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¿Cuál es la diferencia entre Alzheimer y demencia?

5 min lectura
10 octubre, 2024
Índice de contenidos

    Aunque se trata de dos conceptos distintos, Alzheimer y demencia son conceptos estrechamente relacionados porque el Alzheimer es la principal causa de demencia. 

    En este artículo hablamos de las principales diferencias entre ambos conceptos y apuntamos brevemente a algunos tipos de demencia debidos a alteraciones o enfermedades distintas al Alzheimer.

    ¿Qué es el Alzheimer?

    La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por una lenta acumulación de cambios cerebrales patológicos que van alterando el funcionamiento de las neuronas

    Durante muchos años progresa sin síntomas porque el cerebro tiene cierta capacidad para ir compensando estas alteraciones gracias, entre otras cosas, a la reserva cognitiva. Sin embargo, llega un momento en que ya no lo puede “ocultar” más y es cuando empiezan a aparecer los indicios de deterioro cognitivo; normalmente, con problemas de memoria que, si son a causa del Alzheimer, con el tiempo derivarán en demencia.

    ¿Y qué es la demencia?

    La diferencia entre Alzheimer y demencia es que esta última es un conjunto de signos y síntomas producidos por una alteración cerebral (como el Alzheimer) que provoca la pérdida de capacidades cognitivas de la persona afectada. Además, suelen aparecer alteraciones del estado de ánimo y de la conducta y, todo junto, impide que la persona pueda llevar a cabo independientemente sus actividades cotidianas. Por tanto, conlleva una pérdida de autonomía y la consecuente dependencia de terceras personas.

    El Alzheimer, la principal causa de demencia

    La enfermedad de Alzheimer, por las alteraciones cerebrales que conlleva, es la principal causa de demencia, pero no es la única. Se calcula que 1 de cada 10 personas mayores de 65 años padece algún tipo de demencia y, entre un 60 y un 70% de los casos es debida a la enfermedad de Alzheimer.

    La segunda causa más frecuente tiene que ver con alteraciones vasculares cerebrales, de la circulación sanguínea cerebral, dando lugar a otro tipo de demencia: la demencia vascular. Otras enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad por cuerpos de Lewy, o alteraciones tóxico-metabólicas como las producidas por el alcoholismo crónico, así como otros tipos de enfermedades, también pueden ser causa de deterioro cognitivo o de demencia.

    ¿Todas las demencias son iguales?

    Conocida la diferencia entre Alzheimer y demencia, surge la cuestión de si todas las demencias son iguales. Aunque todas las demencias se caracterizan por la alteración de las funciones cognitivas y de la conducta, produciendo la pérdida de autonomía, según la causa y las zonas cerebrales afectadas, predominarán unos u otros síntomas y la evolución será diferente.

    En el caso de la enfermedad de Alzheimer, normalmente, las primeras dificultades cognitivas se reflejan en una pérdida de memoria para hechos recientes, pero, progresivamente, se añadirán, entre otros, problemas de lenguaje, de orientación, de razonamiento, o de reconocimiento visual, apareciendo otras alteraciones relacionadas con la percepción y con otras funciones cognitivas a lo largo de distintas fases de la enfermedad

    También aparecerán problemas de comportamiento y del estado de ánimo. Todo ello hará que la pérdida de autonomía sea cada vez mayor, puesto que se trata de un proceso irreversible. Por ello, las personas afectadas siempre terminan requiriendo de una atención continuada, que suele recaer en algún familiar: la persona cuidadora principal.

    No todas las demencias son a causa del Alzheimer

    Como se ha comentado anteriormente, aunque la enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia, no es la única. Existen varios tipos de demencia, cada uno con causas y características propias. Estos son algunos de los tipos de demencia más frecuentes:

    • Demencia vascular. Este tipo de demencia es la segunda más común y está causada por problemas en la circulación sanguínea del cerebro. Los pequeños infartos o la obstrucción de los vasos sanguíneos pueden afectar áreas clave del cerebro, lo que da lugar a síntomas como la confusión, la desorientación, la pérdida de concentración o la dificultad para resolver problemas. Su evolución es habitualmente más escalonada que la del Alzheimer.
    • Demencia frontotemporal. Afecta principalmente a los lóbulos frontal y temporal del cerebro y sus síntomas impactan particularmente en la personalidad, el comportamiento y el lenguaje. Las personas que padecen este tipo de demencia suelen experimentar cambios drásticos en su conducta, como pérdida de empatía y comportamientos impulsivos o inapropiados, y dificultades para encontrar las palabras adecuadas o comprender el lenguaje. Suele aparecer a una edad más temprana que otros tipos de demencia, afectando principalmente a personas entre los 45 y los 65 años.
    • Demencia por cuerpos de Lewy. Es la tercera causa más frecuente de demencia. Se caracteriza por la presencia de depósitos anormales de una proteína llamada alfa-sinucleína en el cerebro (conocidos como cuerpos de Lewy), que interfieren en la función cerebral. Los síntomas pueden incluir fluctuaciones en el estado cognitivo, alucinaciones visuales y problemas de movimiento similares a los de la enfermedad de Parkinson. La demencia por cuerpos de Lewy puede confundirse con otras enfermedades neurodegenerativas en sus primeras etapas.

    Además de estas, otras condiciones como el alcoholismo o enfermedades metabólicas también pueden causar demencia, aunque son menos comunes. Es fundamental estar atentos a los primeros signos de deterioro cognitivo para recibir un diagnóstico temprano y adecuado para poder beneficiarse lo antes posible del tratamiento correspondiente. Es fundamental tener presente que el tratamiento incluye tanto lo farmacológico como lo no farmacológico. Asimismo, se puede actuar sobre muchos factores para prevenir la demencia o para incidir en el desarrollo de los síntomas. 

    La demencia senil no existe

    Probablemente hemos oído muchas veces algo como que “era mayor y, claro, tenía demencia senil”, justificando por la edad de una persona una pérdida de capacidades que llega a afectar al razonamiento. Es cierto que el envejecimiento tiene un cierto impacto en algunas capacidades cognitivas, pudiendo resultar más difícil recuperar alguna información de la memoria, necesitando más tiempo para hacer algunas cosas o mostrando menor flexibilidad, haciéndose más difícil adaptarse a según qué cambios. No obstante, el envejecimiento no es causa de demencia.

    Hay muchas personas que llegan a edades muy avanzadas con sus capacidades cognitivas casi intactas. La demencia senil, como tal, no existe. Es un término que se solía emplear con frecuencia cuando no se tenía tanto conocimiento acerca de la diferencia entre Alzheimer y demencia, pero sobretodo, de los distintos tipos de demencia y sus causas, añadido a que la mayoría de demencias aparecen en edades avanzadas. 

    Sabiendo hoy en día que la enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de demencia, es muy probable que muchos de los casos que se atribuyeron erróneamente a “demencia senil” fueran, en realidad, casos de enfermedad de Alzheimer o de demencia debida a otra causa. No obstante, cuando una persona presenta demencia, sea a la edad que sea, es porque algo la está causando, pero no es una consecuencia normal del envejecimiento.

    Es muy importante prestar atención a la aparición de señales de alerta que puedan sugerir una demencia o cualquier forma de deterioro cognitivo y solicitar atención médica para que se pueda determinar su origen, su alcance y proporcionar el tratamiento más adecuado.

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    Publicado originalmente el 17 de diciembre de 2020, actualizado el 30 de septiembre de 2024.

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