencadenar la acumulación de placas de beta-amiloide y ovillos de proteína tau, que son las alteraciones neuropatológicas características de la enfermedad de Alzheimer.
    • Encefalopatía traumática crónica. En situaciones de traumatismos repetidos, puede desarrollarse una forma específica de demencia caracterizada por un patrón particular de depósitos de proteína tau.
    • Alteración de las redes cerebrales. Determinadas lesiones pueden interrumpir la comunicación entre diferentes áreas del cerebro, es decir, alterar la conectividad cerebral, lo que favorece un deterioro que se extiende con el tiempo.
    • Mayor vulnerabilidad con la edad. El traumatismo puede debilitar los mecanismos naturales de defensa y reparación del cerebro, haciéndolo más susceptible al deterioro cognitivo propio del envejecimiento.
    • Disfunción del sistema glinfático. Estas lesiones también pueden alterar el sistema encargado de “limpiar” el cerebro, dificultando la eliminación de desechos y favoreciendo la acumulación de sustancias dañinas.

    Manifestaciones cognitivas y conductuales tras una lesión cerebral traumática

    Después de un traumatismo craneoencefálico, algunas personas pueden experimentar cambios que afectan a su vida diaria y a la de su entorno cercano. Entre las manifestaciones más frecuentes se encuentran:

    • Problemas de memoria. Dificultad para recordar hechos recientes, aprender información nueva o consolidarla a largo plazo.
    • Alteraciones de las funciones ejecutivas. Dificultades en la planificación, la organización de tareas, la toma de decisiones o la resolución de problemas.
    • Cambios en el lenguaje y la comunicación. Puede aparecer dificultad para encontrar palabras, seguir conversaciones o expresar ideas con claridad.
    • Alteraciones emocionales y conductuales. Es posible observar apatía, irritabilidad, ansiedad o cambios de humor que impactan en la convivencia.

    Riesgo, prevención y recomendaciones

    Existen ciertos colectivos con una mayor exposición a traumatismos cerebrales, no solo los deportistas de contacto (boxeo, fútbol americano, artes marciales), sino también el personal militar o las personas que sufren caídas de forma recurrente, especialmente en edades avanzadas.

    • La prevención primaria es fundamental para reducir la aparición de estas lesiones. Medidas como el uso de casco en actividades deportivas o laborales, el cinturón de seguridad en vehículos y la adaptación de los entornos domésticos para evitar caídas en personas mayores o vulnerables son claves. En el ámbito deportivo, también se están aplicando cambios en las reglas para limitar los golpes en la cabeza, mejorar el material de protección y reconocer de forma precoz los síntomas de conmoción.
    • Tras una lesión, es esencial una gestión adecuada de la recuperación. El reposo y la reincorporación progresiva a las actividades ayudan a evitar daños adicionales durante los periodos de vulnerabilidad. Igualmente, es importante el diagnóstico temprano y el seguimiento a largo plazo de quienes han sufrido un traumatismo. De esta manera, se puede intervenir de manera preventiva en caso de que aparezcan síntomas de deterioro cognitivo.
    • La rehabilitación neuropsicológica puede contribuir a minimizar secuelas cognitivas y conductuales después de un traumatismo. Además, se recomienda promover hábitos que favorecen la salud cerebral, como la actividad física regular, la participación social y la estimulación cognitiva, especialmente relevantes en personas con antecedentes de lesión.

    Traumatismos cerebrales y riesgo de demencia: la importancia de la prevención y la detección precoz

    Sufrir un traumatismo craneoencefálico no significa necesariamente que la persona vaya a desarrollar demencia en el futuro. Sin embargo, la evidencia científica muestra que estas lesiones constituyen un factor de riesgo que conviene tener en cuenta.

    La prevención y la detección precoz son herramientas valiosas que pueden marcar la diferencia en la evolución de la salud cerebral y en la calidad de vida de quienes han pasado por una lesión de este tipo.

    También resulta fundamental aumentar la concienciación social: reducir la frecuencia de los golpes en la cabeza a través de medidas de protección y hábitos seguros es una estrategia que no solo evita lesiones inmediatas, sino que también puede contribuir a disminuir el riesgo de demencia en la población.

    Finalmente, recordar que, ante cualquier cambio en la memoria, la conducta o el estado emocional después de un golpe en la cabeza, es recomendable consultar con profesionales de la salud para valorar la necesidad de seguimiento y apoyo.

    Preguntas frecuentes

    ¿Un golpe en la cabeza puede causar demencia?

    Sufrir un golpe en la cabeza no significa necesariamente que la persona vaya a desarrollar demencia, pero sí puede aumentar el riesgo, sobre todo si el traumatismo es moderado o grave, o si se repiten los impactos a lo largo del tiempo. Se estima que hasta un 3% de los casos globales de demencia podrían prevenirse evitando los traumatismos craneoencefálicos, y hasta un 10% de los diagnósticos de demencia pueden estar vinculados con antecedentes de traumatismos en los 25 años previos.

    ¿Puede una lesión cerebral traumática causar demencia?

    Una lesión cerebral traumática, que puede ir desde conmociones leves hasta daños graves, está asociada con mayor riesgo de demencia. Incluso un único traumatismo grave puede incrementar el riesgo, mientras que los repetidos aumentan aún más la probabilidad y se vinculan con cuadros como la encefalopatía traumática crónica. También se ha observado que estos traumatismos pueden favorecer la acumulación de proteínas anormales (como tau y beta-amiloide), alteraciones también presentes en enfermedades como el Alzheimer.

    ¿Qué consecuencias pueden traer al cerebro los traumatismos craneoencefálicos?

    Los traumatismos craneoencefálicos pueden tener varias consecuencias tanto inmediatas como a largo plazo:

    • Daño estructural y neuroinflamación: rotura de fibras nerviosas, inflamación persistente, pérdida progresiva de neuronas.
    • Acumulación de proteínas anómalas, como placas de beta-amiloide y ovillos de tau.
    • Encefalopatía traumática crónica, en casos de traumatismos repetidos.
    • Alteración de las redes cerebrales y conectividad, lo que favorece un deterioro progresivo.
    • Disfunción del sistema glinfático, dificultando la eliminación de desechos cerebrales.
    • En cuanto a síntomas, puede haber problemas de memoria, alteraciones de funciones ejecutivas, cambios en el lenguaje y la comunicación, además de alteraciones emocionales y conductuales como apatía, irritabilidad o ansiedad.


    Referencias

    • Livingston, Gill et al. Dementia prevention, intervention, and care: 2024 report of the Lancet standing Commission. The Lancet, Volume 404, Issue 10452, 572 – 628
    • Graham NS, Sharp DJ. Understanding neurodegeneration after traumatic brain injury: from mechanisms to clinical trials in dementia. J Neurol Neurosurg Psychiatry. 2019 Nov;90(11):1221-1233
    • Zhao X, Zeng W, Xu H, et al. A microtubule stabilizer ameliorates protein pathogenesis and neurodegeneration in mouse models of repetitive traumatic brain injury. Sci Transl Med. 2023 Sep 13;15(713):eabo6889
    • Gardner RC, Burke JF, Nettiksimmons J, Kaup A, Barnes DE, Yaffe K. Dementia risk after traumatic brain injury vs nonbrain trauma: the role of age and severity. JAMA Neurol. 2014;71(12):1490-1497. 
    • Fleminger S, Oliver DL, Lovestone S, Rabe-Hesketh S, Giora A. Head injury as a risk factor for Alzheimer's disease: the evidence 10 years on; a partial replication. J Neurol Neurosurg Psychiatry. 2003;74(7):857-862. 
    • Nordström P, Michaëlsson K, Gustafson Y, Nordström A. Traumatic brain injury and young onset dementia: a nationwide cohort study. Ann Neurol. 2014;75(3):374-381. 
    • Ramlackhansingh AF, Brooks DJ, Greenwood RJ, et al. Inflammation after trauma: microglial activation and traumatic brain injury. Ann Neurol. 2011;70(3):374-383. 
    • Johnson VE, Stewart W, Smith DH. Traumatic brain injury and amyloid-β pathology: a link to Alzheimer's disease? Nat Rev Neurosci. 2010;11(5):361-370. doi:10.1038/nrn2808
    • McKee AC, Cantu RC, Nowinski CJ, et al. Chronic traumatic encephalopathy in athletes: progressive tauopathy after repetitive head injury. J Neuropathol Exp Neurol. 2009;68(7):709-735
    • Gavett BE, Stern RA, McKee AC. Chronic traumatic encephalopathy: a potential late effect of sport-related concussive and subconcussive head trauma. Clin Sports Med. 2011;30(1):179-xi
    • Shively S, Scher AI, Perl DP, Diaz-Arrastia R. Dementia resulting from traumatic brain injury: what is the pathology? Arch Neurol. 2012;69(10):1245-125
    • Wilson L, Stewart W, Dams-O'Connor K, et al. The chronic and evolving neurological consequences of traumatic brain injury. Lancet Neurol. 2017;16(10):813-825.

    ¡Haz tu donación con tan solo 3 pasos!

    Con 30€/mes hacemos punciones lumbares para avanzar en el diagnóstico del Alzheimer

    Ayúdanos a vencer esta enfermedad

    Entidades solidarias